12 de junio de 2025 - 12:00

Según la psicología, qué significa acumular a menudo ropa en la silla

Una conducta cotidiana que, desde el punto de vista de la psicología, puede revelar mucho más que desorden. Ansiedad, estrés, cansancio o simples hábitos.

La psicología analiza comportamientos cotidianos que, a simple vista, podrían pasar desapercibidos. Uno de ellos es el hábito de acumular ropa en una silla, un gesto aparentemente trivial que esconde un significado profundo. Este comportamiento, que se repite en muchos hogares argentinos, puede reflejar cansancio, evasión emocional o incluso una necesidad de contención.

¿Qué revela la ropa acumulada, según la psicología?

Una de las explicaciones más frecuentes tiene que ver con la procrastinación. Ese momento en el que se decide “guardar más tarde” un buzo o una campera puede repetirse tantas veces que la silla termina siendo un mueble más del placard.

“La mente, agobiada por miles de pensamientos y compromisos, percibe incluso las actividades más sencillas como obstáculos agotadores”, detalla un estudio de Cognitivismo Clínico publicado por Salvatori en 2017. Allí se vincula esta conducta con altos niveles de estrés y ansiedad.

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¿Por qué se postergan tareas mínimas como ordenar ropa?

Según la psicología cognitiva, quienes sufren de procrastinación tienden a aplazar tareas incluso cuando son rápidas o simples. El desorden en la silla puede simbolizar acciones sin resolver, emociones reprimidas o simplemente un cerebro que necesita descansar.

La frase “ya lo voy a guardar después” se vuelve un mantra que nunca se concreta. El resultado es visible: una pila de prendas que se acumulan como si fueran pensamientos sin resolver.

¿El desorden externo refleja el caos interno?

Muchas veces, quienes vuelven del laburo o la facultad no tienen energía ni para colgar una remera. Esa fatiga mental hace que la silla se convierta en un espacio intermedio, donde lo que no está limpio ni sucio espera indefinidamente.

“No es solo pereza. A menudo es una señal de alarma”, subraya el estudio. El desorden funciona como un espejo: cuando el mundo interno está desordenado, el entorno empieza a reflejar esa confusión.

¿Y si es simplemente un hábito?

Hay personas que crecieron en entornos donde el orden no era prioridad. Para ellas, la silla llena de ropa representa una rutina aceptable, un punto medio entre comodidad y caos.

Cuando la vida cotidiana no permite generar rituales de organización, lo funcional le gana al ideal de orden. En esos casos, la silla no molesta: está ahí, cumpliendo un rol práctico sin cargar con culpas.

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¿Cuál es el vínculo entre el desorden, el estrés y la ansiedad?

El Instituto Nacional del Envejecimiento estudió cómo los espacios caóticos pueden aumentar los niveles de ansiedad, alterar el sueño e incluso afectar el peso corporal. Cuando la casa está desordenada, el cerebro siente que no puede relajarse.

La acumulación puede ser una forma de manifestar externamente un estado emocional confuso. El ambiente desorganizado se convierte en una extensión del malestar psíquico.

¿Puede haber apego emocional a la ropa?

Según la psicóloga inglesa Emma Kenny, muchas personas sienten un vínculo emocional con las prendas. Cada remera o pantalón puede representar una etapa, un recuerdo, un momento significativo. No guardarlas puede ser una forma inconsciente de no soltar el pasado.

“Evitar ordenarla, dejarla a la vista, puede ser una forma inconsciente de no lidiar con ciertos recuerdos”, sostiene Kenny. Así, el desorden pasa de ser un acto mecánico a un mensaje emocional silencioso.

En algunos casos, la explicación es mucho más sencilla. La silla con ropa es un atajo práctico: ahí se apoya lo que se va a volver a usar pronto. No hay conflicto, solo funcionalidad. Guardar y descolgar todo el tiempo también implica un esfuerzo.

La psicología aclara que estos análisis no son reglas universales. Cada persona tiene sus propias costumbres, formas de organización y realidades diarias.

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