7 de mayo de 2025 - 20:01

Javier Gómez Figueroa en Aconcagua Radio: "La clave con la minería es mitigar el impacto"

El complejo camino que un proyecto minero debe hacer para realizarse. En Aconcagua Radio, Javier Gómez Figueroa, experto en geología, reflexiona sobre el tema.

La industria minera enfrenta un arduo camino desde la identificación de una manifestación mineral hasta la puesta en marcha de una mina. La estadística es elocuente: de cada centenar de proyectos con indicios de cobre o ciclo de oro, apenas dos o tres logran concretarse en explotaciones viables, según explicó el geólogo Javier Gómez Figueroa a Aconcagua Radio.

Gómez Figueroa describe el proceso inicial: ante la detección de rocas con concentraciones anómalas de cobre en zonas como Malargüe o Uspallata, se inician estudios de gabinete con imágenes satelitales. Posteriormente, se realizan muestreos de campo que son enviados a laboratorios de geoquímica para su análisis. En Mendoza existen laboratorios especializados en esta área. A partir de los resultados, se elaboran mapas de concentración y espesores para determinar si el mineral se encuentra en vetas (corridas de cuarzo con mineralización) o disperso en el subsuelo.

La viabilidad de la explotación depende de las características geológicas del terreno y de la existencia de una ruta factible para la extracción del mineral. Gómez Figueroa cita el caso del proyecto Pachón en San Juan, descubierto en la década de 1960. A pesar de su potencial, la dificultad para transportar el mineral desde la zona de Barrial hasta un puerto, sumado a una concentración moderada del recurso, lo han mantenido subeconómico hasta el momento. "No es fácil llevar un proyecto minero a una explotación", enfatiza el experto, señalando la necesidad de cumplir con diversos criterios para que un proyecto deje de ser un estudio y se convierta en una realidad rentable. Además, la fluctuación del precio de los commodities como el oro y el cobre juega un papel determinante en la viabilidad económica de cada proyecto.

El cobre, mineral estrella

En el contexto actual mendocino, el cobre emerge como el mineral estrella, dada su importancia crucial en la transmisión de electricidad, un factor clave en el desarrollo tecnológico y energético futuro.

La extracción del cobre varía según las características geológicas del terreno, pero comúnmente implica una explotación a cielo abierto ("open pit"), una excavación a gran escala donde el mineral se encuentra distribuido. Sin embargo, el cobre raramente se encuentra en estado nativo. Gómez Figueroa puntualiza que, generalmente, aparece asociado a otros minerales como la malaquita, azurita, cuprita, bornita y calcopirita, de los cuales debe ser separado mediante procesos metalúrgicos específicos.

La identificación de los yacimientos es un proceso complejo que involucra el análisis de la geología regional. Gómez Figueroa explica que las zonas volcánicas históricamente han sido propicias para la formación de depósitos de cobre. Si bien el norte de Mendoza no presenta volcanismo actual, la región del Valle de Uco hacia el sur sí. Además, antecedentes históricos como el "Plan Cordillerano" de las décadas de 1960 y 1970, impulsado por el gobierno nacional, realizaron un primer relevamiento de las posibles manifestaciones de cobre en Argentina. Actualmente, se recurre a bases de datos del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR) y al catastro minero para identificar áreas con potencial y que no hayan sido concesionadas. Individuos o empresas pueden solicitar un "cateo minero" para explorar estas zonas en busca de diversos minerales.

El debate sobre el impacto de la minería

Un aspecto crucial en el debate sobre la minería es su impacto ambiental. Gómez Figueroa, quien también trabaja en estudios de impacto ambiental para barrios privados en el piedemonte de Luján de Cuyo, reconoce que toda industria y actividad humana genera un impacto, desde la deforestación para emprendimientos inmobiliarios hasta la alteración del terreno en la minería. La clave radica en la mitigación y el control de estos efectos. Destaca la creación de la policía minera en Mendoza como una gestión positiva, así como la iniciativa de involucrar a comunidades, universidades y organismos públicos y privados en el monitoreo de la actividad. Sin embargo, insiste en que la actividad minera inevitablemente genera un impacto, como se observa en las explotaciones de San Juan, y la prioridad debe ser su adecuada gestión y control.

Un factor fundamental para el desarrollo de la minería es la licencia social y el conocimiento de la población sobre la actividad. Gómez Figueroa, quien también es docente de geología en la Universidad Nacional de Cuyo, enfatiza la importancia de la divulgación científica por parte de los profesionales del sector. "Uno tiene que llegar a la población con un lenguaje básico, por más que sea científico, informar a la comunidad y eso también depende mucho de las empresas", sostiene. Critica la falta de transparencia histórica de las empresas mineras, que contribuyó a la situación actual de resistencia en algunos sectores. Aboga por una sinergia entre empresas y comunidad, donde la información clara sobre el consumo de agua, los procesos y los planes de las empresas sea primordial para generar confianza.

Gómez Figueroa considera que la falta de información ha alimentado frases panfletarias como "el agua vale más que el oro", obviando la necesidad de ambos recursos para el desarrollo. Tanto el gobierno como las empresas privadas tienen la responsabilidad de informar de manera transparente sobre la actividad minera y sus controles. Subraya que el recurso minero pertenece al Estado provincial, que lo cede a empresas para su explotación, pero manteniendo la potestad de su control.

Inversiones grandes

En cuanto a los proyectos actuales en Mendoza, Gómez Figueroa señala que el proyecto San Jorge es el más avanzado, contando con un importante aval privado. Los proyectos en Malargüe, en cambio, se encuentran en etapas exploratorias iniciales, con un horizonte de desarrollo de al menos 10 a 15 años, sin garantía de éxito. La puesta en marcha de un proyecto como San Jorge requiere una inversión significativa, estimada en un mínimo de 500 millones de dólares, lo que implica la necesidad de encontrar inversores privados dispuestos a adherirse a regímenes como el RIGI y contar con un marco legal y judicial estable. "No se consiguen 500 millones de dólares tan fácil", concluye Gómez Figueroa, resaltando la naturaleza intensiva en capital inicial de la industria minera, cuya recuperación se da a largo plazo.

Escuchá la nota completa acá y podés escuchar la radio en vivo en www.aconcaguaradio.com

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