Cuando parecía que se empezaba a conocer mejor a los millennials y su capacidad de adaptarse a la tecnología, surge una nueva categoría que incluye a quienes nacieron a partir de 1995: los centennials.
Cuando parecía que se empezaba a conocer mejor a los millennials y su capacidad de adaptarse a la tecnología, surge una nueva categoría que incluye a quienes nacieron a partir de 1995: los centennials.
Ellos llegaron a un mundo en el que el uso de los celulares está extendido, por lo que se vinculan de un modo casi naturalizado con estos dispositivos. Son más realistas, entienden que se necesita esfuerzo para llegar al éxito y valoran las diferencias.
Aunque haya mayor interés por conocer a los grupos recientes, el agrupar a las personas de acuerdo a su nacimiento por generaciones no es algo novedoso.
Los que nacieron entre 1965 y 1981 fueron conocidos como generación X y antes de ellos están los baby boomers, quienes llegaron al mundo entre 1945 y 1964.
Existe un relativo consenso, aunque los años difieren según el caso, en denominar generación Y, o millennials a los nacidos entre 1982 y 1994, y generación Z o centennials a quienes nacieron a partir de 1995.
Estas clasificaciones son utilizadas, sobre todo, por consultoras de mercado que asesoran a sus clientes sobre cómo apelar a estos jóvenes de acuerdo a ciertas características compartidas.
Lo cierto es que en Mendoza, según datos del Registro Civil, son 754.655 las personas que nacieron entre 1995 y 2017. De acuerdo a las proyecciones del Indec con base en el censo de 2010, la población actual en la provincia sería de 1.928.304 habitantes.
Así, los centennials mendocinos llegarían al 39% del total, cifra nada despreciable como para intentar conocerlos un poco mejor.
Apertura y realismo
Según The Futures Company, una empresa norteamericana que asesora sobre mercados y dinámicas generacionales, los principales valores de los centennials, “la nueva generación joven”, son la apertura, el realismo y la resiliencia.
Así, se dan a sí mismos y a otros, permiso para ser diferentes y expresar esa diferencia. También tienen expectativas realistas sobre ellos mismos y cómo funciona el mundo, porque están acostumbrados a los límites y restricciones.
Por otra parte, han aprendido que el trabajo duro y la determinación son claves para el éxito en el mundo actual. Saben que van a enfrentar obstáculos en su camino pero están preparados para superarlos. De hecho, disfrutan y celebran la vida más allá de los desafíos y problemas.
A diferencia de la generación que los precedió -los millennials-, los centennials no consideran que lo más importante sea la diversión ni buscan hacer actividades riesgosas o peligrosas. Tampoco les preocupa tanto ajustarse a estándares como la moda.
Otra consultora, Power Reviews, desarrolló un estudio sobre el comportamiento de los centennials como consumidores, que aporta diversos datos que permiten caracterizarlos.
Los millennials, detalla, tuvieron su primer celular en la adolescencia pero todavía escucharon los sonidos agudos de la conexión dial-up (telefónica) de Internet en sus hogares.
Los centennials, en cambio, nacieron en el mundo de los teléfonos móviles y tienen una amplia variedad de redes sociales a su disposición.
Para estos nuevos jóvenes la tecnología no es excitante, sino algo que dan por hecho, ya que están inmersos en ella desde pequeños. Tienen un período de atención promedio de 8 segundos, después de lo cual si no se ha despertado su interés, se alejan.
Poseen las herramientas para tomar sus propias decisiones y encontrar soluciones. Su deseo de información es mayor y, su paciencia, más corta que cualquier otra generación anterior.
No les gusta que les señalen cosas sino que prefieren un diálogo.
El que estos jóvenes hayan nacido con una tablet y un celular “bajo el brazo”, del que no se despegan, como también que sean más impacientes y tengan capacidad para procesar la información velozmente, implica un desafío para las instituciones educativas.
En especial, porque no les interesan las clases en las que un docente transmite conocimientos, sino los sistemas colaborativos y participativos.
De los youtubers a los influencers
Para los millennials, los famosos ya no estaban en televisión. Miles de jóvenes como ellos comenzaron un meteórico ascenso a la fama gracias a YouTube, que encumbró a personajes como Pewdiepie o Rubius.
Pero los youtubers están anticuados para los centennials, que prefieren a influencers que han surgido a través de redes sociales como Instagram o Musical y una plataforma de kararoke on line que ha creado nuevas estrellas.
Es que los centennials conocen las redes sociales al dedillo. Tanto es así que muchos de ellos dividen su vida social pública (Facebook, Twitter) de la estrictamente privada que aparentemente no deja rastro, con Snapchat, Stories de Instagram y otras aplicaciones menos conocidas como Whisper o Secret.
Martín Ojeda (18): "Formarme mis propias ideas, aunque escuche las de los demás". "Si bien tengo mis opiniones, en general me adapto a lo que viene, a menos que esté muy en contra de lo que pienso. Sí me gusta formarme mis propias ideas, aunque escuche las de los demás. Sobre lo de valorar la diferencia, en las personas de mi edad veo algunos que no aceptan, por ejemplo a los homosexuales. Y otras a las que no les importa gastarse la plata de los papás y que no valoran el trabajo y el esfuerzo.
Pero sí conozco muchos, y en realidad son la mayoría, que tienen que trabajar para poder pagar sus propios gastos".
Irupé Lucero (17): "La tecnología da más espacios para que la juventud se exprese". "Todos tenemos un celular, que tiene como positivo que tus papás te pueden ubicar cuando no estás en tu casa, pero como negativo veo que se ha perdido el hablar y mirarse a la cara, tanto en la amistad, como en la familia y la pareja. Eso es mucho más importante que mandar un mensaje. Hasta los niños chicos prefieren quedarse con la tablet que salir a jugar a la pelota o a las escondidas con los vecinos.
Pero también gracias a la tecnología hay más espacios para que la juventud se exprese libremente y sin prejuicios".
Miguel Bartoluce (22): "Me gusta buscar alternativas y la posibilidad de elegir entre ellas". "Soy estudiante de Comunicación Social y fotógrafo, y he buscado un trabajo en el que me siento muy cómodo. Con tres amigos empezamos sacando fotos en boliches y ahora también tenemos fiestas como casamientos, cumpleaños de 15 y fiestas de egresados. Manejo bien los sistemas operativos de edición de imágenes y la mayoría quiere fotos para las redes sociales: Instagram o Facebook. La foto impresa murió. Me gusta buscar alternativas, que hayan variables y la posibilidad de elegir entre ellas. También es importante el diálogo".