¿Pueden los colores revelar rasgos de personalidad? Aunque la respuesta no es definitiva, la psicología del color y varios estudios en psicología social han identificado asociaciones claras entre ciertos tonos y conductas como la manipulación, el egocentrismo o la necesidad de control.
Desde el rojo intenso hasta el negro absoluto, algunos colores suelen ser los preferidos por personas con tendencias consideradas “tóxicas”. No se trata de estigmatizar una paleta, sino de entender cómo las elecciones cromáticas pueden ser un reflejo –consciente o no– del mundo interno de cada uno.
Los colores relacionados con las personas tóxicas y manipuladoras
Rojo: seducción, poder y agresión
Uno de los colores más estudiados es el rojo. Investigaciones de la Universidad de Rochester, lideradas por el psicólogo Andrew Elliot, demostraron que este color puede aumentar la atracción sexual, pero también está asociado con la agresividad y la competencia.
En un experimento publicado en Journal of Personality and Social Psychology (2007), se observó que los hombres que veían a mujeres vestidas de rojo las consideraban más atractivas y sexualmente receptivas. Otro estudio del mismo autor reveló que los atletas que vestían de rojo eran percibidos como más dominantes y ganaban más competencias.
Esto sugiere que el rojo puede ser usado como una herramienta para seducir o imponerse, lo que lo convierte en un color elegido por personas con rasgos narcisistas, que buscan ejercer poder o captar la atención a toda costa. En entornos laborales, también se ha relacionado con individuos con alto grado de competitividad, incluso si eso implica pasar por encima de otros.
Negro: autoridad, frialdad y distancia emocional
El negro es otro color fuertemente vinculado a personalidades controladoras o emocionalmente inaccesibles. Un estudio realizado por la Universidad de Colorado y publicado en Social Psychological and Personality Science (2010) indicó que los árbitros deportivos que vestían de negro imponían sanciones más severas.
La percepción del negro se asocia con autoridad, dureza y, en algunos contextos, con agresividad. Según la experta en color Karen Haller, autora de The Little Book of Colour, las personas que se visten habitualmente de negro tienden a buscar una barrera protectora entre ellas y el mundo exterior.
Pueden transmitir profesionalismo, pero también frialdad emocional o deseo de controlar su entorno. Este uso del negro como escudo puede ser típico en individuos que manipulan a otros desde un lugar de distancia y superioridad.
Violeta oscuro o púrpura: dramatismo, egocentrismo y misterio
Aunque no tan analizado como el rojo o el negro, el violeta oscuro o púrpura profundo también aparece en investigaciones como un color asociado a personalidades complejas, con un toque de narcisismo y dramatismo.
En su libro Psychologie de la couleur, la psicóloga alemana Eva Heller señala que el púrpura tiene una doble connotación: espiritualidad y poder, pero también artificialidad y exceso. Quienes lo eligen con frecuencia pueden sentirse especiales, diferentes o superiores al resto.
Heller explica que es un color contradictorio, lo cual lo vuelve ideal para personas que buscan fascinar y confundir, características propias de comportamientos manipuladores. En algunas culturas, el púrpura también está vinculado al duelo, lo que le suma una carga emocional intensa y ambigua.
Gris: evasión emocional y neutralidad forzada
Aunque parezca inofensivo, el gris puede ser un color revelador en ciertas personalidades. Según Karen Haller, quienes se visten de gris constantemente suelen querer pasar desapercibidos, evitar conflictos y no expresar emociones. En exceso, esto puede indicar evasión emocional o dificultad para conectar con otros.
Las personas “tóxicas pasivas”, aquellas que manipulan desde la indiferencia o la ambigüedad, pueden inclinarse por tonos grises para sostener una imagen neutral, evitando mostrarse vulnerables o comprometerse.
El gris no genera respuestas emocionales fuertes, lo cual puede ser útil para quienes prefieren mantenerse en control sin exponerse.
¿Colores o comportamientos?
Es importante destacar que la relación entre color y personalidad no es una regla matemática. Muchos factores influyen en la elección de un color: el contexto cultural, la moda, el entorno profesional, el estado de ánimo.
Sin embargo, cuando ciertos colores dominan el guardarropa o la estética personal, pueden aportar pistas sobre cómo una persona se vincula con los demás.
El color, al igual que el lenguaje corporal, puede ser una herramienta de comunicación no verbal. En manos de personas manipuladoras, también puede ser una forma de controlar la percepción ajena.