Ahora, el ACV también afecta a las personas jóvenes y 20% queda con discapacidad

Se considera así a los menores de 45 años pero hay casos que pueden darse incluso a los 30 o menos. El dato es un llamado de atención si se tiene en cuenta que el riesgo aumenta con la edad y más a partir de los 50 años. Un 20% puede quedar con discapacidad y las secuelas afectan a personas en plena vida productiva y con más años de sobrevida con ellas a cuestas.

Se presentan más ACV en personas jóvenes y 20% queda con discapacidad. Se considera así a los menores de 45 años pero hay casos que pueden darse incluso a los 30 o menos. Foto: Sanatorio Allende
Se presentan más ACV en personas jóvenes y 20% queda con discapacidad. Se considera así a los menores de 45 años pero hay casos que pueden darse incluso a los 30 o menos. Foto: Sanatorio Allende

El riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular aumenta con la edad y son más frecuentes a partir de los 50 años, desde cuando van “in crescendo” los casos. Sin embargo, se están presentando con más frecuencia este tipo de casos en pacientes jóvenes, menores de 45 años. Incluso un médico contó que atendió un paciente de 30 años, el más jóven que ha tenido y que puede presentarse a menor edad.

“Se podría afirmar que progresivamente se están encontrando episodios de accidentes cerebrovasculares en personas más jóvenes, definidos jóvenes como aquellos entre 15 y 45 años”, afirmó el doctor Nicolás Renna, médico cardiólogo mendocino y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).

En el mismo sentido se expresó el médico intensivista, Gonzalo Álvarez Parma: “Cada vez hay más pacientes jóvenes con accidentes cerebrovasculares y que si bien antes esos accidentes en personas jóvenes estaban relacionados a patologías específicas, como malformaciones arteriovenosas u otras anomalías a nivel del sistema vascular cerebral, hoy la presencia en personas jóvenes tiene que ver también con el aumento de la incidencia de los factores de riesgo cardiovascular”. Al respecto enumeró la hipertensión arterial, el tabaco, el estrés, el sedentarismo. “Hábitos de vida que vamos implementando y que no solamente incrementan el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas sino también enfermedades a nivel del sistema vascular cerebral”, remarcó.

En cuanto a las edades en que le ha tocado atender estos cuadros mencionó: “Hemos visto pacientes de 30 años con accidentes cerebrovasculares isquémicos y más jóvenes también hay”.

Alerta: Algunos de los síntomas de un ACV son la dificultad para hablar de forma súbita y eventos de mareos o cefaleas.
Alerta: Algunos de los síntomas de un ACV son la dificultad para hablar de forma súbita y eventos de mareos o cefaleas.

Cabe destacar que la baja en la presentación de estos cuadros no quiere decir que haya un descenso de la edad promedio. “Si bien ha aumentado el número de casos en pacientes jóvenes, la edad promedio ronda los 50 años (...) que hayan aumentado los casos en pacientes jóvenes no quiere decir que sean los más frecuentes”, advirtió el neurólogo.

Una investigación hecha en Holanda hace unos años y publicada en Neurology Journal concluyó que la incidencia de cualquier accidente cerebrovascular en jóvenes de entre 18 y 44 años había aumentado 23% en una década (entre 1998 y 2010), debido a un incremento del accidente cerebrovascular isquémico.

Asimismo, las mujeres de entre 18 y 35 años presentan 44% más de probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular isquémico en comparación con los hombres de la misma edad, según una revisión de múltiples estudios internacionales que reflejó la Asociación Americana del Corazón.

Duro impacto

El asunto es que estos episodios pueden dejar secuelas y en el caso de las personas jóvenes, el hecho puede tener un gran impacto en su vida. Es que por un lado, se encuentran en plena edad activa, quizás posicionándose laboralmente, estudiando o con una familia joven, lo cual puede impactar su calidad de vida y sus perspectivas. Pero además, tienen por delante muchos años los que, sí quedaron con secuelas, deberán afrontar con ellas a cuestas.

Se estima que 7 de cada 10 personas sufren secuelas tras un ictus o ACV. Un trabajo con datos de Mendoza hecho en 2018 concluyó que unas 12 mil personas mayores de 40 años tienen afectada su calidad de vida tras padecer un accidente cerebrovascular en la provincia.

Pero en particular, se afirma que estos cuadros tienen una mortalidad mayor en personas jóvenes que en pacientes mayores. “La literatura habla de una mortalidad entre el 40 y el 50%, con un grado de discapacidad de aproximadamente el 20%; esas son cifras bastante superiores a los datos que tenemos para adultos y por lo tanto podemos considerar que es una patología más grave cuando se da en pacientes más jóvenes”, afirmó Renna.

De todas formas, los médicos aclaran que, como en todos los casos de este tipo las consecuencias están atadas a diversas variables. Entre ellas, la velocidad con que se reciba atención médica -cada minuto es cerebro que se pierde, se afirma siempre- la localización y el tamaño del vaso afectado.

“Tenemos que pensar que el accidente cerebrovascular es una de las enfermedades que más discapacidad puede generar”, señaló el cardiólogo. “Cuando hablamos de discapacidad eso tiene una connotación psicológica, física y social, que tiene que ver con la integración, con su trabajo, etcétera”, refirió.

Sobre cómo este hecho puede incidir en la vida del paciente y su entorno, Álvarez Parma dijo que el impacto de un ACV en una persona joven tiene que ver con “la tragedia que se genera” si tiene que vivir con secuelas por el resto de su vida, además en el núcleo familiar y a lo que se suma el entorno laboral. “O sea, estamos hablando del impacto en una masa productiva, con todo lo que eso genera para el sistema. De igual modo, el impacto que tiene en el sistema sanitario a nivel de todos los cuidados y medidas de rehabilitación que estos pacientes necesitan”, agregó.

Causas de ACV en jóvenes

Las posibilidades de sufrir un ACV están asociadas a las patologías comórbidas que tenga una persona así como estas serán determinantes en la evolución y consecuencias. Pero aún sin ellas, hay un aumento de los factores de riesgo.

“Cuanto más comórbidas tenga, mayor probabilidad de muerte va a tener, y cuanto mayor sea el área afectada por el ACV, también empeorará el pronóstico. Pero eso va a depender de en qué lugar se localice el accidente cerebrovascular”, resaltó el intensivista.

ACV: el tipo más frecuente es el ataque cerebral isquémico (un 88% de los casos aproximadamente), generalmente causado por un coágulo sanguíneo que bloquea o tapa un vaso sanguíneo en el cerebro. En contraposición existe el hemorrágico, que ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro gotea o se rompe.
ACV: el tipo más frecuente es el ataque cerebral isquémico (un 88% de los casos aproximadamente), generalmente causado por un coágulo sanguíneo que bloquea o tapa un vaso sanguíneo en el cerebro. En contraposición existe el hemorrágico, que ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro gotea o se rompe.

En tanto, Renna explicó que en esta franja etaria pueden tener las mismas causas que los ACV en personas de mayor edad. En este punto hay que tener en cuenta que el tipo más frecuente es el ataque cerebral isquémico (un 88% de los casos aproximadamente), generalmente causado por un coágulo sanguíneo que bloquea o tapa un vaso sanguíneo en el cerebro. En contraposición existe el hemorrágico, que ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro gotea o se rompe.

Ávarez Parma resaltó que, como tanto se dice, se trata de una patología tiempo-dependiente, hay un tiempo determinado en el cual se puede aplicar el tratamiento específico. Si ese tiempo pasa las probabilidades de desocluir el vaso realmente son escasas y el área de muerte cerebral será mucho más grande. Por eso, puso en relieve la falta de educación, no solamente en cómo detectar un accidente cerebrovascular en la comunidad, sino también en cómo proceder ante la solicitud de un servicio de emergencias.

Los especialistas advierten que es difícil establecer una causa pero que hay muchos factores que están influyendo en esto, entre los que mencionan fundamentalmente los hábitos poco saludables y el nivel de estrés.

“Cuando hablo de hábitos poco saludables tiene que ver con que, si bien ha bajado la incidencia de nuevos casos de fumadores, hay otros factores que son importantes, como la obesidad, la diabetes y la hipertensión, que tienen una prevalencia muy alta”, apuntó Renna.

“Sabemos que entre obesidad y sobrepeso hay un 60% de prevalencia -continuó- de hipertensión arterial hay por lo menos un 40, 42% de prevalencia, 46% en la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, son enfermedades que per se pueden provocar y pueden generar como complicación este tipo de patologías”.

En tanto, los hábitos saludables tienen que ver con la forma de comer, la forma de dormir, el estrés, la calidad de vida en general.

“Una cosa importante para destacar también, tiene que ver con que el aumento de consumo de estupefacientes, fundamentalmente de drogas ilícitas, y más específicamente de cocaína que viene en aumento, también es una de las causas”, agregó el cardiólogo. En este sentido dijo que la prevalencia en Argentina en general ha aumentado y aclaró que si bien no es una de las causas principales, aporta al aumento del accidente cerebrovascular en personas jóvenes.

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