Durante años, los colores intensos como el rojo, el azul marino o el verde oscuro marcaron el carácter de las paredes. Pero las nuevas tendencias de interiorismo se inclinan hacia tonos más claros, naturales y serenos. Hoy, la prioridad es crear ambientes que transmitan bienestar y equilibrio, una corriente cada vez más elegida por decoradores y diseñadores del hogar contemporáneo.
Los tonos beige, arena, greige, blanco roto y piedra se convirtieron en los preferidos del diseño interior. Aportan luz natural, agrandan visualmente los espacios y combinan con cualquier estilo.
Además, son ideales para quienes renuevan su casa con frecuencia, ya que funcionan como una base versátil para sumar detalles de color en objetos o textiles.
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Más serenidad, menos saturación visual
El auge del minimalismo y la decoración escandinava impulsó esta preferencia por los tonos suaves. Las paredes neutras generan una atmósfera relajante, eliminan el ruido visual y ayudan a concentrarse o descansar.
Este enfoque se alinea con la tendencia global del slow living, que propone disfrutar de ambientes simples y bien iluminados, donde cada elemento cumple una función.
Texturas naturales y calidez visual
Los acabados mate, microcemento, pintura mineral y revestimientos de cal se imponen por su textura sutil y aspecto artesanal.
Estos materiales reflejan la luz de forma suave y crean un efecto envolvente, ideal para hogares que buscan una sensación cálida y natural.
También se destacan las combinaciones monocromáticas: tonos neutros en paredes, pisos y cortinas que logran continuidad visual y un estilo atemporal.
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Colores que reemplazan a los fuertes
Los decoradores recomiendan sustituir los tonos intensos por paletas inspiradas en la naturaleza: cremas, beige rosado, grises cálidos y tonos lino.
Estos colores transmiten calma y combinan perfectamente con muebles de madera clara, fibras naturales y textiles de lino o algodón.
Incluso en espacios pequeños, los neutros amplifican la luz y generan sensación de orden, sin necesidad de grandes reformas.
Más que una moda, esta tendencia refleja una búsqueda de bienestar emocional y visual. Las paredes neutras no solo embellecen, sino que contribuyen a un entorno más sereno, luminoso y equilibrado.
En 2026, los hogares más elegantes y sostenibles apostarán por colores suaves, texturas naturales y armonía cromática.