La bandera y las mariposas

Si alguien es “de bandera” quiere decir que es excelente en su clase. “Dar a alguien la bandera” significa que se le cede la primacía.

Tengamos en alto nuestra fe ciudadana.
Tengamos en alto nuestra fe ciudadana.

En este fin de semana, rendiremos homenaje a la memoria del insigne prócer Manuel Belgrano y a nuestra Bandera como símbolo patrio que nos identifica ante el mundo.

Si indagamos acerca del origen del término “bandera”, nos enteramos de su procedencia germana, como “bind”, que significaba “lazo, cinta”. Al español entró desde el francés “bande” y nos dejó “banda”. Así entonces, los términos “banda” y “bandera” constituían el emblema de un grupo de personas. La “banda” era la insignia de un bando y a este vocablo se le adicionó el sufijo “-era”, que aportó la idea de pertenencia.

Hoy, bajo la entrada “bandera”, encontramos como parte de su definición la indicación de que se emplea como enseña o señal de una nación, una ciudad o una institución.

Además, entendemos por “bandera” la causa que se defiende o por la que se toma partido: “bandera del respeto”, “bandera de la decencia”.

También, se llama así a la persona o cosa considerada emblemática o representación simbólica, como en “Esa atleta ya no es la bandera de nuestra selección”.

Hay frases formadas con esta palabra que connotan diversas realidades: “bandera blanca” o “bandera de paz” señala que, después de una disensión, se ha producido un convenio. Lo contrario será la “bandera negra”, que denota hostilidad manifiesta contra algo o contra alguien.

También algunas locuciones dan cuenta de modos de proceder, por ejemplo, “a banderas desplegadas”, que señala “con toda libertad, descubiertamente, con insistencia u ostentación”. Si decimos de alguien que “se lleva la bandera” será como decir que “se llevó la palma”, pues ha sobresalido o excedido en competencia a otros, por lo cual ha merecido el aplauso general.

Si alguien es “de bandera”, habremos querido decir que es excelente en su clase. También, “dar a alguien la bandera” significa que se le cede la primacía o que se le reconoce ventaja en alguna materia.

Asimismo, “hacer bandera” es una locución verbal que indica que algo se reivindica: “Ha hecho bandera de la música española”.

También existe la locución “militar (alguien) debajo de la bandera de otra persona”, con el valor de ser de su opinión, bando o partido: “Desde hace muchos años, milita bajo la bandera de ese líder”.

¿Y cómo asociamos el vocablo “bandera” con otras palabras? En primer lugar, pensamos en sinónimos y evocamos, entonces, sustantivos como “enseña”, “pendón”, “pabellón” y “estandarte”. De entre ellas, buscamos, en primer término, “enseña”, palabra que proviene del vocablo latino “insignia”, definido como el emblema que distingue o representa a un grupo de personas de un país o de una institución. De allí que, al hablar de nuestra bandera, se la evoque como “la enseña que Belgrano nos legó”. Si buscamos la etimología de estos términos, nos encontramos en su núcleo semántico con el adjetivo latino “insignis”, equivalente a “notorio, distinguido”. Este adjetivo, en su forma neutra plural, era “insignia”, que hoy traducimos como “las cosas notables, distintivas”.

También, muy interesante resulta la etimología de “pabellón”: el término, que entra al español desde el francés antiguo “paveillon”, se origina en el latín “papilione”; en esa lengua significaba “mariposa”. Nos encontramos, pues, con una bella metáfora: la palabra “pabellón” designa tanto la tienda de campaña como la bandera. En los dos casos, la tela de estos elementos, al moverse al viento, recuerda el aleteo de las mariposas.

¿Por qué “bandera” es sinónimo de “estandarte”? Este término es una herencia del fráncico o tedesco “standhard” y significa “insignia clavada en el suelo como símbolo representativo de un ejército”; al desarmar la palabra, encontramos en su origen dos partes que nos explican su valor: por un lado, “stand”, equivalente a “estar de pie”; por otro, “hard”, como “duro, firme, inquebrantable”. Así pues, al unir ambos étimos, encontramos que un estandarte se denomina así por su carácter de mantenerse firme y erguido.

El otro vocablo vinculado a “bandera” es “pendón”, que se remonta al latín “penna”, que traducimos como “pluma”, pero también al verbo “pendere”, cuyo valor es “colgar”. Al unir los dos vocablos, nos explicamos la definición de “pendón” como insignia o estandarte que pende, cuando se cuelga, o que vuela como una pluma, cuando ondea al viento.

De las acciones relacionadas con la bandera, nos agrada pensar en “enarbolar”, “tremolar” y “flamear”; elegimos la primera porque ella significa “llevar en alto la bandera”, como en “Al ser nombrados los alumnos distinguidos, todos enarbolaron, orgullosos, sus respectivos estandartes”. Pero, además, “enarbolar” es, en sentido figurado, “defender una idea o una causa”: “Hoy, más que nunca, enarbolamos nuestras ideas de armonía y reconciliación”.

Todos los que aprendimos a marchar al compás de la famosa obra “A mi Bandera”, podemos recordar cuando en su letra decía que “un día, en la batalla, tremoló triunfal”: ¿qué es “tremolar”? Se vincula con el adjetivo “trémulo”, que califica algo que tiene un movimiento o agitación semejante al temblor; así, “tremolar” será “ondear la bandera, agitarse”.

Bello también es el origen de “flamear”, cuyo significado es “ondear”, sobre todo, por acción del viento: efectivamente, se vincula este verbo con el sustantivo latino “flamma”, que traducimos como “llama”.

Esta síntesis de términos nos ilustra acerca de etimologías escondidas en vocablos de uso cotidiano; pero, en realidad, lo que pretende es hacernos cobrar conciencia de valores perennes que deben estar presentes en nuestra argentinidad. Enarbolemos, esto es, tengamos en alto nuestra fe ciudadana, no con fines patrioteros, sino con auténticas convicciones patrióticas; plantemos, como estandartes, firmes e inquebrantables, nuestros mejores ideales de lucha y de grandeza; finalmente, hagamos tremolar y flamear nuestras mejores virtudes cívicas, verdaderos pabellones o, en sentido etimológico, auténticas mariposas y plumas celestes y blancas, echadas a los vientos de esta difícil y desafiante parte del siglo XXI que debemos enfrentar.

*La autora es Profesora Consulta de la UNCuyo.

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