Cada 15 de mayo se celebra el día Internacional de la familia avalada desde el año 1993 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Según el organismo, el objetivo de la jornada es “crear conciencia sobre el papel fundamental de las familias en la educación de los hijos desde la primera infancia, y las oportunidades de aprendizaje permanente que existen para los niños y los jóvenes”.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la familia se define como un conjunto de personas que conviven bajo el mismo techo, organizadas en roles fijos (padre, madre, hermanos, entre otros) con vínculos consanguíneos o no, con un modo de existencia económico y social común y con sentimientos afectivos que los unen.
Aun así, para la ONU, el hogar es también un espacio fundamental para el reconocimiento y la reivindicación de la equidad de género. “Las familias actuales son diversas; sienten y viven de maneras distintas”, detallaron desde la organización.
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¿Por qué se celebra el 15 de mayo?
La segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por profundos cambios sociales que afectaron la vida doméstica: migraciones, urbanización acelerada y nuevas formas de convivencia. En este contexto, las Naciones Unidas comenzaron a interesarse por el estudio y la protección de las familias como entornos clave para el bienestar humano.
Fue así como en 1989 se instauró un comité especial para analizar la situación familiar a nivel mundial. Este esfuerzo culminó en 1993, cuando se declaró el 15 de mayo como una fecha oficial dedicada a las familias, y se promovió su primera celebración en 1994.
Desde entonces, el organismo internacional ha impulsado campañas, informes y eventos que visibilizan el impacto de las políticas públicas en la vida familiar. A través de esta jornada, se busca también posicionar a las familias como actores activos en la construcción de sociedades más inclusivas.
El concepto de familia
Como sucede en cada año, la efeméride de hoy tiene su propio abordaje y estará centrada “en los principales cambios demográficos y su impacto en las familias”, bajo el precepto de “compartir el conocimiento actual sobre las tendencias demográficas, incluido el envejecimiento y la solidaridad intergeneracional; facilitar el análisis de sus impactos en la vida familiar; y recomendar políticas orientadas que respondan a las necesidades de las familias en todo el mundo”.
Con o sin hijos, biparental o heteroparental, el concepto de familia clásico ha ido evolucionando y cambiando con el pasar del tiempo. “Crecimos con un ideal de familia tipo, de madre, padre e hijos, donde primaba el lazo sanguíneo y, a partir de él, se daba por descontado el afecto. Pero a esta altura, sabemos que ser mamá o papá no significa por sí mismo amar a ese hijo”, detalló María Soledad Dawson, psicóloga y directora de la Maestría en Vínculos, Familia y Diversidad Sociocultural del Instituto Universitario Hospital Italiano de Buenos Aires.