El herpes labial, también conocido como calentura o fuego labial, es una infección común causada generalmente por el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1). A diferencia del herpes genital, que suele estar vinculado al VHS-2, el herpes labial afecta la zona de la boca y puede provocar lesiones visibles, dolorosas y antiestéticas.
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¿Qué causa el herpes labial?
El herpes labial aparece como consecuencia de una infección por el virus del herpes, que es altamente contagioso. Según Dean Blumberg, jefe de enfermedades infecciosas pediátricas en UC Davis Health, el virus se transmite mediante contacto cercano con una persona infectada: por ejemplo, a través de besos, al compartir cubiertos, vasos o incluso toallas.
Una de las características del VHS-1 es que puede transmitirse incluso cuando no hay lesiones visibles, lo que dificulta prevenir su contagio.
¿Cuántas veces puede brotar el herpes labial?
Una vez que la persona ha sido infectada, el virus permanece latente en el organismo y puede causar brotes recurrentes. Christine Johnston, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Washington, explica que la frecuencia de estos brotes varía: algunas personas tienen un episodio una vez al año, mientras que otras pueden padecerlos varias veces en un mismo año.
¿Cuál es el tratamiento más eficaz para el herpes labial?
Aunque la mayoría de los casos de herpes labial se curan por sí solos en una semana, existen medicamentos que pueden acelerar el proceso de curación y reducir el dolor. Los expertos recomiendan iniciar un tratamiento con antivirales orales como aciclovir, valaciclovir o famciclovir al primer síntoma: hormigueo, ardor o sensibilidad alrededor de la boca.
Según Johnston, actuar rápidamente puede incluso evitar que se forme la ampolla. Estos medicamentos están disponibles con receta médica y son altamente eficaces.
¿El herpes labial tiene cura?
No. Aunque los brotes de herpes labial pueden tratarse y curarse, el virus permanece en el cuerpo de forma indefinida. Por eso, las personas infectadas seguirán siendo susceptibles a sufrir nuevos episodios en el futuro, especialmente si su sistema inmunológico está debilitado o están expuestas a factores como el estrés, la fiebre o la exposición prolongada al sol.