Edgardo Del Pópolo: “En las zonas de mayor potencial en el Valle de Uco falta agua”

El enólogo e ingeniero agrónomo habló sobre la cosecha 2021, el crecimiento de la industria, el futuro de los vinos argentinos en el mundo.

Edgardo Del Pópolo es una de las voces autorizadas para dar su visión acerca de la actualidad de la industria.
Edgardo Del Pópolo es una de las voces autorizadas para dar su visión acerca de la actualidad de la industria.

Con una experiencia de casi 30 años trabajando de manera activa en la industria de vinos, Edgardo Del Pópolo o “Edy”, como también se lo conoce, es una de las voces autorizadas para dar su visión acerca de la actualidad de la industria.

Con una vasta experiencia en la vitivinicultura, especialmente desde el trabajo con los viñedos, el gerente general de Dominio del Plata se tomó algunos minutos sobre el final de la cosecha para hablar con Los Andes sobre cómo será la añada 2021, la evolución de los vinos argentinos, el potencial de algunas zonas para los vinos de alta calidad, el futuro de la industria y más.

-¿Qué podemos esperar de la cosecha 2021?

-Ésta es una cosecha bastante especial desde lo climático. Se presentó una primavera que hasta enero fue muy seca, sin lluvias y temperaturas medias o moderadas. Entre los meses de enero y febrero llovió lo que precipita habitualmente en un año en Mendoza o un poco más. En zonas como la parte alta del Valle de Uco, llegó a llover hasta casi 250 milímetros, que es un poco más de lo normal.

Esto terminó transformando a la 2021 en una añada fría y húmeda, porque desde principios de enero bajó la temperatura y entre enero y febrero estuvo por debajo de las históricas. Después, la primera quincena de marzo tuvo lluvias intermitentes y en la semana pasada tuvimos lluvias adicionales que llegaron a casi 40 milímetros. En ese trimestre el promedio de lluvias ha llegado a casi 300 milímetros en algunas zonas.

Se trata de una añada bastante parecida en comportamiento y calidad de vinos a lo que fue la 2016, que fue una añada de muy buena calidad en las zonas altas, no así en las partes bajas de las distintas regiones, como Luján de Cuyo, Maipú o el mismo Valle de Uco, donde suelen haber problemas en años que son muy lluviosos o húmedos porque los suelos son un poco más pesados y con condiciones diferentes a los suelos pedregosos y arenosos, donde la lluvia drena mucho mejor y las vendimias se afectan mucho menos.

-En términos de esta calidad que menciona, ¿con qué nos vamos a encontrar una vez que los vinos estén en botella?

-Normalmente, cuando las añadas son frías -ya sea fría y seca o fría y húmeda-, los vinos se expresan con aromas mucho más delicados. Cuando hay una buena enología que respeta el viñedo, son vinos que desarrollan aromas muy finos y delicados que tienen niveles de acidez en las uvas un poco más altos, crianzas mucho más largas.

Lo que podemos esperar en las botellas son vinos de distintas zonas con muy buena expresión varietal, con muchas cualidades en sus aromas y un alto potencial de guarda. Se pueden tomar también temprano, pero son vinos que demandan una crianza más acentuada que en vendimias cálidas.

-¿Cuáles son las zonas que tienen mayor potencial para hacer buenos vinos?

-Esto lo puedo responder con dos visiones: una, hacia las zonas con mayor potencial de plantación para producir uvas, independientemente de la calidad; y otra, con potencial altamente cualitativo.

Tomado este último, se da la paradoja que, en las zonas de mayor potencial cualitativo, que pueden ser las zonas altas del Valle de Uco, tenemos la problemática de que el recurso hídrico es escaso.

No hay mucho potencial de incremento de plantaciones porque tenemos ese déficit. Por ahí, tenemos las zonas, la geografía, los suelos, la altura, el clima, pero no tenemos el recurso del agua. Entonces, la producción puede crecer para vinos de alta calidad, pero de forma limitada.

Después, no sólo en Mendoza, tenemos en todo el país zonas en las que se puede cultivar y se podrán hacer crecer plantaciones con destino de vinos de calidad, aunque hay que hacer la aclaración de que no serán grandes vinos.

Yo creo que el Valle de Uco nos ha dado la posibilidad de entrar en el contexto de grandes vinos a nivel mundial. Hoy podemos hacer vinos que fácilmente se pueden comparar con los grandes vinos del mundo dadas las bondades que tienen algunas zonas muy particulares como el Valle de Uco y otras geografías que están empezando a aparecer.

-¿Cuáles serían esos lugares?

-Hoy se están haciendo cosas interesantes en el sur, en la Patagonia. Están apareciendo proyectos muy pequeños en zonas que antes estaban poco o nada cultivadas. En principio, están llamando la atención por venir de un lugar en el que antes no había nada de vinos y algunos muestran muy buena calidad. Por mencionar algunos, a partir de los paralelos 44 y 46, en provincias como Chubut, los ya existentes en Río Negro o Neuquén.

También al norte de Argentina estamos viendo la expansión de proyectos, en Jujuy, por ejemplo.

Hay proyectos pequeños y nuevos que están llamando la atención por su calidad. Por supuesto, en los Valles Calchaquíes y Cafayate también se están haciendo vinos de calidad.

Creo que los productores argentinos en los últimos 15 años hemos sabido capitalizar muy bien el conocimiento adquirido en generaciones anteriores sobre suelos y cómo combinarlo con mucho criterio con el clima para poder extraer de ellos lo mejor.

-¿Cuál es el camino que tiene que seguir la vitivinicultura argentina para seguir creciendo?

-Yo creo que las generaciones siempre se han ido sucediendo y han ido innovando, conociendo, interpretando lugares y poniendo sobre el mapa vitivinícola lo mejor que se puede hacer. Yo creo que la visión a futuro es nunca retroceder. Lo que estamos haciendo en la última década es superador desde ese punto de vista de hacer vinos de calidad.

La aparición de nuevas zonas que se ponen en evidencia es otro punto. Hace quince o veinte años no hablábamos de Gualtallary o de Altamira de la forma en la que lo hacemos ahora. También han aparecido zonas como La Carrera, que es muy incipiente, aunque muestra una intención, Uspallata, San Pablo y otras zonas que muestran ese camino y la visión de lograr proyectos que enaltezcan la vitivinicultura con vinos de alta calidad a nivel mundial.

Siempre van a haber generaciones curiosas. Hoy tenemos viticultores y enólogos jóvenes que están floreciendo en la escena como productores independientes o trabajando para algunas empresas y están motivados por estos avances y novedades.

-¿Cuánto le faltaría a Argentina para igualar a las grandes potencias mundiales?

-Es distinto comparar a Argentina como productor con países del viejo y el nuevo mundo, que comparar a Mendoza o el Valle de Uco con alguna región importante. Cuando regionalizamos, desde el punto de vista de la calidad de los vinos, no tenemos nada que envidiar.

Desde el punto de vista del reconocimiento somos un país muy joven y tenemos muchísimo trabajo para hacer para dar a conocer estas regiones de Argentina que producen vinos de tan alta calidad. Esto es algo que las otras regiones vienen haciendo.

Muchas veces nos comparamos con lugares, empresas o familias que llevan siglos en la producción de vino y nosotros somos mucho más nuevos, pero hemos emprendido un buen camino si somos capaces de sostenerlo.

-En una visión global de la industria a futuro, ¿qué opinión tiene sobre el PEVI?

-El PEVI se creó con propósito y visión estratégica, pero lo que ha ocurrido últimamente es que se ha entrado en una discusión política entre actores que no contribuye en absoluto con la industria.

Creo que la industria va a progresar cuando trabaje unida, se llegue a consensos y todo el mundo tire para el mismo lado.

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