Gómez: el de las manos mágicas

Por Gómez y nada más que Gómez, Huracán terminó sumando un punto en casa frente a Estudiantes de Río Cuarto. En una tarde irregular, con algunos rendimientos por debajo de lo esperado, el Globo sufrió frente al líder de la Zona 3 y fueron las manos (y el pecho) del "1" las que terminaron evitando una derrota que a nadie hubiera sorprendido. Es cierto que el Globo encontró ocasiones clarísimas para ponerse en ventaja en el amanecer del complemento, pero pasado el cuarto de hora, Estudiantes volvió a controlar las acciones y terminó dejando una mejor imagen.

El capítulo inicial mostró las pretensiones de ambos. El local, a través de la circulación de balón que le dan Dolci y Garay, con Navarro y Marital haciendo ancho el campo de juego, mientras que del otro lado la intención quedó de manifiesto desde el comienzo: lanzamientos directos para pelear la segunda jugada, poniendo mano a mano a los atacantes celestes con los defensores locales.

Y las dos primeras fueron para el elenco de Río Cuarto. En ambas, Gómez tapó las arremetidas de Benavídez y Sepúlveda. En el contragolpe, Peralta le puso el pecho a un bombazo de Hongn, llevando tranquilidad a los cordobeses. Enseguida volvía la acción sobre el área local: pared a un toque entre Cainelli y Sepúlveda  y el remate de éste último que se fue por arriba del travesaño.

Huracán no podía imponerse en el mano a mano; Bruna peinaba todo lo que le tiraban y a espaldas de sus laterales había espacios para atacar. Agudiak debía pelear en soledad contra los dos centrales y casi no había espacios para llegar a Peralta. El gol de Marital, luego de un gran pase de Dolci, fue anulado por un offside que dejó más dudas que certezas.  Era de ida y vuelta, con la visita eligiendo saltar la línea de volantes y con el local tratando de hacerse del balón.

En el complemento sucedió lo que ya contamos. Huracán pareció despertar de su letargo y con mucha intensidad atropelló  a su rival. Primero exigió Tallura tras un balón que peinó Agudiak e inmediatamente fue Orué quien reventó el travesaño del arco visitante. La gente en la tribuna se encendía y el Globo se animaba a buscarlo.

Vázquez, leyendo que se quedaba sin tenencia de balón, cambió un delantero por un volante y apostó a hacer correr el balón para seguir con los lanzamientos directos.

Abaurre respondía con la misma moneda: Vallés para encontrar más verticalidad desde el mediocampo. El partido se volvía un juego de ajedrez donde se metía más de lo que se jugaba. Sin embargo, fue la visita quien tuvo las mejores chances sobre el cierre de la etapa. Sucesivamente, se lo perdieron Ferreira (en dos ocasiones), Sepúlveda y Benavídez. Si hasta en la última bola de la tarde tuvo chances el “Celeste”, pero chocó con Gómez; el de las manos mágicas, y se fue masticando bronca.

Los técnicos, con balances diferentes

De un lado y del otro la sentencia fue clara: cada uno mereció llevarse los tres puntos. 
"Sirvió el punto porque cuando te quedas con uno menos, y ante un rival que te pone gente alta y tira centros, se complica.  Sin embargo, en el balance general fuimos superiores en todos los aspectos. Incluso los primeros 20 minutos del segundo tiempo fueron los más efectivos; entendimos lo que teníamos que hacer y nos faltó convertir. El punto nos sirve y nos acercamos mucho más a la idea que queremos para el equipo", confió Abaurre.

“En el primer tiempo nos faltó claridad para terminar las jugadas. Son detalles, pero me gustó la intención de generar”, cerró el DT del Globo.

En el otro vestuario, Vázquez fue claro: "Fue injusto el resultado; generamos gran cantidad de situaciones de gol. Ellos nos manejaron la pelota y generaron dos ocasiones claras de pelota parada. Sin embargo, fuimos mucho más. Fallamos en la definición".