Las toallas son uno de los textiles del hogar que más se lavan y, curiosamente, los que más rápido se deterioran. Con el tiempo, comienza a notarse que dejan de ser suaves y empiezan a sentirse ásperas al tacto. Algunos pasos para su correcta limpieza las deja como el primer día.
Este problema no es por la tela. La causa principal está en los hábitos de lavado. Existen pasos sencillos que ayudan a revertir el efecto acartonado sin utilizar suavizantes o productos costosos.
toallas desgastadas
Las toallas endurecidas con el tiempo es por un mal hábito de limpieza, pero pueden recuperarse.
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Por qué las toallas se endurecen con el lavado
El endurecimiento de las toallas se produce, en gran parte, por la acumulación de residuos. El uso continuo de detergente y, especialmente, de suavizante genera una película que se adhiere a las fibras. Esta capa impide que el tejido absorba bien el agua y reduce la flexibilidad natural del algodón.
Otro factor clave es la cal del agua, que deja minerales incrustados en las fibras con cada lavado. Con el tiempo, estos restos endurecen la tela y hacen que la toalla pierda volumen. Además, los lavados a temperaturas inadecuadas y el secado con calor intenso contribuyen a compactar las fibras.
El suavizante, lejos de ayudar, empeora el problema
Aunque deja un aroma agradable, recubre la tela y provoca que las toallas se vuelvan rígidas y menos absorbentes.
Por eso, la solución no está en agregar más productos, sino en eliminarlos correctamente.
Al limpiar las fibras en profundidad y modificar algunos hábitos, es posible devolverles suavidad sin dañar el tejido ni acortar su vida útil.
El método con vinagre que devuelve la suavidad
Uno de los procedimientos más efectivos para recuperar toallas rígidas consiste en un remojo previo con vinagre blanco.
Para hacerlo, se debe colocar la toalla en un fuentón con vinagre blanco y el doble de agua tibia. El textil debe permanecer en remojo hasta que el agua se enfríe por completo.
El vinagre actúa disolviendo restos de detergente, suavizante y minerales acumulados en las fibras.
Al eliminar estos residuos, la tela recupera flexibilidad y capacidad de absorción. Una vez finalizado el remojo, no es necesario enjuagar previamente.
El siguiente paso es lavar la toalla en el lavarropas de manera habitual, pero sin agregar suavizante. Solo se utiliza detergente en la cantidad justa.
Luego del lavado, el secado cumple un rol fundamental: se recomienda secarlas a la sombra y al aire libre, evitando el sol directo y el calor excesivo.
toallas desgastadas
Las toallas endurecidas con el tiempo es por un mal hábito de limpieza, pero pueden recuperarse.
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Este método simple les devuelve la suavidad, pero también prolonga la vida útil de las toallas. Por eso, repetir el proceso de forma ocasional, se evita que vuelvan a endurecerse y se mantiene una textura agradable con el uso diario.