Parte del cornejismo destaca en estos días los diez años de gestión al frente de la provincia, incluyendo los cuatro de Rodolfo Suárez. Es real el liderazgo de Alfredo Cornejo, pero probablemente lo más acertado sea hablar de diez años de radicalismo gobernante, porque diferencias de estilo entre uno y otro gobernador hubo, aunque siempre con clara influencia del actual titular del Ejecutivo, sin ninguna duda.
Restan aún dos años de gobierno de Cornejo. Entonces, la pregunta que cabe es si paralelamente se está gestando un fin de ciclo. No es la primera vez que se alude a ello. Se mira la proyección de un estilo de hacer política que puede ir llegando a su final no tanto por las características de su creador sino por las de su posible sucesor, que no necesariamente puede pertenecer a su propia línea de pensamiento.
Puede ocurrir, como algunos vislumbran, que quienes aparezcan mejor posicionados de cara a la consideración popular no representen plenamente el sentir o el estilo de quien lideró la escena durante un determinado período.
Dicen observadores y consultores, no todos, que entre los colaboradores directos del acual gobernador ninguno por el momento es capaz de superar a otros que están lanzados dentro del mismo espacio partidario, pero sin una dependencia directa con el jefe del Ejecutivo. Posiblemente el más claro ejemplo sea en estos momentos el del intendente Ulpiano Suárez.
En cambio, el caso de Luis Petri es de mayor porte. Tiene por ahora la capacidad de hacerse valer manteniéndose adentro del eje Libertad Avanza-Cambia Mendoza, pero si decidiese dentro de un par de años competir por afuera (sólo como libertario) seguramente recibiría muchísimo respaldo de los dirigentes mileístas mendocinos que no comulgan en absoluto con el actual gobernador y que por ello quedaron afuera del acuerdo de la fuerza que igualmente ganó aquí en forma arrolladora.
De todos modos, tendrá Cornejo mucho por desplegar en estos dos años que restan. Su lugar en la parte más trascendente de la escena política actual la mantuvo. En representación de los gobernadores que firmaron el acuerdo en Tucumán fue partícipe con ideas en el Consejo de Mayo, que ya terminó su labor.
Cornejo se expidió en la semana con sus aportes en lo que constituyó el documento final de dicho Consejo, cuyos temas serán girados al Congreso para ser considerados una vez que el Ejecutivo lo considere necesario y prioritario. Fue vocero de la propuesta de financiamiento educativo estratégico, de modo de garantizar inversión sostenida y equitativa en educación. Y llevó su propuesta sobre equilibrio fiscal, reducción del gasto y reforma impositiva tomando como ejemplo lo hecho en los últimos años de nuestra provincia.
El mendocino, que acompaña con firmeza la política de ajuste en el gasto que lleva a cabo la actual administración, en este caso volvió a señalar lo que, según su consideración, Mendoza viene ejecutando en el plano fiscal desde que Cambia Mendoza es gobierno, es decir, desde diciembre de 2015. “Mendoza ya alcanzó en la última década los niveles de eficiencia que hoy se plantean como meta para todas las jurisdicciones”, expresó Cornejo, acotando que nuestra provincia redujo 4 puntos de su gasto corriente en los últimos nueve años, “convirtiéndose en un caso testigo del esfuerzo sostenido que se propone replicar a nivel nacional”.
Destacable, sin ninguna duda. Aunque también hay que destacar que el ajuste nacional se lleva a cabo y lo sienten sectores de la economía y las clases trabajadoras especialmente. Es la cuenta pendiente del programa de transparencia que, sin embargo, los argentinos siguen defendiendo con su voto.
Pero habrá que ver qué criterio utiliza el Ejecutivo Nacional en este nuevo tiempo legislativo para sacar a flote sin mayores sobresaltos las reformas estructurales pendientes en el país y en las que el mundo financiero tiene puestos los ojos. Por ejemplo, por estas horas Tucumán se convirtió, según la prensa, en la provincia más beneficiada por los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) durante la gestión de Milei. Recibió un desembolso extraordinario de 20 mil millones de pesos. Es el monto más alto hasta ahora otorgado por el presidente, que prometió alguna vez querer cortar costumbres pedigüeñas de las provincias. El aporte a Tucumán se da en el marco de los acuerdos para la aprobación del presupuesto del año.
Volviendo a Cornejo, le toca seguir siendo el líder provincial de un partido que en el plano nacional parece estar cerca de tocar fondo, pero por una dirigencia adormecida luego de una conducción insípida y alejada de la tradicional mística del partido.
Un partido que supo tener su fortaleza en su estructura a lo largo y a lo ancho del país. El sostén para que el macrismo fuese la cara bonita de Cambiemos (luego Juntos por el Cambio). Pero un radicalismo que fue perdiendo durante este siglo la esencia fundacional que le volvió a insuflar Raúl Alfonsín con el retorno de la democracia y quedó plasmada en el gran éxito electoral de entonces. Inclúyase el erróneo acuerdo “transversal” con el kirchnerismo.
Pese a todo les toca a los radicales recuperarse para sostener los muchos distritos provinciales y municipales que conducen, como es el caso de Mendoza.
Mientras el tiempo transcurre el futuro de un político como Cornejo tal vez encuentre la necesidad de reinventarse políticamente, porque llegar al fin de su ciclo como dirigente es algo que muy probablemente el mendocino poco quiera que ocurra, siendo él plenamente consciente del tablero político en el que le toca jugar.
Adaptarse a los cambios, aunque en la práctica signifique muchas veces dejar atrás, o de lado, modalidades partidarias, como hemos visto que le ocurrió a la UCR en este siglo, no deja de ser un mérito en un político con afán de liderazgo permanente.
* El autor es periodista. [email protected]