A 20 años del atentado a las Torres Gemelas: el relato de un sobreviviente del 11-S y mendocino por adopción

“Cada 11 de septiembre siento que volví a nacer”. Este es el testimonio de David English, un sobreviviente del atentado a las Torres Gemelas, que es mendocino por adopción.

David English presenció el atentado a las Torres Gemelas
David English presenció el atentado a las Torres Gemelas

Más allá del impacto que generó en David English haber presenciado el atentado a las Torres Gemelas a metros de la “Zona Cero”, en su retina conserva bien nítidas tres imágenes muy particulares.

Las evoca desde su hogar mendocino, donde recaló poco después de aquel episodio, en medio de la crisis argentina de 2001, pero convencido de que emigrar a este país resultó la mejor decisión.

A sus casi 50, afincado en la provincia y papá de un hijo mendocino de 11 años, rememora que mientras todo era pánico y confusión, en medio de gritos y del polvo que le impedía abrir los ojos, cumplió a la perfección una vieja enseñanza de su padre para los casos de emergencia: no permanecer mirando y bajar a la primera estación de subte.

Así lo hizo. Subió al vagón y lo estremeció el contraste. Por un lado el caos, allá arriba y por otro la tranquilidad en los rostros de los pasajeros viajando rumbo a sus trabajos e ignorando por completo lo que ocurría.

El complejo de edificios donde vivía se encontraba muy cerca de las torres y, sin embargo, llegar a su hogar fue toda una odisea.

“Estaban todas las calles cortadas y llegué a casa recién en horas de la tarde. Quedé muy impresionado con una pareja que jugaba al tenis como si nada mientras el humo y el caos invadían el escenario y el mundo se derrumbaba. Pienso que frente a situaciones límites cada cual actúa como puede y estas personas se refugiaron en la indiferencia, en la inconsciencia. No podía creerlo”, reitera.

Sin embargo, otra imagen lo impresionó aún más: la de los diarios The New York Times apilados en las puertas de sus vecinos. Era la muestra cabal de que sus destinatarios habían muerto.

11/S: El día que cambió todo

El 11 de septiembre de 2001 David salió de su casa más temprano que otros días: caminaba rumbo a la sede mundial del Citibank para firmar un contrato con el fin de implementar un sistema de wifi en esas oficinas. El mundo digital recién se iniciaba y aquel era un negocio importante en su carrera. “El sueño americano”, define.

Con el contrato en mano y la expectativa a flor de piel, sintió que sobre su cabeza “algo” explotaba. Así de simple y de literal.

“El primer avión impactaba en el cielo, pero no lo advertí, sino que pensé que se trataba de otra cosa. En realidad la gente no le dio mayor importancia. Vimos las llamas, pero no parecía trágico, allá suelen suceder explosiones de cañerías o cosas parecidas”, grafica.

Transcurrieron segundos, tal vez minutos. David se dirigió a un teléfono público y llamó a su papá. Apenas colgó, el segundo avión impactó en la torre restante.

“Entonces me di cuenta de que se trataba de un atentado. Una mujer a mi lado lloraba histéricamente, desesperada: su esposo estaba en las torres. Obviamente aquel contrato nunca sucedió, pero el episodio me empujó a la Argentina, un país con muchísimas oportunidades y gente maravillosa”, reflexiona.

La enseñanza de sus padres, de no permanecer en la zona de riesgo y resguardarse en una estación, fue clave. “El mundo se daba vuelta y dentro de vagón nadie se había enterado. No había cobertura para celulares, datos ni wifi. Aquella sensación me causó estupor”, señala.

Poco después, entre las numerosas víctimas fatales de su entorno, supo que una de ellas era su vecino argentino Pedro Grehan, con quien solían conversar a menudo en el ascensor o en el hall del complejo.

“Yo había estado en la Argentina poco tiempo antes y me enamoré del país. Una tarde lo escuché hablar español, me acerqué y entablamos una linda relación”, recuerda.

Nuestro edificio estaba repleto de gente que trabajaba en las torres, por eso era común observar la pila de diarios en las puertas de los departamentos. Esas imágenes no se me borran”, confiesa.

David y su hijo pudieron visitar mucho tiempo después el monumento que evoca a los muertos en el atentado. Y allí pudo tocar la placa con el nombre de su amigo: “Pedro Grehan”.

David English, presenció el atentado a las Torres Gemelas. Años después, visitó con su hijo la "Zona Cero".
David English, presenció el atentado a las Torres Gemelas. Años después, visitó con su hijo la "Zona Cero".

“Siento que no soy la misma persona desde aquel 11 de septiembre y, de hecho, en cada aniversario muchos me desean el feliz cumpleaños. Es verdad, ese día renací. Hoy tengo otros valores y objetivos, ya no me importa la casa ni el auto y disfruto los ñoquis del domingo en familia, los asados y el mate en el parque”, enumera.

Otra vida

Cuando se alejó de Estados Unidos, Mendoza lo atrapó de inmediato.

“Había recorrido Australia, Japón, Europa. Visité la Argentina en 1998 y me encantó, por eso pensé en instalarme. Hoy siento que esta provincia me ha dado todo, clima y paisaje inmejorables, oportunidades de trabajo y una vida de barrio maravillosa, con siestas sagradas y vecinos que son como hermanos”, asegura.

A diferencia de otros países, David valora de la Argentina la prioridad que se le da a los afectos, la familia y los amigos. “El factor humano es clave, no lo cambio por nada”, advierte.

“¿Si me siento un sobreviviente’ Sí, aunque creo que todos lo somos”, reflexiona.

“Vi el potencial de Mendoza”

Corrió mucha agua debajo del puente y hoy David asegura que vio el potencial de Mendoza hace más de 20 años. De hecho, se insertó rápidamente en el mundo laboral organizando pasantías de estudiantes americanos en bodegas.

En tiempos normales, cuenta, le fue muy bien y luego llegó la pandemia. De todos modos, de nada iba a sorprenderse. Había llegado en plena crisis de 2001 y las oportunidades aparecieron igual.

Concluye: “Era muy obvio que Mendoza iba a explotar por su turismo, inversiones extranjeras, economía, buena gente y excelentes costumbres”.

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