27 de febrero de 2025 - 11:16

Dos tipos audaces

Más allá de la jugada errónea de Milei, lo de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla es de una temeridad personal y política que no se condice con el equilibrio de quienes deben impartir justicia.

Estamos ante una disputa tal vez oportuna para cambiar la agenda pública tras el escándalo del criptogate $LIBRA, pero innecesaria si la política hubiera superado los obstáculos propios de toda negociación parlamentaria para obtener los dos tercios que marca la ley. O, directamente, con otros postulantes.

Sin embargo, lo que no deja de asombrar es que ambos supremos designados (¿irregularmente?) hayan aceptado someterse a tal incomodidad. Como hombres del Derecho, uno de ellos incluso magistrado federal y el otro reconocido académico, no desconocen la implicancia institucional de su resolución, ni las consecuencias de prestarse para tal tensión de la Constitución, la división de poderes y el sistema republicano.

Lo de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla es de una temeridad personal y política que no se condice con el equilibrio, la mesura y la racionalidad de quienes deben impartir justicia. Mucho menos, desde el máximo tribunal de la Nación.

La audacia suele ser también el gran inhibidor de las convicciones y el más eficaz combustible para las ambiciones.

LAS MAS LEIDAS