El reciclaje no solo ayuda al planeta: también puede cambiar vidas. En Australia, un hombre logró pagar su casa gracias a un proyecto personal que comenzó casi sin querer. Esta es una de esas historias de vida que sorprenden y que muestran cómo los pequeños gestos diarios pueden generar grandes transformaciones.
“Empecé a juntar basura para desconectarme del laburo, y terminé comprando una casa”
Damian Gordon tiene 36 años y vive en Nueva Gales del Sur. Nunca imaginó que su rutina de salir a caminar por la playa después del trabajo lo llevaría a cambiar su vida. En sus paseos, no podía ignorar la cantidad de botellas y latas tiradas por todos lados.
“Volvía a la playa tan a menudo como podía y me propuse recoger la basura durante mi caminata”, contó en una entrevista con That’s Life.
Al principio lo hacía por salud mental. Pero con el tiempo, notó algo: había muchísima basura reciclable abandonada.
Ahí conoció el programa Return and Earn, que ofrece diez centavos por cada envase devuelto en máquinas especiales. Se trata de máquinas expendedoras inversas, que aceptan envases de vidrio, plástico y latas, y devuelven dinero por cada uno.
Casi medio millón de envases: una casa, botella por botella
Después de un festival en 2017, Gordon y otros voluntarios lograron separar 40.000 envases reciclables. Solo ese día, se llevó 4.000 dólares australianos. Esa cifra fue un punto de quiebre. “Voy a reciclar para conseguir el depósito de una casa”, le dijo a su mamá.
No era una locura: tres años después, ya había juntado 20.000 dólares. Y para enero de 2024, el número se había duplicado. Con 45.000 dólares ahorrados gracias al reciclaje y otros ahorros, pudo pagar el adelanto de una casa de dos habitaciones.
“Ahora estoy pagando la casa de mis sueños, botella por botella”, confesó, sin perder el entusiasmo. Aunque ya tiene su casa, sigue reciclando todos los días. Y no es solo por costumbre: con la hipoteca encima, cada moneda cuenta.
Lo más llamativo es que también amuebló su hogar con lo que otros tiraban: encontró una heladera, un microondas, un exprimidor y hasta un somier en la calle. “Hay cosas buenísimas que la gente desecha sin pensar”, afirmó.
Reciclaje y ahorro
Australia atraviesa una crisis habitacional seria: más de un tercio de las casas superan el millón de dólares. En ese contexto, historias como la de Gordon se vuelven más que inspiradoras.
Lo que empezó como un hábito para despejar la cabeza se convirtió en una estrategia de ahorro ecológica y efectiva. No solo logró su objetivo, sino que también ayudó a reducir la contaminación de su ciudad.
Embed - Aussie Man Saves House Deposit By Recycling Cans
“No pienso dejar de reciclar pronto”, aseguró. “Con los pagos de la hipoteca acercándose rápidamente, cada botella cuenta”.