En un giro inesperado que ha sorprendido tanto a críticos como a fanáticos, "Destino Final" está de vuelta. Y no es menor: la saga, que hizo las delicias del gore allá a principios de este siglo, sobrevivió al paso de los años quedando en la memoria como una de las franquicias más recordadas de todos los tiempos.
Ahora, el capítulo "Lazos de sangre" estrena este jueves en los cines argentinos, para sumar una entrega más al cine de horror contemporáneo. Dirigida por el dúo formado por Zach Lipovsky y Adam B. Stein ("Freaks"), esta sexta entrega logra un difícil equilibrio entre la reinvención y la reverencia, y se posiciona como una carta de amor sangrienta, reflexiva y meticulosamente diseñada al legado de la serie creada por Jeffrey Reddick en el año 2000.
El filme se presenta, decíamos, como un nuevo capítulo —pero también como un umbral emocional— para una franquicia que ha moldeado una generación de miedos cotidianos y muertes horrorosas e ingeniosas. En esta ocasión, el único rostro familiar que regresa es el de Tony Todd en su emblemático rol de William Bludworth. Su participación, grabada antes de su fallecimiento en 2024, reviste a la cinta de una carga emocional inesperada.
“Sabíamos que probablemente sería su última película de 'Destino Final'. Así que estábamos muy centrados en hacer una despedida adecuada para el público”, explicó Stein, quien recuerda cómo en una escena clave le pidieron al actor que “dejara a un lado el guion y hablara con el corazón” sobre lo que la vida significaba para él.
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Es que lejos de ser una repetición de fórmulas, "Lazos de sangre" quiere destacarse por introducir una nueva dimensión emocional en su estructura: el drama familiar. Esta innovación narrativa, concebida por Jon Watts ("Spider-Man: No Way Home"), le permitió al equipo de guionistas ambientar la clásica premonición inicial en el pasado, con lo cual el relato adquiere una estructura menos lineal y más ambiciosa. “De inmediato te das cuenta de que esto está estructurado de manera diferente a las películas que has visto antes”, apuntó Lipovsky a Europa Press.
La propuesta visual no se queda atrás. La película no escatima en imágenes impactantes, muertes impredecibles y trampas imposibles. Pero detrás del espectáculo gore se esconde un diseño meticuloso que, como señaló Russ Milheim de The Direct, “eleva sus muertes brutalmente extremas a otro nivel”.
Un reparto coral para una nueva generación
El elenco encabezado por Kaitlyn Santa Juana, Rya Kihlstedt, Richard Harmon y Owen Joyner aporta una sensibilidad distinta al universo de "Destino Final". Santa Juana reflexiona sobre el atractivo persistente de la saga: “Prácticamente todo el mundo tiene una pequeña historia relacionada con por qué estas películas les asustan”.
Kihlstedt, por su parte, destaca la manera en que la franquicia vuelve tangible algo de significados mucho más profundos: “Toma esta gran idea de la muerte y la convierte en algo tangible, algo que realmente se puede ver día a día de una manera diferente”.
La película también cuenta con las actuaciones de Teo Briones, Anna Lore, Brec Bassinger, Andrew Tinpo Lee y April Telek, consolidando un reparto coral que apuesta en gran parte por caras nuevas.
Las primeras críticas
Las primeras reacciones del público internacional han sido mayoritariamente entusiastas. Courtney Howard describió el filme como “una pesadilla divertida y escalofriante de gore festivo”, señalando que las secuencias de muerte no sólo impactan por su crueldad, sino también por su elaborada puesta en escena. Una de las más comentadas es la secuencia en un hospital, que remite a los momentos más icónicos de la saga sin perder originalidad.
Aunque algunos críticos han sugerido que el humor negro y las referencias autorreferenciales podrían sentirse excesivas, la mayoría coincide en que estos elementos añaden una capa de ironía que potencia la experiencia. En efecto, "Lazos de sangre" se consolida como una película que homenajea el pasado.
Una saga que hizo historia
Desde su irrupción en el año 2000, la saga "Destino Final" se ha convertido en una piedra angular del cine de terror post-slasher. La propuesta original, en la que un grupo de jóvenes sobrevive a una catástrofe solo para ser perseguidos por la propia Muerte, supuso un cambio paradigmático en la representación del miedo. Sin un asesino visible, sin una lógica moral punitiva y con un destino ineludible como antagonista, la saga ofreció una lectura filosófica del horror: ¿se puede escapar de lo inevitable?
Dirigida por James Wong en su primera entrega y producida por New Line Cinema, la franquicia ha sido notable por su continuidad temática y estética, incluso cuando ha variado en calidad o tono. Las muertes han sido siempre el eje, con secuencias que desafiaban las leyes de la física, la casualidad y la expectativa del espectador. Entre las más recordadas figuran la masacre en la autopista de "Destino Final 2" (2003), el accidente en una montaña rusa de "Destino Final 3" (2006) y la carnicería en una pista de carreras en "Destino Final 4" (2009).
La quinta entrega, estrenada en 2011, sorprendió al público con una pirueta narrativa que la convertía en una precuela encubierta, cerrando el círculo de la saga con una coherencia un poco inesperada.
Ahora, con "Lazos de sangre", la franquicia no sólo se reinventa, sino que reafirma su lugar en el canon del terror moderno. “'Destino Final' ha perdurado en la imaginación del público durante 25 años. Incluso sin una nueva película, la gente sigue hablando de ella”, reflexionó Adam B. Stein.