La historia de Gary Plauché: asesinó al violador de su hijo, en vivo por TV, y no fue preso

Ocurrió en Louisiana, Estados Unidos. El caso sucedió décadas atrás, con un “padre justiciero” y una venganza fatal que fue noticia mundial y que aún repercute en la sociedad.

Jody Plauché fue secuestrado y abusado por su profesor de karate, Jeffred Doucet.
Jody Plauché fue secuestrado y abusado por su profesor de karate, Jeffred Doucet.

En los últimos días y como cada año, gracias a las redes sociales y medios de noticias, volvió a difundirse un caso policial que estremeció a Estados Unidos y al mundo hace casi 40 años. El hecho dejó una de las imágenes más impactantes captadas por las cámaras de televisión de la época: un hombre interceptó y asesinó al violador de su hijo de 11 años cuando salían en vivo y en directo por televisión.

Leon Gary Plauché asesinó de un disparo y delante de las cámaras a Jeff Doucet, quien había secuestrado y abusado sexualmente de su hijo. El video del impactante momento se volvió viral tras ser publicado en estas semanas.

La serie de eventos que cambiaría la vida del joven Jody Plauché y de toda su familia ocurrieron el 19 de febrero de 1984, cuando el instructor de karate del niño de tan solo 11 años de edad, lo recogió para supuestamente dar un paseo. Se trataba de Jeff Doucet, de 25 años, el cual prometió a la madre del pequeño Jody, June, que volverían en 15 minutos.

June Plauché no dudó de Doucet, pues nuca había tenido motivos para hacerlo. Enseñó a tres de sus cuatro hijos artes marciales y la comunidad confiaba en él. No obstante, ese día Jeff Doucet no llevó a Jody a dar un paseo por el vecindario, sino que se afeitó la barba y se tiñó el cabello junto a Jody para hacer pasar al pequeño como su propio hijo mientras escapaba de la policía.

Jeff Doucet, abusador de Jody Plauché.
Jeff Doucet, abusador de Jody Plauché.

Doucet y Jody Plauché se hospedaron en un motel de Anaheim, California, a pocos minutos del parque de Disneyland. En ese lugar, Doucet agredió sexualmente de su estudiante hasta que el joven pidió llamar a sus padres, lo que Doucet permitió. La policía, que había sido alertada por los padres de Jody, rastreó la llamada y arrestó a Doucet mientras el pequeño tomaba un vuelo de regreso a Louisiana.

Según informaciones suministradas por Associated Press, Plauché había manifestado a su amigo y comandante del alguacil de Baton Rouge, Mike Barnett: “Mataré a ese hijo de puta”, hecho que ocurrió el 16 de marzo de 1984 en el aeropuerto Baton Rouge. A pesar de que Pauché disparó y mató a Doucet, recibió una sentencia en suspenso de siete años con una “probation” de cinco años y 300 horas de servicio comunitario por el tiroteo.

Jeff Doucet era el instructor de karate de Jody Plauché.
Jeff Doucet era el instructor de karate de Jody Plauché.

Como no recibió una sentencia de prisión, el hombre solo pasó un fin de semana en la cárcel. En aquel entonces, el caso generó polémica ya que hubo gente que cuestionó si a Plauché se le debió acusar de asesinato, cuestionamientos que continúan hasta el día de hoy. Por su parte, el hombre indicó que estaba en su derecho y que ellos en su misma posición hubiesen hecho lo mismo.

LAS ÚLTIMAS DECLARACIONES DE JODY PLAUCHÉ

Cuatro décadas después, la víctima habló para el medio inglés The Sun sobre el episodio de abuso que quedó grabado en su vida y también en la sociedad estadounidense. La víctima, ahora mayor, también se refirió puntualmente a las acciones de su padre, Gary.

“Entiendo por qué hizo lo que hizo, pero es más importante para un padre estar allí para ayudar a mantener a su hijo que ponerse en un lugar para ser procesado”, sentenció Jody. A su vez admitió que, con su acto, el hombre se convirtió en una suerte de “símbolo de justicia” para el país, ante la demanda de una justicia inoperante.

Gary y Jody Plauché. Foto: La República
Gary y Jody Plauché. Foto: La República

Por otro parte, Jody reveló una conversación que tuvo con su padre, quien murió en 2014 por un derrame cerebral, acerca de lo que este sintió antes de matar al profesor de karate. “Me dijo que pensó que iba a morir, así que sintió que no tenía nada que perder. Me dijo que uno de ellos, o los dos, morirían esa noche”.

Asimismo, contó que su padre “nunca se arrepintió de su acción”. Hasta la religión fue solidaria con su Gary. “El sacerdote local le lavó los pies y le dio la absolución y el perdón de Dios, así que creo que eso lo ayudó mentalmente a lidiar con el evento”, concluyó.

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