1 de junio de 2025 - 15:41

Marcela Furlani: "Estamos domesticados para mirar las cosas con demasiada ligereza"

La producción de la artista visual, gestora y curadora independiente la ubica en un lugar de indudable referencia. Un recorrido por su exposición actual, "TRIPA-cobijo", y los conceptos que se desprenden de su trabajo.

La sala está ahora vacía de personas, aunque cargada de presencias. Un texto curatorial invita a traspasar el muro y a liberarse de lo que afuera sucede para habitar otro tiempo, el que propone el infinito abordaje del arte. En el imaginario de Marcela Furlani hay lugar para todo, porque la herramienta creativa le permite desandar los propios límites.

Pinturas, dibujos, técnicas mixtas, fotografías, cerámicas, textiles, videos, objetos y sonidos contienen la esencia de “TRIPA-cobijo”, una muestra individual en la que se siente en varios sentidos, expuesta.

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Marcela Furlani expone en ArteH, el espacio de Hipercerámico, hasta fines de junio. Foto: Marcelo Álvarez.

Marcela Furlani expone en ArteH, el espacio de Hipercerámico, hasta fines de junio. Foto: Marcelo Álvarez.

En ArteH, el espacio de Hipercerámico que dirige y coordina Daniel Rueda, la creadora toma el espacio y lo vuelve un nido propio: descarnado, sombrío, honesto y tierno. En esta “retro-introspectiva”, que caminó en el proceso junto a su colega Egar Murillo, distintas instalaciones configuran los escenarios y la atmósfera propia de cada obra.

Aparecen las “Formas del amor” en 93 pétalos de cerámica que son la jarilla en extinción y “Crisálida cobijo”, el árbol de laurel centenario que ya seco en el patio de su casa fue luego compañía en el taller y ahora es un transformer con rueditas. “Tripa cardinal”, con objetos encontrados, dibujos, Mafalda, patos, monos y elefantes. Y los homenajes a maestros, familiares y profundos amores, incluido el de la Historia del Arte. En una secuencia de elementos, Marcela Furlani siente estar ante una performance invisible donde los espejos, lo efímero y lo trascendental cobran fuerza y sentido.

“Tripa por lo que me atraviesa, por lo profundo que viene de las entrañas. Cobijo, porque después de un inmenso dolor puede venir algo bello y nuevas formas de sentirse afortunado a pesar de”, resume sobre el título de la muestra.

Marcela Furlani es artista visual, gestora y curadora independiente. Su producción artística discurre entre materialidades, preguntas y acciones diversas, con una trayectoria que la ubica en un lugar de indudable referencia.

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Una de las obras en colaboración con la Vj Julia Posadas. Foto: Marcelo Álvarez.

Una de las obras en colaboración con la Vj Julia Posadas. Foto: Marcelo Álvarez.

-¿Qué representa en lo personal esta muestra, “TRIPA-cobijo”, y cómo surgió?

-Esta muestra ha sido de una intensidad inusual y tuvo mucho que ver mi colega y amigo Egar Murillo, quien falleció en marzo de este año. Daniel Rueda, director del espacio, me invitó a exponer en el 2023 y por diferentes motivos se concretó en abril del 2025 -está abierta al público hasta fines de junio-. Con Egar veníamos transitando un vínculo asiduo de trabajo, investigación y compartir proyectos como el "Laboratorio de dibujo erótico" o la edición de su libro de poemas junto a Gabriela Nafissi y Melisa Carrasco: "PMS PRSNTS". He trabajado muy pocas veces con curadores en mis muestras, salvo una vez que intervino Eduardo Médici en el Museo Sívori de Buenos Aires. Por supuesto que siempre hay aportes de otros pares y disciplinas, pero en este caso la mirada de Egar surgió de la necesidad de seguir formando un pensamiento crítico sobre lo que sucede y la propia obra.

-¿En qué sentido Egar Murillo está presente en la exposición?

-En muchos sentidos. Uno de ellos tiene que ver con tomar una conciencia más plena de la dimensión política de mi visión poética. Cuando se trabaja con una imagen más críptica, como es mi caso, más vinculada a un imaginario donde no hay representación de la figura humana, por ejemplo, lo que intento es desentrañar una carga en lo simbólico que tienen las cosas y los materiales, que asocio a ideas significativas para mí. Egar colaboró para que pudiera asistir a mi hacer desde una mirada política más consciente. Yo sentía que a mi discurso le faltaba eso.

-¿Cuáles son los principales conceptos que atraviesan “TRIPA-cobijo”, una exposición donde las instalaciones, el video, los objetos y el sonido tienen presencia?

-Esta muestra tiene una relación cercana con las extinciones, con lo que está pasando en el planeta y con el concepto de territorio, que es algo con lo que trabajo desde hace muchos años. A veces uno no se da cuenta de cómo el tiempo te alcanza. En este caso yo no puedo proponer ningún tipo de solución pero considero que el arte sigue siendo una instancia de reflexión y también hay aspectos de la producción artística, como el intento de belleza, que son una pausa en el espanto y la complejidad de lo que se vive en el mundo y en lo cercano. Creo que el arte tiene la posibilidad de presentarse como un lugar de introspección para cambiar el ritmo, el timing con el que estamos codificados para observar y sentir. Estamos de algún modo domesticados para mirar las cosas con demasiada ligereza, mucha rapidez y de manera muy efímera. En este caso pude retomar algunos proyectos sobre los que ya había desarrollado algunos elementos y las ideas actuales se conectan con cuestiones de mis producciones anteriores.

-¿Qué observaciones te despierta la realidad actual?

-Que es una realidad multidimensional y compleja: también me sorprende lo bueno, pero me llama la atención aquello que no logramos solucionar e incluso empeora. Que no cuidemos el planeta pese a mil discursos, que no haya suficiente trabajo, que no haya agua potable en todas partes, que de manera definitiva la educación no termine de ser un eje central en nuestro proyecto de país, que el amor esté devaluado… Pienso y me pregunto, no de manera negativa necesariamente, en cómo incidirá la Inteligencia Artificial en nuestras vidas, en el individualismo que acecha y la posibilidad de que cada vez nos volvamos menos solidarios… La lista es larga. Me preocupa que todo sea descartable.

-¿Cómo es trasladado esto a la muestra?

-En este caso, llevado a la exposición, es un acento y no un discurso, es un llamado de atención. La idea fue hacer un gran scroll, recuperar otros momentos y morfologías de mis obras, poner en común todo lo que soy hoy y la necesidad de pensar la vida y la muerte a través de distintas metáforas. Aquí también hay un anclaje con la historia del arte de modo muy consciente con los recursos y elementos posibles y a mano. Mi fuerte base conceptual ha devenido del trabajo, los movimientos, los viajes y un constructo que en este caso está sostenido en lo manual y el gesto. He sentido la necesidad reciente de pararme en una especie de escalera para mirar lo que me ha alimentado. Por eso las evocaciones de la modernidad están tan presentes y también la recuperación de los oficios. No hay que ser mesiánico, hago lo que puedo por necesidad vital y no tiene por qué importarle a nadie. Caminamos sobre una gran paradoja siempre: el deseo y lo que puede suceder.

-¿En relación al espectador, te proponés algo? ¿Es relevante el juego para la construcción de tus obras artísticas?

-Con gestos mínimos me interesa que el otro también se pueda identificar. No siempre he pensado de esta manera. Si bien la obra en primera instancia es un efecto de mi inquietud, para hablar de determinados temas elijo ciertos materiales pero también la polisemia y la mirada de los espectadores me sorprende y enseña. En relación al juego y lo lúdico está presente desde una visión acotada, sobre todo en la complicidad y lo cotidiano. Yo no pretendo que se haga una lectura sobre cada detalle sino que respondo las preguntas que me hago con obras.

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-También está muy presente en tus trabajos la sombra y la oscuridad. ¿Ha sido una intención premeditada?

-Ufff. Creo que mostrar la oscuridad quizás es el signo más honesto de mi parte, porque la fragilidad y la sombra están muy cerca. La sociedad, dentro de ciertos parámetros, tiende a ser exitista y parece ser todo fantástico y perfecto, sino no tiene sentido. En eso también está Egar presente, porque en el diálogo con él muchas veces me sinceré sobre esas cuestiones. Si bien la oscuridad ha estado latente y presente en mis obras siempre, en esta oportunidad lo siento un poco más ostensible con su dualidad: la acumulación y la llanura.

-¿Cómo es tu proceso de trabajo e investigación, teniendo en cuenta que aparecen diversos materiales, objetos y armado de instalaciones?

-Es un proceso simultáneo y de hermenéutica, donde investigo y a la vez voy trabajando, a veces con aturdimiento, frente a la cantidad de estímulos a los que soy permeable. Me supera por lo que sucede a mi alrededor y debo ser selectiva y acotar para profundizar. Hay piezas que he soñado de manera literal: porque el trabajo de tantas horas diarias me lleva al sueño como un momento de decantación. En reiteradas oportunidades me despierto a la hora que sea, voy al taller y hago una anotación o un croquis que viene de ese silencio y falta de control. Es como si se limpiara un cúmulo de cosas. Pero también es importante para mí separarme afectivamente de lo que estoy haciendo.

-Tu desarrollo, también como docente, gestora y curadora de arte está muy ligado a las nuevas generaciones de artistas. ¿Cómo se ha dado esta conexión con los creadores actuales de Mendoza?

-Ha sido un proceso orgánico en mi vida. De joven ya me juntaba con artistas más grandes como Luis Quesada, por ejemplo. Eso devino en un vínculo que me abrió a otros artistas, profesores y colegas, más o menos cercanos en el tiempo. La obra, el producir, el investigar, te genera curiosidad y lo transgeneracional es fundamental. Es absurdo creer que uno inventa el fuego. Pertenezco a una generación donde el paso de lo analógico a lo digital fue vertiginoso y no hubo procesos intermedios. Quienes nacieron en lo digital lo tienen incorporado como coreografía cotidiana y como herramienta básica. Entonces en esa puesta en diálogo se aprende en ambos sentidos sobre la vida y eso es maravilloso.

“TRIPA-cobijo”, para recorrerla en ArteH

En su reciente muestra individual, que se despliega por los 150 m2 que tiene la sala expositiva ArteH, Marcela Furlani comparte un proyecto al que define como “retro-introspectivo”, con obras de realización reciente que en muchos casos tienen una pista en el pasado “donde sentía que no había podido llegar al hueso, por circunstancias de la vida”.

Para llevar adelante la exposición fue determinante la invitación de Daniel Rueda, director del espacio de Hipercerámico. Participaron Mónica Canto y Sol Delgado en co-autoría de una obra, Victoria Díaz y Julia Posadas en co-realización técnica y un equipo de asistencia con Lorena Jorge, Emilia Sánchez, Poli Castillo, Facundo Ledesma, Nicolás y José Rivas. También colaboraron Vivian Magis, Marcos Roca, Sonia López, Mariana Barón y Blas Aranguren.

La exposición puede visitarse hasta fines de junio, de lunes a viernes de 9 a 18, y sábado de 9 a 13 h. con entrada libre. En Acceso Norte y Manuel A. Sáez, Las Heras.

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TRIPA-cobijo es el nombre de la exposición más reciente de la artista visual Marcela Furlani en Mendoza.

TRIPA-cobijo es el nombre de la exposición más reciente de la artista visual Marcela Furlani en Mendoza.

Ping-Pong con Marcela Furlani

-¿Un sueño recurrente?

-Que puedo volar dentro de distintos espacios. El concepto de libertad es muy complejo. Como dice Gabo Ferro en una de sus canciones: "Es que la jaula es tan grande que parece que volás"… Supongo que es un sueño muy compartido.

-¿Qué te desata la risa?

Lo absurdo cuando se expresa de manera muy seria. Cuando pasa algo que nadie entendió, pero se cruzan las miradas de manera cómplice y viene la risa a coro….

-¿Un hobby o cualidad oculta?

-La cocina, el cocinar para alguien. También lo que se come está involucrado en mi hacer artístico. Me interesa leer sobre lo que significa el alimento.

-¿Tu sitio en el mundo?

-Creo que mi casa-taller y el mundo…

-¿Un proyecto pendiente?

-Dos o tres. Un libro sobre la obra de Eduardo Tejón y después, otro sobre la mía. Viajar al norte argentino con tiempo…

-¿A qué libro volverías una y otra vez?

-No soy buena lectora, pero la poesía de César Vallejo está en mi mesa de noche y "La extracción de la piedra de la locura", de Alejandra Pizarnik, también.

-¿Un maestro o maestra de la vida?

-Mi mamá, es una mujer increíble, amorosa, con una capacidad de resiliencia que me enseña a cada paso, aún cuando no estemos de acuerdo.

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