La vacuna contra el Covid, que llegó a fines de diciembre de 2020 para salvar a mucha gente en medio de la pandemia, quedó indicada para personas con condiciones de riesgo para ser aplicada como refuerzo anual, al igual que la antigripal. Sin embargo, aunque esta última está muy instalada, hay muchas personas que dejan de colocarse la segunda. Los médicos ven que aunque estén en grupos de riesgo y la tengan indicada muchos prefieren o colocársela. Otros, directamente no están informados sobre la indicación.
El doctor Enrique Barimboim, jefe de Neumología del hospital Central destacó que la campaña de vacunación por calendario es amplia y con una alta cobertura en vacuna antigripal. “En general la gente tiene aceptación de la vacuna de la gripe, no así de la vacuna del Covid, mucha gente no quiere vacunarse contra el Covid incluso teniendo la indicación”, observó.
“La gente dice: ya me puse dos, ya me puse tres, no me quiero vacunar más, no le tengo confianza. Bueno, todo lo que sabemos que está circulando en las redes y que va en contra de las vacunas, que en algún momento de alguna forma le llega a la gente. Y eso hace que se vacune menos, pero hemos tenido pacientes con Covid internados porque el virus está circulando”, relató. Incluso hay que recordar que en grupos de riesgo el patógeno puede ocasionar neumonía y ser letal.
“Efectivamente observo que hay una parte de la población que, aún accediendo sin problemas a la vacuna antigripal todos los años, se muestra más reticente a colocarse la vacuna contra el Covid-19, especialmente en esta nueva etapa donde ya no hay una campaña masiva como al inicio de la pandemia”, sumó el doctor Felix Eduardo Nallim, Presidente de la Asociación Gerontología Argentina (AGA).
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Opinó que la vacuna antigripal está más incorporada culturalmente, con décadas de presencia en los calendarios anuales desde 1973 y menos controversia pública.
“Es como si la vacuna antigripal fuera ya un "hábito consolidado", mientras que la del Covid aún está en proceso de lograr ese estatus. Por eso es importante seguir informando y recordando que, especialmente para personas mayores y con factores de riesgo, hay que seguir reforzando la inmunización, que es una herramienta valiosa para prevenir complicaciones”, remarcó el profesional.
Quiénes deben colocarse la vacuna contra el Covid
El Ministerio de Salud de la Nación destaca que es importante que todas las personas a partir de los 6 meses de edad cuenten con esquema primario, al menos un refuerzo aplicado en los últimos 6 meses y continúen con la periodicidad de acuerdo a las siguientes recomendaciones:
-Riesgo alto de Covid-19 grave: personas de 50 años o mayores, embarazadas y personas con inmunocompromiso a partir de los 6 meses de vida. Se aplicará una dosis de refuerzo a los seis (6) meses desde la última dosis aplicada y luego continuará con la misma periodicidad (cada 6 meses).
-Riesgo intermedio de Covid-19 grave o alta exposición laboral al virus Sars-CoV-2: personas menores de 50 años con comorbilidades no inmunosupresoras (enfermedades crónicas, obesidad), personal de salud y personal estratégico. Dosis de refuerzo a los 6 meses desde la última dosis aplicada y luego continuar con una periodicidad anual.
-Riesgo bajo de Covid-19 grave: personas entre 6 meses y 49 años inclusive sin comorbilidades. Dosis de refuerzo a los doce (12) meses de la última dosis aplicada y luego continuar con periodicidad anual.
“Estos refuerzos son necesarios para sostener la protección y prevenir el desarrollo de formas graves de la enfermedad”, subraya. La vacuna se encuentra disponible en vacunatorios, centros de salud y hospitales públicos y es gratuita. De todas formas, en la Dirección de Inmunizaciones de Mendoza señalaron que no está en todos.
“Como es una vacuna en frascos multidosis, nosotros tratamos que esté en los lugares cabecera de referencia, porque no se puede mandar a todos lados, obviamente, porque si no tendría una tasa de desperdicio muy alta, porque se tiene que usar en el mismo día”, apuntó la titular, Iris Aguilar.
De todas formas, dijo que notan un aumento en la demanda, quizás propio de la época en que las personas empiezan a pensar en la protección frente a las enfermedades respiratorias que incrementan su circulación con el descenso de la temperatura.
“Hay un aumento de la demanda de vacuna Covid desde que empezó la campaña de vacunación antigripal, sobre todo en los mayores de 60 años que vienen a vacunarse”, señaló. Dijo que la vacuna disponible es marca Moderna, monovariante.
Posibles razones
Hay diversos factores a los que puede atribuirse una menor demanda de esta vacuna. “En primer lugar, muchas personas perciben que el Covid-19 ya no representa una amenaza tan grave como en los años anteriores, especialmente si han tenido la enfermedad en forma leve”, opinó Nallim.
Agregó que se suma que hay menos comunicación oficial y campañas públicas que refuercen la necesidad de seguir vacunándose.
Países europeos suspendieron la vacuna de Astra Zeneca por temores de posibles efectos secundarios. (DPA)
Astra Zeneca retiró su vacuna del mercado
“También influyen el cansancio social con respecto al tema, cierta desinformación actual, incluso la falsa idea de que ya están inmunizados para siempre o que el Covid ya pasó y no representa un peligro”, consideró.
Otros de los factores tiene que ver con cómo quedó instalada en el imaginario social esa vacuna. Es que fue desarrollada en tiempo récord para los plazos que usualmente se manejaban; la devastadora pandemia requería una respuesta urgente. Pero junto con ello surgieron argumentos que cuestionaban la seguridad de los inoculantes desarrollados en esas condiciones, productos nuevos frente a una amenaza nueva.
En ese contexto, también surgieron los grupos antivacunas que vieron la oportunidad de aprovechar la coyuntura, aparecieron las fake news y la desinformación. También se instalaron mitos: se llegó a decir que se usaban para implantar chips en la gente o que muchos vacunados adquirían la “capacidad” de funcionar como imanes ante los metales.
Luego también proliferaron relatos sobre el malestar que provocaban algunas e incluso efectos adversos que implicaban graves consecuencias para la salud.
“Yo he decidido no ponerme más esa vacuna porque, si bien las primeras no me cayeron tan mal, con la última me sentí terrible incluso sentí que me moría, así que no quiero sentirme otra vez así”, contó Mercedes, de 82 años.
La que tuvo más cuestionamientos fue el desarrollo del laboratorio AstraZéneca. De hecho hace un año la empresa reconoció ante el Tribunal Superior del Reino Unido que puede generar efectos secundarios pero dijo que son “muy raros”, con poca frecuencia. Afronta demandas por haber provocado síndrome de trombosis con trombocitopenia. Incluso un mendocino de 71 años le inició una demanda a la multinacional. Le diagnosticaron Trombosis Venosa Profunda (TVP) y asegura que cambio radicalmente su vida. Finalmente el laboratorio la retiró del mercado.
Por el contrario, los especialistas siguen sosteniendo que los riesgos son bajos y que si bien los productos medicinales en general pueden tener efectos secundarios, los beneficios los superan ampliamente.
“Han influido los discursos en contra de las vacunas y la polémica que generó AstraZeneca y la exposición mediática de algunos efectos adversos”, aceptó Nallim. “Aunque la gravedad de los cuadros fue muy poco frecuente en relación con la cantidad de dosis aplicadas, el impacto en la confianza de la gente ha sido muy grande”, analizó. Pero asimismo subrayó: “Hoy es fundamental seguir informando con claridad, las vacunas siguen siendo una herramienta clave, especialmente para personas mayores o con factores de riesgo”.