Desde entonces el movimiento empieza crecer y hoy lo impulsan varias fundaciones en todas partes del mundo. Ha crecido a tal punto que hoy hay 900 ciudades en el mundo que tienen comunidades de IDGs. En Mendoza, desde agosto del 2023, está activo el IDG Mendoza Comunity HUb del que formo parte y que responde al movimiento global.
— ¿Cómo está formado el grupo actualmente?
— El grupo actualmente es un movimiento global con 900 hubs o comunidades y centros de estudios en varios países. Aunque en Argentina todavía no tenemos, sí hay en Colombia, Perú, Costa Rica y Panamá. Los objetivos que se persiguen son el desarrollo y la práctica de habilidades humanas para poder impactar en la sostenibilidad del planeta y colaborar con el cumplimiento de los ODS.
— ¿Cuál es la relación entre el movimiento IDG y los ODS 2030 que planteó la ONU? ¿Se trata de un diálogo o de un cambio de paradigma?
— Los IDGs son el objetivo cero, todo cambio parte de uno. Si no hay una transformación de la realidad individual, no va a haber una transformación del planeta ni de las formas de producir. No va a haber impacto ambiental o social. También es un cambio de paradigma, porque se está viendo que no alcanza. No llegamos a cumplir los ODS en 2030, entonces lo IDGs están en la mesa, como el corazón de ese cambio a la sostenibilidad. Y probablemente contribuyan también a los ODS, que se van a cambiar pronto.
— ¿Cuáles son los principales temas a abordar en la actualidad?
— Las polaridades del mundo y la propuesta superadora es abrazar esas polaridades. Por eso, en la cumbre que se hará en Suecia en octubre, que reúne a los principales oradores globales en desarrollo humano, como Peter Senge y Otto Scharmer, de lo que se hablará justamente es de cuáles son esas polaridades: riqueza y concentración vs marginalidad y pobreza, contaminación vs crecimiento económico, transparencia vs corrupción, hay múltiples polaridades. A la vez hay "subpolaridades" en cada continente.
Pretendemos impactar todas esas polaridades globales, desde el interior, desde el desarrollo del ser para lograr un cambio global. Por eso es tan importante el liderazgo. Si yo no cambio mi interior, no puedo cambiar hacia afuera, si no cambio mi modo de ver el mundo, de ser, de actuar, no puedo impactar en la política, lo social, lo estructural, etc. Es de adentro hacia afuera.
— ¿Cuáles son las cinco dimensiones clave del ser humano y cómo se trabajan?
— En primer lugar está el "ser", que implica autoconocimiento, presencia y brújula interior. El "pensar", porque somos seres humanos pensantes y podemos tener pensamiento crítico, optimismo, visión de futuro, etc. El "relacionarse", mejor, con más empatía, más escucha. El "colaborar", como dimensión humana básica. Estamos así por este paradigma tan individualista y competitivo que nos rige, por la falta de colaboración y cocreación. Y por último y muy importante, el "actuar", si no actúo en el mundo, no cambio el mundo. Implica coraje, valentía, perseverancia.
— ¿De qué se trata el concepto de sabiduría colectiva?
— Está asociado al concepto de co-creación. Yo coordino la red latinoamericana de comunidades de IDGs, y a su vez participo en la comunidad de IDGs de Mendoza, que es una de las primeros de Latinoamérica. Casi todo lo hacemos de forma colaborativa, tratando de cambiar roles, así se valoriza toda la sabiduría colectiva. En la comunidad de Mendoza, hay líderes, empresarios, coaches, que van mensualmente a nuestros encuentros, y buscamos que cada uno pueda aportar lo mejor de sí. Esto se replica en el mundo tratando de que el movimiento sea colaborativo.
— ¿Qué implica el desarrollo empresarial sostenible y por qué es importante?
— El desarrollo empresarial sostenible implica colaborar con empresas que están en un camino de sostenibilidad, que cuentan con áreas de sostenibilidad en su organización, que están viendo cómo impactar mejor en el mundo, o cómo certificar empresas B o triple impacto. Los IDGs vienen a colaborar en que los líderes internos de las empresas puedan tener una mirada de impacto social y ambiental complementaria, desde lo interior, desde su liderazgo.
Sin dudas, hoy en día muchos líderes mundiales desprestigian la implicancia del sector privado en la sostenibilidad planetaria. Es un arma de doble filo, como tirarse tierra encima. Estos modelos de producción globales son insostenibles, son absolutamente ineficientes y llevan a mayor deterioro ambiental y social. Si no lo cambiamos, lamentablemente, la humanidad está en juego. Aunque haya quienes nieguen el cambio climático, no se puede negar el impacto que están teniendo en nuestra sociedad las formas de producción.
— ¿Cómo se ligan el liderazgo y la sostenibilidad?
— El mundo empresarial tiene mucho que aportar, porque es responsable de esta forma de producción también. Ahí está el vínculo entre liderazgo y sostenibilidad. No hay liderazgo sin sostenibilidad. Nuestros hijos tienen vocación por el cuidado del planeta, por reciclar, me preguntan cómo hacer. Yo creo que las nuevas generaciones traen un espíritu de cuidado y sostenibilidad que los líderes globales tienen que ver y practicar. Para eso también hay que "desprogramar" o formar y reformar los liderazgos académicos y empresariales.
En el talento hay que incorporar el liderazgo con mirada en el cuidado del planeta y nuestra sociedad. No se puede ser un buen líder aislado, exitoso y que todo alrededor, el contexto, sea un fracaso. Y no podemos seguir formando líderes que piensen sólo en el éxito personal, que piensen en hacer dinero desde lo individual, desde el egoísmo, sin entender que son parte de una sociedad, de una comunidad, de una empresa.
— ¿Por qué es importante el mindfulness?
En un mundo hiperconectado, sin dudas es cada vez más necesario conectar con nuestra interioridad. Por el exceso de información que tenemos, se hace necesario poder conectar con lo que soy, con mis valores, con mi presencia. Yo trabajo mucho de manera remota con distintos países. Pero es necesario tener momentos de relax, pausas cada una hora, hora y media, de 10 minutos. Hacer alguna meditación o contacto con la naturaleza. Todo el movimiento propone el contacto con la naturaleza para valorar el planeta y el aprendizaje que hay en la regeneración.
El consejo es que se animen al mindfulness, que no es nada del otro mundo, es simplemente darse un momento para uno, para estar bien, te brinda paz y alegría. La recomendación es que vayan donde lo sientan y hagan cualquier tipo de práctica de desarrollo interior. La presencia hoy también es muy importante en esta pandemia de información, esta "infoxicación", como le digo yo, que nos pierde.
— Recientemente estuviste en Perú y Colombia asesorando a grupos muy heterogéneos, desde ONGs que rescatan a jóvenes vulnerables, otras que promueven el desarrollo sostenible, los cuerpos de paz, empresarios y comunidades indígenas, ¿podrías hablarme de esas experiencias? ¿Las similitudes y diferencias en el abordaje de cada grupo?
— Estuve invitado en varios países haciendo capacitaciones, en mi rol de embajador, que es voluntario, lo hago desde el corazón. Estuve con varias organizaciones de niños vulnerables y ONGS a las que di capacitaciones de desarrollo de equipos, de habilidades para relacionarse y para colaborar. También con empresarios en Perú y comunidades en Colombia. Lo que yo veo es que estas polaridades que hablábamos antes están muy vivas en nuestros países y que no tenemos un modelo de desarrollo autónomo como región, exitoso, que dé prosperidad y felicidad a nuestros pueblos.
Hay mucha necesidad de desarrollar líderes con mirada consciente, hacia el desarrollo interior y también la sostenibilidad, el ambiente, la transparencia. La corrupción es un problema de toda Latinoamérica. Esas son las similitudes que estoy viendo. Veo una Latinoamérica cada vez más igual y desigual, igual en los problemas y desigual en relación a la riqueza, la corrupción. Estamos desarrollándonos hacia abajo, con mayor pobreza, mayor desigualdad, menos oportunidades, mayor individualismo, también en algunas empresas y gobiernos, que me hace reflexionar que hacen faltan más habilidades humanas, más conexión, más relacionamiento, más capacidad, autenticidad, integridad, que es lo que propone IDG.
Nos cuesta encontrar como latinoamericanos un sentido de pertenencia que valore lo ancestral, incluso en muchas de nuestras culturas y civilizaciones, y que también lo actualice y lo ponga al servicio de un mundo que necesita de Latinoamérica. Necesita de lo bueno que tiene, de su naturaleza, de su biodiversidad, de su alegría, de su capacidad de divertirse, de trabajar en equipo, como lo muestra nuestro futbol, por ejemplo. ese es el dialogo de Latinoamérica con el mundo, y la posibilidad de impactar.