10 de noviembre de 2025 - 15:35

El niño del Aconcagua vuelve a su montaña: la historia del descubrimiento de la momia y su misteriosa leyenda

La "Momia del Aconcagua" inició su viaje de regreso a la Cordillera. Hace 40 años fue encontrado y lo bajaron el mismo día del terremoto de enero de 1985.

Como un círculo que comienza a cerrarse, como una deuda que va camino a ser saldada. Incluso, y tal vez, como el acto que ponga fin a una maldición. El sábado pasado, el “Niño del Aconcagua” inició su viaje de regreso al sitio que, quizás, nunca debió abandonar. Porque, a 40 años de su hallazgo, la momia inca rescatada en la Cordillera de los Andes en1985 se apresta a volver a su sitio sagrado.

El regreso será paulatino y en etapas. Porque el cuerpo momificado de un niño que vivió en la zona en el año 1.500 y fue encontrado a casi 5.400 msnm en el Aconcagua en 1985 permanecerá -en una primera etapa- en el Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Juan Cornelio Moyano. No obstante, este paso forma parte del proceso previo a su regreso definitivo al sitio donde fue ofrendado: la montaña sagrada.

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La Momia del Aconcagua y el mito de su "maldición": a 40 años del hallazgo por qué no la regresan a la montaña. Foto: Archivo Los Andes

Por fuera de la evidencia y confirmaciones científicas, detrás de la restitución del sacrificio humano al Aconcagua se esconde otra teoría: ponerle fin a la maldición que se inició ese mismo 1985 -con el terremoto en Mendoza- y que, se cree, tuvo que ver con el retiro de la momia de su sitio sacro en el pico más alto de América.

Un acto de reparación

Cuarenta años después de su descubrimiento y rescate, los restos de un niño momificado en el siglo XVI -pieza que ha sido reconocida, además, como Patrimonio de la Humanidad con Valor Universal Excepcional (VUE), fue trasladada este sábado 8 de noviembre el museo ubicado en el Parque San Martín, en Mendoza.

El extenso operativo -que comenzó hace ya tiempo- involucra a la Dirección de Patrimonio Cultural de la Subsecretaría de Cultura del Gobierno de Mendoza, conjunto con comunidades de pueblos originarios, técnicos y especialistas de distintas disciplinas. Incluso, el traslado y todos sus preparativos se llevaron adelante siguiendo medidas de salvaguardia patrimonial y protocolos de protección integral.

En 2020 se confeccionó un proyecto preliminar Master Plan y como resultado de un largo proceso de diálogo con aquellas comunidades indígenas vinculadas al Camino Ancestral Qhapaq Ñan (o Camino del Inca). De hecho, fueron (y son) los referentes de estas comunidades quienes vienen reclamando hace ya décadas que el “Guardián del Aconcagua” inicie su retorno al territorio donde fue ofrendado hace más de 500 años.

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La Momia del Aconcagua y el mito de su "maldición": a 40 años del hallazgo por qué no la regresan a la montaña. Foto: Archivo Los Andes

Es por esto que este primer paso resulta trascendental para avanzar con el acto de reparación histórica vinculado al reconocimiento de este ancestro como ser humano y no como objeto de estudio. De esta manera, se busca garantizar que esta entidad pueda descansar en paz y con un tratamiento ético y respetuoso que incluye a la cosmovisión de los pueblos originarios.

Primera escala para la "Momia del Aconcagua": el Museo Moyano

Según explicaron desde la Dirección de Patrimonio Cultural y Museos, en esta primera etapa con que inicia el retorno del "Guardián" al Aconcagua se dispuso que el niño descanse en el Museo Moyano y bajo condiciones controladas.

Esto significa que, al igual que como era mantenido hasta el momento en el Conicet, no estará expuesto al pública ni tampoco será sometido a intervención alguna. Incluso, un sector puntual del museo fue preparado para preservar la integridad de la ofrenda hasta el momento de su retorno definitivo al Aconcagua.

Un reservorio con control térmico y un laboratorio de investigación que garantice las condiciones microambientales y de seguridad necesarias fueron dispuestos en el museo. La sala donde se encuentra la "Momia del Aconcagua", en tanto, tendrá acceso restringido.

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La Momia del Aconcagua y el mito de su "maldición": a 40 años del hallazgo por qué no la regresan a la montaña. Foto: Archivo Los Andes

Cuando fue descubierto por los andinistas y rescatado por los arqueólogos, el niño llevaba un “uncu” (túnica o camiseta andina, carente de mangas) de lana y estaba calzado con ojotas hechas en lana y pelo con la suela de fibra vegetal. Y así se mantiene al día de hoy.

Destino: el Aconcagua y el final es donde partí

El martes 8 de enero de 1985, cinco andinistas mendocinos protagonizaron uno de los descubrimientos arqueológicos más relevantes de la historia mendocina. En uno de los rincones de la pared sur del Aconcagua, a casi 5.400 msnm, hallaron los restos momificados de un niño inca.

Los hermanos Alberto y Franco Pizzolón, Juan Carlos y Fernando Pierobón y Gabriel Cabrera fueron los expedicionarios que, casi por accidente, protagonizaron el hallazgo. Lo hicieron mientras exploraban una ruta poco transitada en el cerro.

Repentinamente observaron una pirca de piedras y un montículo diferente a todo el entorno que los envolvía. Al acercarse, notaron la presencia de plumas, por lo que creyeron que se trataba de un cóndor muerto. Sin embargo, la evidente presencia de un cráneo humano en el lugar les permitió entender que no era algo de rutina, y entendieron la magnitud del hallazgo.

En aquella expedición, los andinistas decidieron no alterar el sitio y continuaron su ascenso. Sin embargo, días más tarde, ya en Puente del Inca y tras haber descendido, informaron lo sucedido. Además, aportaron datos precisos para ubicar el lugar exacto.

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La Momia del Aconcagua y el mito de su "maldición": a 40 años del hallazgo por qué no la regresan a la montaña. Foto: Archivo Los Andes

Así fue como el 23 de enero los aventureros regresaron al sitio, esta vez acompañados por un arqueólogos y especialistas, con el objetico de rescatar los restos de la ofrenda. Cuando los andinistas y los científicos bajaban del "Coloso de América" transportando los restos del niño momificado, fueron sorprendidos en la montaña por el terremoto del 26 de enero de 1985, el último sismo considerable registrado en Mendoza.

Entre la ciencia y la superstición: las señales que anunciaban que no había que bajar a la momia del Aconcagua

El Aconcagua es un sitio considerado sagrado por las culturas ancestrales. En lo que tiene que ver con significado de su nombre, la acepción más reconocida de la palabra “Aconcagua” proviene de la lengua quechua Akon – Kahuak y significa “Centinela de Piedra”. Sin embargo, en la lengua Aymara, los vocablos "Kon - Kawa" se pueden traducir como “Monte Nevado”. Y ambos significados se ajustan al cerro.

Es precisamente este valor simbólico y sagrado que los pueblos originarios le otorgaban (y otorgan) al cerro lo que permite explicar el histórico descubrimiento de aquel enero de 1985. Porque, una vez que bajaron al llano con los restos sagrados, confirmaron que se trataba de los restos momificados y perfectamente conservados (gracias a las bajas temperaturas) de un niño de unos 8 años. Todo parecía indicar que este niño había sido ofrecido en sacrificio a los dioses y por parte de los incas que habitaban la zona allá por el año 1.500.

Los expedicionarios prácticamente ni sintieron el terremoto de aquel 26 de enero de 1985.

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La Momia del Aconcagua y el mito de su "maldición": a 40 años del hallazgo por qué no la regresan a la montaña. Foto: Archivo Los Andes

"Yo estaba tan cansado que, el día del terremoto y estando arriba, ni me desperté con el movimiento. Pero hubo gente que tuvo que bajar de la expedición. ¡Y hasta nos agarró una nevada bajando! Fue como que el cerro nos quiso dejar en claro que no nos quería en el lugar", rememoró hace unos meses el arqueólogo Víctor Durán, quien era parte de la expedición de rescate, a Los Andes..

Si de señales y mensajes hay que hablar, mientras los expedicionarios se dirigían a rescatar los restos del niño momificado hacia el sitio exacto donde estaba enclavada la pirca sagrada, una decisión de último momento los salvó de ser aplastados por una piedra de grandes dimensiones.

“Estábamos haciendo noche un poco más arriba del campo base y sentimos un fuerte movimiento. Pensamos que podía ser una avalancha en la pared sur. Pero el día después nos enteramos por radio que había sido el terremoto. Antes de salir, estaba previsto que pasáramos esa noche en el campo base. Pero tuvimos buen tiempo y subimos un poco más. ¡Menos mal! Porque, con el terremoto, una piedra de casi 2 metros había caído en el lugar donde teníamos pensado armar la carpa en el campo base”, recapituló a su turno Juan Carlos Pierobón en una nota publicada por Los Andes en 2015.

¿La maldición de la Momia del Aconcagua?

A juzgar por las palabras de Pierobón de hace una década, se puede concluir en que prácticamente de milagro no hubo que lamentar víctimas fatales por el terremoto de 1985 en el Aconcagua. Sin embargo, en Mendoza y a raíz del movimiento telúrico -que se extendió por 9 segundos-, 6 personas murieron y 238 resultaron heridas, mientras que 12.000 viviendas quedaron destruidas (casas que, casi en su totalidad, eran de adobe).

“Se venía el mal tiempo y teníamos que hallar el ajuar (NdA: elementos sagrados con el que solían enterrar a las personas sacrificadas). No podíamos quedarnos mucho más y, vaya uno a saber por qué, Alberto (Pizzolón) empezó a cavar en un lugar hasta que vimos algo rojo. Llamamos a (Víctor) Durán y a (Juan) Schobinger (NdA: dos arqueólogos que acompañaron a los andinistas en esa misión) y rescatamos una bolsa con seis objetos: tres llamitas de oro, plata y corteza y tres figuras de Inca. Teníamos mucha emoción porque iban a darle un destino público y cultural al hallazgo”, agregó Juan Carlos Pierobón en la crónica publicada por Los Andes en 2015.

1985, cuando hallaron a la momia del niño inca en el Aconcagua. Foto archivo de diario Los Andes.
1985, cuando hallaron a la momia del niño inca en el Aconcagua. Foto archivo de diario Los Andes.
1985, cuando hallaron a la momia del niño inca en el Aconcagua. Foto archivo de diario Los Andes.

La momia, que estaba cubierta de un bloque de hielo y pesaba 30 kilos, fue acomodada en un carguero y fue envuelta en lienzos para poder ser retirada y bajada.

Entre los amantes de encontrar teorías conspirativas, conspiranoicas o de la corriente "creer o reventar", no faltan quienes vinculan el terremoto de 1985 con una supuesta “maldición de la Momia del Aconcagua”, algo que -insisten- recayó sobre Mendoza y los mendocinos luego de que se decidiera interrumpir el descanso y la sagrada sepultura que los incas habían dispuesto para el niño.

Más si se tiene en cuenta que la vida del pequeño había sido "ofrendada" a los dioses como sacrificio a cambio de algún pedido relacionado a la abundancia y la buenaventura para la gente del lugar.

Desde su hallazgo, la “Momia del Aconcagua” ha estado rodeada de respeto y también de misterio. Hay quienes sostienen que las sequías prolongadas en territorio mendocino y las escasas nevadas en la Cordillera de los Andes (y que repercuten en poca cantidad de agua para consumo) están vinculadas la “maldición del guardián” y al haber interrumpido su descanso.

Más allá de los mitos, el regreso del "Niño del Aconcagua" representa un gran paso en la recuperación de la memoria ancestral y en la relación entre la ciencia, la cultura y los pueblos originarios. Su descanso en el Museo Moyano, antes del retorno definitivo a la montaña, marca un puente entre el pasado y el presente de la región.

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