La campeona Yésica Marcos ya consiguió algo de material de construcción y un teléfono, pero necesita más ayuda

A 8 años de su último título mundial de boxeo, la sanmartiniana no la está pasando nada bien. Debió vender su casa por deudas y vive en una precaria vivienda de palos, chapas y nailon -que levantó ella misma- junto a 9 mascotas. Luego de que se conociera su duro presente, varias personas se comunicaron para ayudarla, aunque sigue necesitando de la solidaridad.

La multicampeona Yésica Marcos (35) vive en una casa de nailon, palos y chapa que ella misma levantó en San Martín, al costado de la ruta. Necesita ayuda para construir su casa. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
La multicampeona Yésica Marcos (35) vive en una casa de nailon, palos y chapa que ella misma levantó en San Martín, al costado de la ruta. Necesita ayuda para construir su casa. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

En las buenas; siempre. En las malas; ¡mucho más! El presente de la mendocina y ex campeona mundial de boxeo Yésica Marcos (35) dista -y mucho- de lo que fueron sus años de gloria y esplendor allá por el período comprendido entre 2009 y 2013, cuando se alzó con los cinturones Supergallo de la AMB (Asociación Mundial de Boxeo) y OMB (Organización Mundial de Boxeo). Sin casa propia -sostiene que debió venderla por una gran cantidad de deudas acumuladas- y con su carrera deportiva arriba del ring “en pausa”, el “Bombón Asesino” -apodo con el que saltó a la fama mundial- vive en un precario ranchito de palos, madera, nailon y chapa que ella levantó en su San Martín natal y al costado de la Ruta 7. Junto a ella viven sus 8 perritos y su gatita, Mancha.

Con ayuda de dos amigos, Yésica pudo levantar su casa de madera, nailon y chapa en un terreno al costado de la Ruta 7. Pide ayuda a la gente para que le donen material de construcción y pueda construir su casa en el lugar. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
Con ayuda de dos amigos, Yésica pudo levantar su casa de madera, nailon y chapa en un terreno al costado de la Ruta 7. Pide ayuda a la gente para que le donen material de construcción y pueda construir su casa en el lugar. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

Y si bien gran parte de aquellos que la rodearon cuando su nombre era sinónimo de fama -y, por supuesto, dinero- hoy brillan por su ausencia, Yésica tiene a su lado a esa gente que está cuando una más lo necesita. Y Las Chacareras Mendocinas -el equipo de fútbol de mujeres del Atlético Club San Martín-, equipo en el que Yésica juega como defensora, son parte de estas incondicionales.

“Las chicas se pusieron en campaña y ayudaron muchísimo con la difusión, tanto que ya me han dicho que consiguieron postes y palos para poder reforzar y empezar a construir mi casa”, destaca Marcos con su humildad y timidez característica en su frágil vivienda. “La gente de Vialidad también me ha donado una camionada de mezcla de arena y ripio, la verdad es que estoy muy agradecida a cómo ha ayudado la gente”, agrega con entusiasmo la deportista, quien de a poco va sumando manos y almas solidarias que la ayudan. La dura actualidad y el día a día de la boxeadora, que se hizo público durante los últimos días, conmovieron a toda la comunidad mendocina, y la ayuda comenzó a llegar de todos lados. ¡Si hasta hace no mucho tiempo Yésica era una de las abanderadas e íconos del deporte mendocino!

“Un señor me regaló un teléfono, y eso también ayuda mucho”, agrega. Porque hasta hace un par de días, Yésica tenía que marcar o atender a ciegas cualquier llamado y ni siquiera podía pensar en utilizar WhatsApp. Pero aquel viejo teléfono con la pantalla reventada y sobreviviente de tantas batallas y caídas fue pasado a retiro por la campeona, quien ahora está aprovechando el celular donado, el mismo al que todos los días le llegan mensajes o llamados para ver cómo ayudarla. Pero todavía falta.

Cómo ayudar

Yésica Marcos sueña con construir su propia casa de material, que se parezca aunque sea un poquito a aquella que logró construir en sus años de bonanza en el barrio Norte de San Martín. Por esto mismo es que, más allá de la ayuda que ya ha recibido -mucha ya es concreta, y se le suman las “promesas de”-, la otrora campeona nacional, continental y mundial sigue necesitando de la solidaridad.

Por esto mismo es que quienes quieran ayudar a Yésica Marcos para que pueda construir su casa pueden comunicarse al celular de la boxeadora (2664668589) o al de su amiga Laura (2634668916), quien siempre está a su lado para ayudarla en lo que necesite.

Entre los materiales de construcción que necesita Yésica se destacan ladrillos, hierro, arena, ripio y cemento.

Peleándola más que nunca, pero sin tirar la toalla

A casi 8 años de haber defendido su último título, “El Bombón Asesino” conserva su característica sonrisa, sincera y pícara, así como también sus cortas, pero contundentes palabras. Hace casi 8 años debió vender su casa y, tras probar suerte en Chile y en San Luis, regresó a sus tierras. Pero su día a día no es el ideal, ni siquiera es fácil de sobrellevar. En un pequeño terreno que consiguió uno de sus hermanos al costado de la ruta 7 -al lado de un salón de eventos y en las afueras de San Martín-, La Leona se ha instalado y, con ayuda de dos amigos, levantó su “casita de cristal” (como ella misma ha llamado).

Algunos palos de madera, mucho alambre, chapa –que consiguió y sigue consiguiendo como puede- y cuanto retazo de nailon encuentra le dan forma a este refugio, donde transcurre gran parte de sus días desde hace poco más de un mes.

Sin trabajo estable, la boxeadora se gana la vida con un contrato que tiene con la Municipalidad de San Martín y que la tiene como instructora de clases de boxeo en el Polideportivo Torito Rodríguez todos los días. “No es mucha plata, pero al menos me da algo de ingresos y puedo ir manejándome. Mi sueño es poder construir mi casa acá mismo, tener un patio para los perritos y paredes para no tener que estar preocupada porque se pueden escapar. Si alguien puede ayudarme con material, me vendría muy bien. Lo que más necesito es cemento, hierro, ripio, arena y ladrillos”, destacó Yésica a Los Andes en una charla de hace algunos días.

Yésica ganó varios títulos entre 2009 y 2013. también estuvo viviendo -y boxeando- en Chile, hasta que regresó. Debió vender su casa en un barrio de San Martín por las deudas que mantenía. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
Yésica ganó varios títulos entre 2009 y 2013. también estuvo viviendo -y boxeando- en Chile, hasta que regresó. Debió vender su casa en un barrio de San Martín por las deudas que mantenía. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

Hace casi tres años que Yésica no boxea de forma profesional, pero las clases diarias en “el Torito” mantienen su rutina en la actividad que tantas alegrías les dio. De hecho, Marcos ni siquiera se considera retirada. “Intenté volver a boxear, pero está difícil la mano. Eso no quita que en algún momento pueda llegar a volver, todavía no me he retirado ni he colgado los guantes; solamente estoy en una pausa. Ahora la estoy peleando más que cuando boxeaba, pero todavía no tiro la toalla”, sostuvo con contundencia hace unos días, y dejó en claro que no está en la lona.

Su carrera

Yésica Marcos nació en San Martín el 5 de marzo de 1986. Su infancia no fue nada fácil y con 12 años abandonó su casa. A los 14 años comenzó a boxear.

Desde temprana edad, la carrera de Yésica asomaba como promisoria y, siendo aún una adolescente, comenzó a entrenar profesionalmente. Entre 2009 y 2013, Yésica Marcos se consagró campeona argentina, sudamericana y mundial en la categoría Supergallo, tanto de la AMB como de la OMB.

Yésica, devota de la Virgen María, la lleva en la piel y cada noche pide por poder construir su casa de material en el terreno que ha conseguido. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
Yésica, devota de la Virgen María, la lleva en la piel y cada noche pide por poder construir su casa de material en el terreno que ha conseguido. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

Entre 2016 y 2019, El Bombón Asesino estuvo viviendo en Chile, continuó con su carrera pugilística y hasta viajó a Francia para defender su título, aunque perdió por puntos. Esos fueron sus últimos pasos -hasta ahora- en el boxeo, al menos de forma profesional.

Yésica nunca logró adaptarse a vivir en el extranjero, lejos de su ADN y de sus afectos, por lo que regresó a Mendoza. También estuvo un tiempo viviendo en San Luis, donde descubrió el fútbol, otras de sus pasiones, la misma que aún mantiene y hasta le ha dado ese grupo de amigas inseparables que tanto la están ayudando en estos días: Las Chacareras Mendocinas.

En el pequeño terreno en que levantó su precaria vivienda, Yésica vive con 8 perros y una gata. Por la noche, todos duermen en el único ambiente y la única cama que tiene la casa. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
En el pequeño terreno en que levantó su precaria vivienda, Yésica vive con 8 perros y una gata. Por la noche, todos duermen en el único ambiente y la única cama que tiene la casa. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

En su humilde vivienda, ubicada en el simple y pequeño terreno donde la campeona sueña con construir su casa, Yésica vive con sus 8 perros y su gatita. Ella misma construyó una especie de canil con tela metálica para la perra Akila y sus seis hijos –”las bendis”, como le dice Yésica en broma-: Perla, Nikita, Droopy, Luna, Estrella y Pelusa. A ellos se les suman, como una especie de hermanas adoptivas, la perrita India y la gatita Mancha.

El interior de la precaria casa, en tanto, cuenta con un único ambiente, con piso de tierra, paredes de madera y nailon y techos de chapa. Un horno –conectado a una garrafa-, un televisor y la cama de la boxeadora son el único mobiliario del espacio, que tiene una y mil filtraciones por más que Yésica ha intentado cerrar una y mil veces. “Me gustaría volver a tener una casa con patio, con paredes, donde no tenga miedo de que los perritos se me escapen o los atropellen”, sueña en voz alta.

Yésica y una de sus perritas, la temerosa India. Ella misma ha construido un canil en el mismo terreno, donde India pasa gran parte del día con Akila y sus seis hijos. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
Yésica y una de sus perritas, la temerosa India. Ella misma ha construido un canil en el mismo terreno, donde India pasa gran parte del día con Akila y sus seis hijos. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

En medio de tantas pálidas y con un gris presente, resulta por demás admirable la manera en que Yésica Marcos elige ver el vaso “mitad lleno”. Porque, como ella misma dijo, “todavía sigo siendo ‘El Bombón Asesino’, y voy a serlo por siempre”.

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