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Carlos Marcelo Sicilia (Marcelo Álvarez - Los Andes)
−¿Le ha quedado algo pendiente en su carrera? ¿Algo que soñó y no hizo (aun)?
− Empecé como locutor de tandas en abril de 1963, en el horario de principiantes (23,30 a 02,00) en la vieja LV10 de San Martín y Gral Paz, 6° piso. La simple matemáticas da ¡62 años! Nunca pensé -en ese tiempo- que me iba a dedicar a este trabajo: era estudiante de 2° año de Ingeniería Electromecánica en el Maza, con algunas materias ya rendidas. Si miro el remolino del tiempo, como quien observa un vaso de licuadora girando, solo encuentro en ese vórtice, buenos recuerdos y momentos, y algunos otros duros y cómicos, como cuando el gerente general de la LV10, Mario Fernández Reca, me suspendió por 29 días cuando dije al aire que se había cortado la luz y estábamos trasmitiendo a vela...
¡Pero he hecho tantas cosas…! Cuando lo mataron a Kennedy, en noviembre del '63, hablé con Dallas para pedir un informe. Una de las primeras comunicaciones internacionales ¡y en inglés! de la época, y como final de crónica, el colega me dijo: “...Argentina? Send me a souvenir...” (envíame un recuerdo) lo que nos dejó perplejos.
Inauguré el Canal 9 en el '65; me fui a la BBC en el '68; al Canal 13 de Buenos Aires en el '71; fui subgerente general del Canal 9 en el '72; me echaron después del Mundial 78, evento del que fui parte en la sede Mendoza; vendí vino personalizado cuando nadie en los medios me quería, hasta que Luis Fernando Torres, el Chango Torres, me fue a buscar para empezar en Nihuil el informativo de las 7, que se llamó “Sépalo”, dirigido por Gustavo Solanes, y nunca más dejé la radio ni tampoco la TV.
Pasó la Guerra de Malvinas, Alfonsín, Chernobyl, la caída del Muro de Berlín, más mundiales, (incluido el '94, que trasmitimos en mi programa “Hola País” en directo desde Boston, 5 horas por día). Fui con Raúl Castellani 10 veces a Vinexpo, en Burdeos, siguiendo nuestros vinos y el amanecer mundial de nuestra industria madre. Tuve innumerables premios, distinciones y homenajes públicos y privados. Tuve una activa vida profesional, y si me queda algo pendiente, no es de mi trabajo, sino de mi carrera interrumpida en 5° año de Ingeniería, que abandoné con decenas de materias aprobadas...
-¿Cuál fue el momento, el instante, en donde se sintió más feliz frente al micrófono?
-Sentirse feliz es un corto instante en la vida. En la radio hubo pocos fracasos y muchas alegrías. La felicidad nos embargaba con cada “Hola de Sonrisas” en la radio, cuando con Jorge Sosa hacíamos la novela diaria que obligaba a la audiencia a parar su actividad y concentrarse en escucharlo al Cacho Cortez haciendo de Comisario, o a la Milka Durán como la Lechiguana, al Nene Ábalos como el compañero de estudiando la “Bolilla Uno: Los Fenicios...”. El profesor Ákaro y el resto de personajes de Rodrigo Galdeano. Cada vez que un oyente te menciona en una comunicación, te sentís bien. Instantes.
-Qué cree que hubiera sido, si no hubiera sido lo que fue? ¿Qué le gustaría ser si tuviera otra vida por vivir?
He vivido una vida rica, plagada de satisfacciones, con mi esposa, la sacrosanta Adriana Magis, tres hijos y cinco nietos. Así que eso -fundamental para un cáncer como soy- más el trabajo diario hacen que si tuviera que elegir, ¡volvería a tropezar con la misma piedra! Como dicen, vuelta la mula al máiz, otra vez igual.
-Y si pudiera elegir otro sitio donde vivir, ¿cuál sería y por qué?
-El mar siempre me atrajo. O el agua dulce. Por esa razón fui acuariófilo por décadas. Quise estudiar biología marina, pero no seguí. Aunque la sacrosanta insiste en que viajemos a Bariloche (que no conozco) mi horizonte tiene que tener palmeras: Brasil, el Caribe, hasta Miami o Los Ángeles. Tuve un departamento en Mar del Plata que disfruté todos los eneros de más de 20 años, y después me mudé más al norte, a Pinamar y últimamente a Mar de las Pampas. Comparto palmeras con bosques al lado del mar.
-¿Cuál ha sido su lista de prioridades en la vida?
-Por eso insisto en lo mismo: estar con la familia es para mí un gran momento de felicidad. Ahora, de viejo, con nietos grandes y chicos, veo como van avanzando por la vida y me quedo en una ensoñación, imaginándolos haciendo frente a las vicisitudes cotidianas con triunfos merecidos.
-¿Cómo le gustaría que lo recuerden?
-Vos sos famoso, me dicen. Los corrijo: soy co-no-ci-do. Famoso es Belgrano, San Martín. Fleming. Leloir, Cortázar. No me animo a seguir con la lista. Nosotros, los conocidos, somos como la serie El Eternauta. Gran boom, mientras hay actividad, y luego... silencio. Nadie habla más. Entramos en el cono de sombras, como corresponde por la ley de la vida. A veces, sacudiendo un poco el formol, nos sacan del recipiente, nos escurren y preguntan acerca de nuestro tiempo vivido. No es una carga. Es lo que espero.
-¿Qué defectos tienen los nuevos profesionales del micrófono y qué cosas buenas?
-Las nuevas camadas de personas en medios de difusión son lo que pide la coyuntura: todo rápido y superficial. Los grandes maestros ya no existen. Quedarán dos o tres. Como decía mi hermano Horacio, los periodistas tenemos un océano de conocimientos, pero de un centímetro de profundidad. Los periodistas de hoy, lo mismo, pero de un micrón de hondo. Eso si: risa fácil, estridencias, todos hablando juntos, en una suerte de lucha de egos, todos profesores (de un micrón de profundidad...) admonitorios, politizados, tendenciosos, desconocedores absolutos del hermoso idioma español. Cuento con los dedos los que se salvan. La decadencia es notable, pero es la única realidad.
-¿Qué cambios son los que usted más nota en la profesión? -¿Qué piensa de la Inteligencia Artificial y las nuevas tecnologías, en general?
-Y eso que se apoyan en Google o la IA. ¡Maravillosas herramientas que hay que usar con respeto y sin abuso, basándose también en los conocimientos y experiencias propias! Le tengo admiración y respeto a la Inteligencia Artificial, pero siempre tengo la duda de lo que ocurre en la película Terminator. ¿Y si pasa?
-Estos nuevos tiempos, ¿son mejores o peores que los pasados?
-Los nuevos tiempos son mejores que los pasados, por la enorme cantidad de ventajas que tiene el ser humano. Y sin embargo, todos los avances van en contra -al final- de las personas, que encuentran mayores dificultades para encontrar trabajo, que son reemplazados rápidamente por más jóvenes, que la competencia es feroz, y que ¡la plata no alcanza! Los de 50 están fritos, y ya les empieza a tocar a los de una década menos. Habla un nacido en 1944. Visión de viejo mañoso.
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Carlos Marcelo Sicilia (Marcelo Álvarez - Los Andes)
-Después de Sicilia y Hola País, parece que la mañana no tuvo herederos naturales y hoy muchos pelean en ese segmento ¿Lo ve así? Y, ¿qué piensa de la mañana actual de Nihuil? y, ¿cuál es la mañana de radio actual que le gusta escuchar?
-En Nihuil siempre estuvieron los Mejores: Jorge Sosa, Cacho Cortez, Romairone y Galdeano con sus personajes, Gustavo Solanes, el gallego Bustos Herrera, mi hermano Horacio, Alberto Atienza y me avergüenza no seguir con los #1, pero estaban. Con este elenco hicimos la mañana de la radio, y comenzó un caída desde el 2015 que todavía no termina. Aparecieron nuevos medios de difusión, los pocos buenos empezaron a repartirse, y hoy nadie es el favorito. Ese reparto de valores repercutió en la importancia de una trasmisión, sumado a lo expuesto más arriba, de la chabacanería, grosería y risotadas. Hoy solo escucho a dos o tres Fms que pasan SOLO MUSICA, porque de opiniones de muchos semialfabetos ya no tengo voluntad de sintonizar. Y si no, pongo mi propia música de la memoria de mi reproductor.
-¿Puede hacer una especie de decálogo (o algunos consejos básicos) para los nuevos comunicadores?
-Si los nuevos escucharan lo que les puedo decir, insistiría en lo mismo: lean muchos libros, instrúyanse antes de enfrentar un micrófono o una cámara. Hablen pausado y claro. Dejen de lado el ego y escuchen las respuestas, y -sobretodo- respeten a la audiencia, a la que NO LE INTERESA sus propias historias de vida ni su intención de repetir hasta el hartazgo una aclaración que nadie ha pedido, como maestro Siruela que se sienten (Siruela, con s, del pueblo de la provincia extremeña de Badajoz, personaje proverbial surgido del ingenio popular. ¿Ves? Buena manera de usar Internet.)
-Cuénteme alguna de las ausencias que más sufre y algunas presencias que más disfruta.
-De las personas que extraño más, sufro la ausencia de mi padre y madre en forma especial, y de mis hermanos Jorge (fallecido hace tantas décadas) y Horacio, con quien conviví momentos laborales largos. Mi papá nos leía, de chicos, el Martín Fierro. Tengo la imagen de mi viejo sentado en un sillón y los tres chicos, acomodados en el suelo, escuchándolo, Gran lector (leyó el Quijote dos veces, ¿qué tal?) y me regaló un cumpleaños un tren a cuerda, imagen que tengo grabada a fuego. De mi vieja, necesito mucho espacio, pero solo diré que -además de ser mi madre- fue mi tomo de consulta en mis dudas gramaticales en mi trabajo. Profe de Castellano e Inglés, los dos profesorados hechos en simultáneo, y también de latín, griego, historia y siguen las asignaturas. Extraordinaria. Nunca una duda al aire con tal feedback.
-¿Se arrepiente de su incursión en la política o lo volvería hacer? ¿Fue una buena experiencia, lo disfrutó, se divirtió?
-En la política incursioné como candidato extrapartidario por el cansancio de las tropelías kirchneristas en el país. Tenía alguna simpatía por escasos peronistas republicanos que me invitaron, y mi único interés fue el de hacer algo por Mendoza si me votaban. Me faltaron menos de 10 mil votos para entrar al Congreso. Luis Petri me sacó de la cancha. Fue una experiencia más que interesante, y sobretodo porque el barro político apenas rozó la suela de mis zapatos.
-¿Cuál es la pregunta (y la respuesta) que siempre quiso responder y que nunca le han hecho?
-“¿Qué te gustaría hacer su pidieras hacer lo que quisieras?” Y mi respuesta sería: Ser emperador y tener una gran cimitarra para cortarle la cabeza a todos los que estacionan en doble fila. Pero no hablo de los padres que van a buscar a los chicos a los colegios. Hablo de esta actitud general que tenemos todos los mendocinos de decir: me cago en todos ustedes, mi vida es esta y aquí me paro. Esa sería la pregunta que nadie me ha hecho nunca.
Un mendocino en Londres
Sicilia tiene miles de anécdotas y buena memoria, que surgen en cada charla y que son tantas que no tiene necesidad de repetirlas.
Hace no tanto, en una charla que mantuvo en el programa radial de Luis Ábrego, contó un recuerdo guardado en 1968. “Me mandaron por una beca de tres meses a trabajar a la BBC de Londres. Eso fue en el año del 68' en la explosión de la cultura pop. Cuando caminaba desde la pensión hacia el trabajo, pasaba frente a una boutique que tenían los Beatles y que a veces la atendía uno de ellos: era un despelote cuando eso pasaba. En una de las veces que pasé por allí, encontré una muchedumbre, le pregunté a un policía qué estaba pasando, y me dijo: los muchachos (en referencia a los músicos) están cerrando el negocio y tirando las prendas a la calle. ¡Eran los cuatro que habían ido a cerrar el boliche! Vaya uno a saber por qué, y habían abierto todo y estaban tirando todo en la zona céntrica de Londres”.
Marcelo Sicilia (el “Carlos” es para las formalidades) recordó que “yo pensaba que la BBC era perfecta. Pero fue tan imperfecta que, después de ese curso de tres meses, fui elegido como el conductor del programa de radio que había que hacer como tesis. ¿Yo? Uno que venía de Mendoza, era el conductor de ese espacio, ícono de la BBC. Eso me hizo entender que a la noche todos los gatos son grises. Lo que sí se aprende en la BBC es el respeto hacia la gente y a los horarios. Nosotros teníamos que grabar un programa que debía terminar 42 segundos antes de la hora, porque se conectaba con el Big Ben”.
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Carlos Marcelo Sicilia (Marcelo Álvarez - Los Andes)
PING PONG
-¿Un libro? La ciudad y los perros, de Vargitas (Mario Vargas Llosa)
-¿Un tema musical? De mi madre, la primera zamba que toqué después de aprender solo la guitarra.
-¿Una vestimenta? Remera y pantalón cargo. El traje y la camisa con corbata lo usé por décadas en la TV.
-¿Una comida? Dijo Bugs Bunny: “...¡Comida! Mi platillo favorito!...” y me siento un poco ese conejo. Pero si hay que elegir, prefiero lo que se come con cuchara.
-¿Un hobby? Acuarios y jardinería. A veces, carpintería.