30 de noviembre, Día Nacional del Mate: por qué hoy se celebra el hábito más argentino
Una fecha que recuerda uno de los hábitos más queridos de Argentina. Está en todos lados, y todos alguna vez lo probaron. Por eso es importante conocer su historia.
Hay hábitos que atraviesan generaciones, clases sociales y momentos cotidianos, y el mate es uno de ellos. No importa el clima ni la compañía: aparece en casas, plazas, lugar de trabajo y/o en el auto, ofreciendo esa pausa breve que invita a conversar, acompañar o simplemente estar.
El mate es una infusión realizada con las hojas de yerba mate, muy popular en Argentina, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil. Cada región tiene su forma particular de cebarlo y tomarlo, pero en todas existe un punto en común: es un excusa para compartir, crear cercanía y generar momentos en común.
En el gesto de ofrecer un mate se transmite algo más que una bebida: implica unión, confianza, familiaridad, encuentro. Es un símbolo cotidiano que acompaña desde el desayuno hasta las horas finales del día.
Por eso cada 30 noviembre tiene su propio homenaje y no es por casualidad. La fecha está directamente vinculada con la historia argentina y con personas que marcaron el camino de las costumbres nacionales. Su conmemoración busca poner en valor el mate como ícono afectivo de quienes lo comparten.
Día Nacional del Mate.
Día Nacional del Mate.
Por qué se celebra el 30 de noviembre
Ese día se celebra oficialmente el Día Nacional del Mate en Argentina, una fecha sancionada en 2014 por el Congreso para reconocer el peso social, cultural y simbólico de esta infusión tan presente en la vida diaria. Más allá del sabor o la forma de prepararlo, el mate es un lenguaje común entre argentinos.
La elección del día está ligada al nacimiento de Andrés Guacurarí y Artigas, conocido como Andresito, un líder misionero que impulsó la producción y el desarrollo de la yerba mate en el siglo XIX. Fue gobernador de la Provincia Grande de las Misiones en 1815 y promovió el cultivo, cosecha y comercialización de la yerba, actividad que terminó siendo clave para la región y para la tradición que aún persiste.