Un informe revela que las preocupaciones económicas impactan de lleno en los proyectos de vida de los estudiantes de 15 años en Argentina. La cifra supera el promedio de los países de la OCDE.
Las restricciones económicas limitan su horizonte y empujan a adelantar la inserción laboral o postergar su formación. Alta presión familiar en el país.
Un informe revela que las preocupaciones económicas impactan de lleno en los proyectos de vida de los estudiantes de 15 años en Argentina. La cifra supera el promedio de los países de la OCDE.
En Argentina, 6 de cada 10 estudiantes de 15 años (63%) creen que no contarán con el dinero necesario para concretar sus aspiraciones una vez que terminen la secundaria. El dato, que refleja una fuerte preocupación económica en edades tempranas, surge del informe “¿Qué piensan los estudiantes de 15 años sobre su futuro y la escuela?”, elaborado por el equipo de investigación de Argentinos por la Educación y FLACSO.
Lejos de la idea de que los adolescentes parecen vivir ajenos a la incertidumbre económica, el estudio demuestra que el factor financiero aparece como un condicionante clave para el futuro. Las restricciones económicas no solo limitan el horizonte de expectativas, sino que pueden precipitar decisiones como la inserción temprana al mercado laboral o la postergación de estudios superiores.
La percepción de barreras económicas crece entre quienes pertenecen a sectores más vulnerables: entre los estudiantes del quintil socioeconómico más bajo, el 67% considera que el dinero será un obstáculo. En cambio, entre los sectores más favorecidos, ese porcentaje desciende al 55%. A nivel internacional, el promedio de la OCDE es del 52%.
El informe, elaborado por Sandra Ziegler (FLACSO Argentina), María Sol Alzú y Víctor Volman (Argentinos por la Educación), se basa en las respuestas del cuestionario de bienestar, orientación y expectativas de futuro incluido en la prueba PISA 2022. La investigación analiza cinco dimensiones clave: información sobre el futuro, percepción de utilidad de la escuela, confianza en la toma de decisiones, presión familiar y limitaciones económicas para hacer lo que les gustaría al terminar la secundaria.
Un 65% de los estudiantes argentinos dice estar bien informado sobre sus opciones educativas o laborales al finalizar el colegio, una proporción apenas por debajo del promedio de la OCDE (67%). Sin embargo, el país queda rezagado frente a otros países de la región, como Colombia (77%), Costa Rica (75%), Panamá (74%) y Perú (73%).
A pesar de esto, tres de cada cuatro estudiantes (76%) aseguran que la escuela les brinda herramientas útiles para su futura vida laboral. Además, el 64% señala que la escuela los ayudó a desarrollar confianza para tomar decisiones. En ambos indicadores, Argentina se ubica por encima del promedio de la OCDE (67% y 57%, respectivamente), lo que sugiere que los estudiantes valoran positivamente su experiencia escolar.
Otro dato relevante que arroja el informe es el peso de la presión familiar en las decisiones de los adolescentes. En Argentina, el 47% de los estudiantes afirma sentir presión por parte de su familia para seguir un camino específico después de la secundaria, ya sea ir a la universidad, aprender un oficio o incorporarse al mundo laboral.
Se trata del porcentaje más alto entre los países relevados en la región y está muy por encima del promedio de la OCDE, que es del 35%. Al igual que ocurre con otros factores, la presión familiar varía según el nivel socioeconómico: alcanza al 55% en el quintil más bajo y baja al 38% en el quintil más alto.
“Este informe destaca con claridad la profunda contradicción que enfrentan los jóvenes argentinos: por un lado, valoran las herramientas que la escuela les brinda para el trabajo y la toma de decisiones; por otro, experimentan una notable ansiedad y sensación de falta de preparación para la vida adulta”, analizó Guillermina Laguzzi, especialista en Educación y Trabajo de la Organización de Estados Iberoamericanos.
Agregó que el informe pone en evidencia la importancia de acompañar a los jóvenes para que puedan desenvolverse con autonomía en un entorno de alta presión e incertidumbre. “Resulta fundamental apostar a un trabajo del sistema educativo enfocado en el desarrollo de habilidades generales para el egreso. La escuela tiene un rol central en esta tarea, siendo el espacio donde estos procesos pueden ser promovidos y sostenidos”, subrayó.
Por su parte, Gustavo Gándara, Director de la Fundación UOCRA para la Educación de los Trabajadores Constructores, entiende que “el informe muestra que los adolescentes en Argentina atraviesan fuertes tensiones al proyectar su futuro: muchos se sienten poco informados sobre las alternativas educativas y laborales, manifiestan inseguridad respecto de su preparación para la vida adulta y, además, enfrentan presiones familiares y limitaciones económicas”.
Y agregó: “Esta combinación de incertidumbre y expectativas condiciona sus posibilidades de imaginar trayectorias diversas y sostenibles. En ese marco, la escuela logra transmitir aprendizajes valorados como útiles para el trabajo, pero no siempre suficientes para dar confianza en las decisiones. Consideramos que la formación profesional puede convertirse en una oportunidad estratégica”.