La Contreras está lista para una noche que será hechizo puro. Este domingo 15 de junio, a las 21, el teatro Independencia prenderá las luces para un show que tendrá cante jondo, zapateo, castañuelas, improvisación y duende flamenco.
Mariela Contreras, ex vocalista del grupo de flamenco mestizo Simpecao, prepara un concierto impactante este domingo 14 de junio.
La Contreras está lista para una noche que será hechizo puro. Este domingo 15 de junio, a las 21, el teatro Independencia prenderá las luces para un show que tendrá cante jondo, zapateo, castañuelas, improvisación y duende flamenco.
Es que, antes de emprender una gira por Europa, Mariela Contreras presentará su nuevo trabajo. Con una banda de lujo y artistas invitados que vienen a sumar magia al ritual, La Contreras se prepara para ofrecernos su nueva canción: "Tonada para mi voz", pieza que hunde sus raíces en lo cuyano, pero sin perder el vuelo aflamencado de una voz que cautivó al país en Simpecao, agrupación de la que se alejó en 2011.
Dueña de una carrera con nueve discos (uno, "Flamenco impuro", ya como La Contreras), un DVD, escenarios recorridos de punta a punta del país, compartiendo tablas con maestros como Rubén Rada, Alejandro Sanz, Susana Baca y Beto Cuevas, Mariela lleva el flamenco en su ADN: lo heredó de su madre granadina y lo fusionó con el sur latinoamericano, como nos explica en esta entrevista con Los Andes.
La banda estará formada por Diego Lorenzo, Joel Barros, Diego Romero y Ramón Cortegoso en guitarras; Gerardo Lucero al contrabajo; David Harder en percusión; Duba Budasi en saxo; y como estrella invitada, Rocío Aristimuño, que baila como si el suelo temblara.Las entradas cuestan $16.000 y se consiguen en www.entradaweb.com o en la boletería del teatro, en Chile y Espejo de Ciudad.
-Antes del flamenco, tuviste una etapa en el rock. ¿Cómo recordás esos primeros años dedicándote a la música?
-Mi primera expresión artística fue en una banda de rock, en Banana Split, en donde yo era corista, y así fueron mis comienzos. Después esa banda se llamó La Montaña. Yo seguí siendo corista; el cantante era Omar Dris, siempre fue él. Después pasé a ser corista de La Rebelión, otra banda tremenda de rock, donde el cantante era Javier Segura, y ahí, para ese entonces, cantábamos junto con mi amiga Silvia Mechulá. Éramos las dos coristas. Al principio, en La Montaña, arrancamos con otra formación: cantaba la Turca, mi hermana Laura, y yo. Y bueno, esos fueron mis comienzos rockeros.
-¿En qué momento sentiste que el flamenco era tu medio de expresión y decidiste hacer el cambio de estilo?
-Bueno, el flamenco estaba en mí desde siempre, porque siempre me había gustado, porque era una música muy familiar. En mi casa siempre se escuchaba flamenco en las reuniones familiares, porque mi tío es cantaor, Casiano Gómez, el hermano de mi mamá. Y bueno, tanto mi mamá como mi tío son andaluces, son de Granada, y llegaron a la Argentina siendo muy jovencitos. Si bien mi mamá no nos transmitió ninguna clase de cultura flamenca, indudablemente ha tenido una influencia importante. No sé si será una herencia genética, o si de alguna manera eso se va transmitiendo, pero siempre me gustó el flamenco. Una de mis íntimas amigas, Marcela, bailaba flamenco en La Coruña, y cada vez que la iba a ver decía: “Yo quiero hacer eso”, a pesar de que también estudiaba danza. Pero veía el escenario, con los músicos y los bailarines, y me encantaba. Me di cuenta de que eso era lo que a mí me tiraba, básicamente, que iba por ese lado.
-Sin embargo, ¿sentís que hay algo que una al rock y al flamenco?
-Bueno, lo que más me gustaba del flamenco es que yo ahí veía justamente montones de cosas que me gustaban del arte, en donde las podía conjugar. O sea, podía conjugar el baile, la expresión corporal, la interpretación, la música, la plástica inclusive. Muchas veces también participé en decoraciones de la escenografía. Podía conjugar un montón de expresiones artísticas en el flamenco. Y también encontraba parte del rock ahí. En la fuerza. Y había un poco de rock que le pusimos al flamenco que hacíamos cuando formamos Simpecao. Este flamenco que no era puro, que era un flamenco nuestro, canciones nuestras, con una raíz flamenca, pero que tenía también bastante de rock, de latino, de esa fusión que uno tiene siendo de Mendoza.
-En ese proceso, ¿hubo alguna figura —maestro, familiar, cantaor o cantaora— que funcionó como guía o referente clave en tu crecimiento artístico?
-Como te dije antes, mi tío Casiano fue una influencia del flamenco. Pero yo creo que mi mayor influencia en el flamenco fue verlo a través de la danza, en primer lugar. Y mis abuelos... mis abuelos respiraban flamenco. Todo lo que hacían era tan flamenco, a pesar de que no eran cantantes ni nada. Creo que fue una transmisión muy fuerte por parte de ellos.
-Con los años fuiste desarrollando un estilo propio dentro del flamenco. ¿Cómo describirías esa búsqueda personal?
- Como vos decís, ha sido una búsqueda súper personal, encontrando mi identidad también. En mi familia he visto, así cara a cara, en carne propia, he visto y he crecido con una madre desarraigada. A pesar de que se puso la máscara de latinoamericana y de argentina, fue arrancada de sus raíces. Y yo creo que eso, de alguna gran manera, me influyó. Decidí adoptarlo como también algo mío, no algo prestado, ajeno, de otro país, sino algo mío. Y bueno, arrancarlo con canciones propias que tuvieran esa raíz y esa mezcla que siento que me pertenece.
-Mirando hacia atrás, ¿cómo fue que te embarcaste en Simpecao?
-Bueno, Simpecao fue el proyecto más importante que yo he hecho en mi vida. Nos conocimos con Daniel Moreno siendo muy jovencitos, tendríamos cerca de 20 años. Y ahí decidimos hacer este proyecto con esta ideología, justamente: que tuviera una raíz flamenca pero que fuera música nuestra, que nos pertenezca, que no sea la repetición de otro país. Y bueno, le pusimos Simpecao porque yo había hecho un viaje a El Rocío, a una festividad que se hace en el sur de España, y en esa romería hay un símbolo muy importante que se llama el simpecado. Así que, bueno, de ahí nació este nombre tan bonito. Y fue una parte importantísima en mi carrera. Con Simpecao estuvimos 20 años juntos, hasta que nos separamos y comencé con esta nueva etapa de La Contreras.
-¿Qué querían transmitir con el grupo?
-Y bueno, en primer lugar, cuando planteamos Simpecao, la idea era partir de una raíz súper flamenca, pero agregando lo que nosotros quisiéramos agregar, partiendo de que las canciones eran nuestras, eran composiciones propias. La mayoría eran de Daniel Moreno, un gran compositor mendocino, y con un carácter flamenco, pero también tenían muchísimo de salsa, de rumba... realmente tuvo una fuerte impronta latinoamericana, podría decirse. Y es a lo que seguí apuntando toda mi vida: a tratar de hacer algo desde mi perspectiva, desde mi lugar, desde mi lugar en el mundo, desde mis vivencias... Fue tomar ese flamenco como otra gente toma una base de jazz, otra gente toma una base de rock... Bueno, yo tomé esta base flamenca.
-Este grupo también ayudó a difundir el flamenco en Mendoza...
-Y bueno, yo creo que con Simpecao fue la primera banda flamenca que inspiró muchísimo. El baile ya existía, los tablados ya existían, había grandes referentes acá, como María Reyes, Miguel de Mendoza, Maricruz, que era una gran cantaora, un montón de referentes, mi tío Cassiano... Pero bueno, esta fue la primera banda que acercó también a la juventud a este nuevo flamenco. Entonces, a raíz de esto, aparecieron un montón de bandas con esta misma perspectiva. Y bueno, Mendoza se transformó en un gran semillero de este nuevo género.
-¿Y cómo y por qué se produjo tu alejamiento de la banda, en el 2011? ¿Tenés relación con tus excompañeros del grupo?
-Y bueno, los recuerdos que tengo de los tiempos de Simpecao son maravillosos. Fue, como te digo, creo que la etapa más importante de mi carrera, hasta ahora que estoy en esta segunda etapa tan importantísima. Y bueno, llegó a su fin. Un momento en que sentimos la necesidad de separarnos por diferencias artísticas, humanas, comerciales. Es muy difícil también que un grupo de personas siga encaminada por el mismo camino, en este camino tan difícil que es el del arte. Pero bueno, tengo los mejores recuerdos. Hicimos ocho discos y un DVD. Fue una etapa llena de conciertos, de giras, de grabaciones, de cosas lindas, de conocer artistas increíbles. Así que bueno, tengo recuerdos maravillosos de esa etapa, obviamente. Y, a pesar de que a mis excompañeros no los sigo viendo, tengo unos recuerdos increíbles.
-¿Sentiste inseguridades a la hora de enfrentar tu camino como solista?
-Y bueno, cuando tuve que arrancar mi camino como La Contreras, sí, sentí muchísimas inseguridades. Fue realmente durísimo. Habíamos logrado conseguir una marca, un sello, un nombre, y de repente yo era nadie, empezando de cero. Así que me costó muchísimo, muchas, muchísimas inseguridades. Pero bueno, no pensaba detenerme. Y bueno, fui atravesando y seguí adelante hasta empezar a encontrar un lugar, a grabar discos, a conformar una banda. Y bueno, hoy estoy muy feliz, muy feliz con este proyecto, con La Contreras.
- ¿Cómo te preparás para el show de este domingo?
—Y bueno, para el show del domingo estamos preparándonos con un paseo por todo el repertorio de La Contreras. Vamos a evocar también algunas canciones de los tiempos de Simpecao. Y bueno, también tenemos artistas invitados. Voy a presentar una canción nueva. Unos artistas invitados maravillosos: una bailaora tremenda que viene de Buenos Aires, otras bailaoras de Mendoza también, increíbles. Aparte, bueno, algunas sorpresitas como el trío de uruguayeses que nos van a acompañar en una canción transformada en rumba flamenca. Y bueno, con muchas ganas. La verdad que espero con muchas ganas la presentación del domingo.
-¿Cómo describirías “Tonada para mi voz”?
-Y bueno, la canción "Tonada para mi voz" es una canción que escribí en enero de este año, del 2025, y está inspirada en una tonada cuyana. Por eso se llama Tonada para mi voz, y tiene su cogollo también. Pero bueno, esta es la primera grabación que hice en una versión canción, canción folk, y habla de encontrarme con mi voz. Porque después de muchos años —bueno, cosa que le ha pasado a muchos cantantes inclusive—, desde chica quería entrar al coro de la primaria y me decían: “No, vos no podés, tu voz no encaja”. Después en la secundaria igual: nunca pude entrar al coro; todas mis amiguitas entraban y yo quedaba afuera. En la universidad, igual. Pero bueno, yo seguí e insistí hasta que un día, no sé, mi voz se debe haber enfocado, habrá encontrado su ubicación correcta... Y también creo que el oído, la oreja de algún espectador también descubrió algo, a lo mejor, en mi voz. Y empezó a ser escuchada. Entonces, "Tonada para mi voz" es un canto de agradecimiento a mi voz y a quien la escucha. Porque yo creo que el arte se hace de a dos. Es un frente a frente entre quien lo hace y quien lo recibe.
-Algo que caracteriza tu música es la idea de fusión. ¿Qué te gustaría seguir explorando en el futuro?
-Y bueno, mi música es —yo la llamo flamenco— lo que pertenece al nuevo flamenco. Por eso le he puesto flamenco impuro. Para los que son puristas y vienen a buscar un flamenco purista y no lo encuentran, van a encontrar un flamenco impuro, pero no deja de ser flamenco y no deja de ser de acá, propio. Pienso que la música hoy está muy mixturada, y hay un gran cruce cultural que hace que se enriquezcan las culturas, justamente. No que se ensucien, sino que se enriquezcan. Así que yo creo que esto es un flamenco propio, un flamenco cuyano inclusive. Así también podría llamarlo.
-¿Qué se viene a partir de ahora?
-Y ahora, próximamente, nos vamos a Europa cuatro meses a tocar. Allá voy a presentar mis canciones junto a Elbi Olalla, la pianista de Altertango, que está radicada allá. Y bueno, juntas —con Elbi y con David Harder, el director de El Kallo— vamos a presentarnos en algunos lugares en los que ya tenemos conciertos agendados. No muchos, pero tenemos algunos en Francia y en Barcelona. Por lo pronto, esperemos que aparezcan más, muchos más.