Día de Muertos: una actividad en el cementerio de Mendoza y cómo armar un altar para recordar a nuestros fallecidos
1 y 2 de noviembre son fechas especiales, simbólicas y espirituales muy importantes dentro de la cultura ancestral latinoamericana. El Día de Muertos o Día de los Fieles Difuntos y para muchos una importante fecha para honrar a los que ya no están.
El 1 y 2 de noviembre son fechas especiales, simbólicas y espirituales muy importantes dentro de la cultura ancestral latinoamericana. Mientras que el primer día del mes es el momento de honrar las almas de los niños fallecidos y el 2 de noviembre, se recuerda el espíritu de los adultos que murieron. Y, en síntesis, entre el 1 y 2 de noviembre se celebra el Día de Muertos o Día de los Fieles Difuntos.
En la previa, la Ciudad de Mendoza organizó una actividad especial para rendir homenaje y reencontrarse simbólicamente con los seres queridos que ya no están.
El encuentro será el sábado 1 de noviembre a las 20 horas, con un circuito temático por el Cementerio de la Ciudad bajo el nombre “Rituales del Alma”, una propuesta que busca dar a conocer las distintas formas en que diversas culturas del mundo recuerdan y despiden a sus muertos.
Tras la visita guiada, las tradicionales catrinas encabezarán una caravana que acompañará a los participantes hasta la fábrica de cerveza artesanal Mundo Subterráneo, donde habrá un ágape de bienvenida con picada y una pinta de cerveza artesanal. Además, los asistentes podrán recorrer las instalaciones y conocer el proceso de elaboración de las bebidas, mientras disfrutan de música en vivo.
El costo de la experiencia es de $12.000 y las entradas ya se pueden adquirir a través de EntradaWeb.
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Sobre Mundo Subterráneo
“Mundo Subterráneo” es un emprendimiento familiar liderado por Mr. Zeta, dedicado a la elaboración, fraccionamiento y venta de bebidas fermentadas de baja graduación alcohólica.
La fábrica comenzó a operar en 2010, y con esfuerzo y crecimiento constante, hoy cuenta con equipos de 300 litros, sistemas de refrigeración y fermentadores de última generación. El establecimiento dispone de un salón de venta de 200 metros cuadrados, donde se realizan degustaciones y actividades culturales.
Dirección: Av. San Martín 3366, Ciudad de Mendoza
CÓMO SE PREPARA LA MESA Y EL ALTAR PARA EL DÍA DE MUERTOS
En las casas donde se preparan las mesas y altares, las tareas comienzan el 1 de noviembre. Es el momento de comenzar a abastecerse y ubicar los distintos elementos que van a componer el altar, entre los que se destacan las fotos de los honrados, las flores, la bebida y la comida (hay un pan especial que se prepara para la fecha) y hasta distintos objetos que hayan pertenecido o mantengan un simbolismo especial y distintivo con el difunto.
“Por lo general es una mesa larga, de entre 2 y 3 metros, y se arma juntando varias mesas. Arriba se van poniendo otras cajas o bancos, en forma escalonada, como si fuese lo que marca el ascenso hacia el cielo. Y en la parte alta están siempre las fotos de los homenajeados. Toda la mesa se cubre con un mantel negro, que marca el duelo”, resume Margarita, quien -como encargada del puesto de flores a metros del Kilómetro 0- suele tener una actividad agitada para esta fecha.
Además de la mesa, los bancos o cajas en forma de escalón y las fotos de los seres queridos fallecidos, cada altar lleva infinitos arreglos florales. Las flores son uno de los elementos que más abundan en estos homenajes, y -entre ellas- la manzanilla es una de las más presentes. También es marcada la presencia de velas y otros objetos varios.
“La comida tiene un protagonismo importante también. Se suelen poner los platos que eran los preferidos de la persona fallecida y hay desde frutas y verduras hasta picante de pollo, puchero o asado, por ejemplo. Justamente como en este día estamos esperando que esta persona querida vuelva a visitarnos, se prepara la recepción y la espera con lo que más les gustaba. Y se invita a los vecinos, familiares y amigos que quieren venir a compartir”, agrega Margarita.
Los panificados son otro de los infaltables en los altares. Pero no se trata de cualquier pan, sino del “pan de muerto”, una receta con raíces mexicanas y que se ha propagado por todo el continente también. Se trata de un pan dulce y azucarado, que tiene forma de silueta de personas. Y, según la persona a quien se esté honrando, tendrá forma de hombre, de mujer o de niño. En la feria que se montó este miércoles en la zona de Pedro Molina y Sarmiento (Guaymallén), se ofrecía esta preparación, entre otro sinfín de objetos.
“En los altares se ponen panes, también con forma de escalera. Y simbolizan la manera en que los difuntos bajan del cielo para reunirse con nosotros”, resaltó la florista. Y explica que, en el caso de las personas fallecidas durante el último año, se las denomina “almas nuevas” dentro de la tradición.
Al igual que toda la celebración del Día de Muertos, el origen de este pan especial se remonta a las culturas prehispánicas y a las ofrendas que los pueblos originarios hacían a sus difuntos. Según describió el misionero franciscano Bernardino de Sahagún, estos primeros panes se elaboraban con amaranto y maíz seco, y tenían formas particulares como de mariposas o de rayos.
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CÓMO ES LA CONMEMORACIÓN Y TODA LA CEREMONIA
Luego de dejar el altar preparado, a las 0 del 2 de noviembre se suelen abrir las puertas de las casas donde están estas mesas elaboradas. “Se abren las puertas, justamente para que nuestros seres queridos nos vengan a visitar”, explica la florista mendocina.
“Yo preparé masas para honrar a mi hijo, que falleció hace 10 años, a mi mamá y a otros parientes. Las preparé con formas de personas, y también escaleras, para que ellos puedan bajar a este mundo durante este día”, resume Viviana Choque a Los Andes. La mujer, nacida en Bolivia, vive en Rodeo del Medio (Maipú). “También dejé la comida y bebida que les gustaba a ellos, porque -como decía mi mamá- a los muertos les gusta venir y encontrarse con la gente que quería y las cosas que les gustaban”, agrega Vivi.
Por lo general, los altares se mantienen armados hasta las 12 o 13 de 2 de noviembre. Y durante las horas en que permanece armado, se recibe la visita de amigos, familiares y seres queridos, y se reza reiteradamente.
Pasado el mediodía de hoy, llega el momento de desarmar el altar. Para ello, el dueño de casa elige a una persona de confianza -por lo general una mujer, quien pasa a ser la “comadre”-, quien se encarga de repartir la comida que sobró (porque también se ofrecieron los platillos a quienes llegaron al lugar mientras estuvo el altar).
“Las fotos, velas y bebidas se llevan al cementerio donde reposan los restos de la persona honrada. Allí se comparten algunos instantes, se brinda y se puede comer algo más. Y, si sobra bebida, se arroja el líquido en el lugar. El 2 de noviembre es un día festivo, salen los autos en caravana al cementerio. Y también es el momento en que la visita llega a su fin, y ya de comenzar a pensar -y a espera- la visita del próximo 1 de noviembre”, resume Margarita.
Muchas personas, sobre todo del Norte -aunque estén viviendo en Mendoza- vienen rezando novenas, precisamente desde 9 días antes del Día de Muertos propiamente dicho. Y si de costumbres se trata, entre los integrantes de estas colectividades suele mantenerse la tradición del duelo. No solo consiste en vestir de negro, sino en no salir de fiesta, no ir a celebraciones y -si no pueden faltar- no bailar, por ejemplo.
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LOS ORÍGENES DEL DÍA DE MUERTOS
Según los antecedentes recabados por distintos historiadores, la celebración del Día de Muertos tiene sus raíces en las tradiciones indígenas de las culturas autóctonas de América, y la combinación posterior con las creencias de la religión católica.
El culto a la muerte es una de las grandes tradiciones en las culturas ancestrales de esta parte del mundo. Cuando cualquier persona moría, se la enterraba envuelto en un petate (alfombra tejida), mientras que sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán –“lugar de muertos” en lengua náhuatl–.
Para las culturas prehispánicas, la muerte era parte de un ciclo, mientras que el destino de los muertos estaba marcado por la forma de vida que había tenido la persona. Con la llegada de los españoles y sus tradiciones, se incorporaron otros elementos y prácticas, por lo que la celebración se convirtió en un híbrido entre ambas culturas.