En el mundo de las plantas exóticas, hay una especie que destaca no sólo por su historia milenaria, sino también por su valor económico: el ginseng. Con más de 800 años de tradición, esta raíz puede llegar a valer cientos de dólares por kilo. Sin embargo, y aunque parezca increíble, casi nadie quiere cultivarla.
Esta paradoja ha llamado la atención de expertos en jardinería, quienes explican que el problema no es su precio, sino todo lo que implica lograr que crezca.
Cultivar ginseng: una tarea para valientes de la jardinería
La raíz de ginseng, conocida por su forma similar a un cuerpo humano, se cultiva en países como Corea, China y Estados Unidos. En cada uno de esos lugares, las condiciones del suelo y el clima son claves. Esta planta medicinal necesita zonas de sombra intensa, tierra húmeda, suelta y con buen drenaje, y sobre todo, muchísima paciencia.
Aunque las semillas se pueden sembrar en otoño o invierno, no dan frutos hasta después de varios años. En promedio, una raíz de calidad tarda entre 5 y 10 años en estar lista para la cosecha. Eso convierte al ginseng en una de las especies más lentas y exigentes para producir.
Cosecha lenta, pero valor altísimo en dólares
Una vez que la planta se desarrolla, la raíz puede venderse entre 200 y 1.000 dólares por kilo, dependiendo de su edad y pureza. Esto convierte al ginseng en un verdadero tesoro dentro del mundo de las plantas medicinales. Se usa desde hace siglos como antiinflamatorio natural, energizante y antioxidante.
Pero a pesar del precio, muchos productores evitan meterse con esta planta. ¿Por qué? Porque no solo hay que esperar años para verla crecer, sino que además se corre el riesgo de perderla por hongos, plagas u otros factores ambientales que escapan del control humano.
¿Qué necesita el ginseng para crecer?
El Panax ginseng (el ginseng verdadero) y su primo el Panax quinquefolius (ginseng americano) necesitan:
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Climas fríos con estaciones marcadas, especialmente inviernos con heladas (porque necesitan pasar un período de latencia con frío).
Bosques de hoja caduca (como robles y arces), que proveen sombra natural y hojarasca.
Suelos ricos en materia orgánica, sueltos, bien drenados y ligeramente ácidos (pH entre 5,5 y 6,5).
Un entorno sombreado, con un 70% a 80% de sombra, similar al sotobosque natural.
¿Por qué es complicado en Argentina?
En gran parte del país, las condiciones naturales no coinciden con las que el ginseng necesita:
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El norte y centro de Argentina son demasiado cálidos y secos.
En la Patagonia, aunque hay clima frío, los suelos y la flora nativa no son ideales.
Zonas como el sur de Córdoba, La Pampa, o ciertas áreas de Mendoza o el sur de Buenos Aires podrían llegar a recrear algunas condiciones, pero habría que invertir mucho en sombra artificial, suelos preparados, y riego controlado.
¿Hay alternativas o formas de intentarlo?
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Podrías simular las condiciones naturales con invernaderos de sombra y suelos preparados, aunque el cultivo es lento (puede tardar entre 4 y 6 años en cosechar raíces de buena calidad).
Hay un ginseng alternativo llamado ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosus), que no es un verdadero ginseng, pero es más resistente y más fácil de cultivar. No tiene los mismos compuestos activos, pero se usa de forma parecida.