Petrona Jerez tomó una decisión que transformó su vida. Sin que su esposo lo supiera, se presentó en la convocatoria itinerante de su Tucumán natal para participar en una nueva edición de Gran Hermano. Estaba segura de que no necesitaba la aprobación de ningún productor, tenía la certeza de que cruzaría la puerta de la casa más famosa del país.
Petrona, 53 años, enfermera y repostera, se convirtió en una de las participantes más queridas del reality de Telefe."Todo sueño se cumple cuando se sueña con fe", afirma en una entrevista con Infobae, donde repasa una vida marcada por desafíos y gratificaciones.
La vida de Petrona
Desde pequeña, Petrona tuvo premoniciones. Su madre decía que había heredado el don de su abuelo, un hombre enigmático que dejó numerosos libros tras su fallecimiento. Una de sus experiencias más impactantes fue la muerte de su padre. "Trabajaba en un centro de hemodiálisis y presentí a las 9:20 que mi papá se había apagado. Cuando llegué a la clínica, mi tío lloraba y me dijo: 'Papá murió a las 9:20'", relata. También soñó con el fallecimiento de su madre y con el difícil destino de sus hermanos. "Soy la menor, pero siempre fui la fuerte, la que los cuidaba y los llevaba al médico".
El 28 de diciembre se cumplió un año de la muerte de su hermana de 54 años, y dentro de la casa de Gran Hermano sintió una profunda tristeza. Sus preocupaciones familiares la afectan constantemente. "Tengo una hermana de 58 años en diálisis, otra de 63 con problemas de salud y un hermano con adicción al alcohol. Quiero ayudarlo a salir de eso, me duele mucho", confiesa. A pesar de las dificultades, mantiene la fe en que Dios recompensa la humildad y la bondad.
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Petrona ha sido una de las participantes más queridas durante Gran Hermano.
El logro de entrar a Gran Hermano
Entrar a Gran Hermano fue un sueño largamente anhelado. "Siempre le decía a mi esposo: 'Algún día cruzaré esa puerta'", recuerda. Sin embargo, él dudaba: "¿Quién sos vos para entrar en esa casa?". Sin desanimarse, se inscribió en secreto. Su esposo no lo supo hasta que su suegra le envió un mensaje de audio. "Cuando volví a casa, pasó de largo sin saludarme, pero luego me pidió perdón", cuenta.
El momento más emotivo ocurrió cuando su esposo, quien sufrió un grave accidente en 2006 y sigue en tratamiento, apareció en el segmento "Congelados". "Me dijo: 'No llores, las mujeres nacieron para ser felices'", recuerda entre lágrimas. Petrona fue su enfermera personal durante años, ayudándolo en su recuperación. "Dios le dio la oportunidad de seguir viviendo", dice con gratitud.
A lo largo de su vida, Petrona ha acompañado y cuidado a quienes la rodean. "Mis hermanas dicen que soy un ángel", comenta con humildad. Desde niña sintió una pasión por el arte y estudió teatro, natación y danza. Su padre la apoyaba, mientras su madre se dedicaba al hogar.