Mauricio Dayub: “Al mundo le falta sencillez y honestidad”

El genial actor y director llega a Mendoza con la obra El Equilibrista, aclamada por el público en todo el país y el mundo. Antes de su presentación habló con Los Andes y habló de todo: el teatro, la hipocresía y la huella que quiere dejar en su hijo.

Mauricio Dayub (Gentileza Victoria Egurza)
Mauricio Dayub (Gentileza Victoria Egurza)

Mauricio Dayub llega este sábado a Mendoza con su obra “El equilibrista” y en un alto en su agenda se dispone a charlar con Diario Los Andes. La cita es hoy a las 21 y mañana a las 20, en el Teatro Mendoza (tickets desde $2300 en entradaweb.com.ar). Del otro lado del teléfono se escucha la paz. De una manera clara, sencilla y muy tranquila, el actor y director argentino habla de su amor por el teatro, su pasión por contar historias y la huella que quiere dejar en su hijo de 10 años.

Dayub estrenó el espectáculo en 218 y lleva más de 500 funciones. (Prensa El Equilibrista).
Dayub estrenó el espectáculo en 218 y lleva más de 500 funciones. (Prensa El Equilibrista).

La edad está de más. Sobre sus hombros hay trabajo, esfuerzo y dedicación a una vocación que prácticamente nació con él. Cine, televisión y teatro. Su trayectoria es inmensa. Hoy la vida lo llevó a contar historias y a trabajar por un teatro que haga viajar al espectador por los rincones más profundos de la imaginación.

Ya fue papá, ya escribió un libro (Alguien como vos), solo falta que plante un árbol, aunque apelando a las más obvias de las metáforas, es lo que viene haciendo con cada obra y con su libro, sembrar arte, cultura y el deseo de cada espectador o lector por sumergirse cada vez más en sus historias, que al ser tan reales y cotidianas, podrían ser la de cualquiera de nosotros.

Mauricio Dayub es uno de los pocos confirmados en Mar del Plata y presentará su exitoso unipersonal.
Mauricio Dayub es uno de los pocos confirmados en Mar del Plata y presentará su exitoso unipersonal.

¿Con qué se van a encontrar los mendocinos que vayan a ver El Equilibrista?

Bueno, yo espero que se encuentre con lo que se viene encontrando todo espectador que se acerca a ver El Equilibrista en Buenos Aires en las provincias por donde estoy haciendo la gira y en el exterior de dónde vengo, Madrid y Tel Aviv. Es un espectáculo divertido y fuertemente conmovedor. Yo salgo después de la función y espero al público porque lo estrene con una estrategia que decía que era teatro con garantía, porque si de verdad no te llegaba a gustar, yo te esperaba en el Hall y te devolvía el dinero de las entradas, entonces salgo rápido con la encargada de boletería y la verdad es que la relación que se arma con la gente tiene que ver con un ir y venir de agradecimientos por lo que vivieron, por lo que sintieron, por lo que imaginaron, y yo por la receptividad que tengo en el público. A mí me gusta mucho porque es la historia de mi familia, pero cada espectador ve la historia de su familia.

Claro, como como un espejo.

Sí, porque fue pensado así el espectáculo. Yo decía que, si lo decía desde arriba del escenario, si lo mostraba, si lo contaba, no era el teatro que yo quería. Solo lo lograba si se lo hacía imaginar al espectador y yo creo que lo logramos.

¿Cómo es ese teatro que vos querés?

Yo sentía que el teatro en los últimos años se había adulterado, que habían subido al escenario muchas profesiones, muchas otras profesiones y que la gente decía “Fui al teatro”, pero cuando me contaban lo que iban a ver, lo que habían ido a ver, yo sentía que eso era ir a un teatro, pero no ir a ver teatro. El teatro es otra cosa. Yo quise celebrar con este espectáculo, de alguna manera, 40 años de vocación y quise aportar mi granito de arena. Este es el teatro que a mí me tiene tan incentivado. Esta es la vocación que yo desarrollé durante tantos años y en la que sigo creyendo a full.

Entiendo que te referis al Stand Up o a un teatro más pasatista, ¿no?

No, a un teatro que no toma en cuenta los mecanismos del teatro, que desconoce la esencia del teatro. En este momento en la Argentina han subido psicólogos, los que antes eran simpáticos en los asados ahora también han desarrollado una profesión que sube al escenario, pero no es el teatro que yo quiero hacer, el que a mí me gusta y no es que esté mal. Hay gente de criminalística que sube al escenario a contar casos, hemos visto a periodistas tener su propia revista, hay microteatro, hay teatro bombón, hay teatro semi montado, hay comedia musical que ha crecido un montón. Buenos Aires es una capital muy heterogénea, teatralmente hablando y en medio de ese panorama tan grande yo quise aportar el teatro que a mí me gusta, este es por el que yo me siento motivado. No es una crítica ni al Stand Up, ni a las otras profesiones que suben al escenario, sino que fue una cosa que me hizo advertir a mí, yo tengo una sala también y la veo muy programada siempre y siempre veía esto, que el teatro se decía, se mostraba, se explicaba, pero perdía de vista hacérselo imaginar al público. Eso es lo que yo intenté con El Equilibrista.

Haciendo un repaso de tus obras y ahora con tu libro, a la hora de presentarte podría decir que sos contador de historias.

Sí, se acerca bastante a lo que soy. Sobre todo, en los últimos tiempos. El libro fue producto de esa ampliación que hice de no solo contarlas arriba del escenario, sino que empecé a contarlas de distintas maneras en Instagram, con un equipo de dibujantes, pintores, escenógrafos y caricaturistas.

Estuviste en radio también contando las historias

Estuve en radio, sí. En la Metro. Me llamaron por lo que pasaba con los relatos en Instagram. Fui a una entrevista y me pidieron que contara uno de los relatos y explotó el teléfono de mensajes, entonces les pareció que estaría bien que fuese una vez por semana. Tuvo muchísima repercusión, de hecho, de lo que pasó en la radio apareció Penguin Random House para editar el libro porque escucharon los relatos en la radio. Me llamaron de un Congreso de la lengua y de una revista para publicarlos.

¿Y qué te deja a vos contar estas historias?

Para mí es algo muy hermoso porque me conecta con la esencia de coincidir. Que al público le guste escuchar las historias que a mí me gusta contar es algo extraordinario, pero sobre todo porque las historias algunas divierten, otras emocionan, pero todas tienen lo que a mí me enseñaron, lo que yo aprendí en ese momento, con eso que me pasó y fue armando mi personalidad. Pasados los años, me di cuenta que yo tomaba decisiones en función de lo que había aprendido en estos momentos. Y tiene la curiosidad de que no es ficción, son todos relatos reales. Este compartir para mí, que yo he sido alguien que siempre hizo todo lo posible para que nadie lo conozca, me pareció que era lo que tenía que hacer. Esto fue una gran experiencia, un gran cambio para mí. Agradezco que la gente me conozca por lo que soy y no por lo que a veces componen los trabajos que he hecho en tele, en cine, teatro. Soy yo.

¿En qué momento te hizo ese clic? No sé si llamar así a esta necesidad de contar y contarte sobre un escenario

Yo creo que la indiferencia de algunas personas y la confusión que se produce con lo social me llevó a decir “Terminemos con esta confusión, yo soy esto, yo soy así. Esta es mi historia. Estas son las cosas que me hacen pensar, como pienso sentir como siento y ser como soy”. La realidad está muy confundida. Hay algo que pasa en el mundo, y en la Argentina ni hablar, y es que todos actúan todo, todo el tiempo. Todos actúan todo. La hipocresía ha llegado al límite. Se empezó a mentir todo. Veíamos venir a alguien que no queríamos, que no respetamos, que no admiramos y cuando está cerca nuestro, le decimos, maestro. Llegó un momento en que yo no soporté más esa forma de vivir.

¿Cómo te llevas con la fama?

De esta manera me llevo bien porque los demás me conocen como soy. No hay ninguna construcción, soy el mismo arriba del escenario y abajo. Soy el mismo como productor, como director, como dueño de sala, no tengo ninguna postura frente a los distintos roles que hago. Eso me conecta mucho mejor con los demás.

¿Tenés amigos en el medio?

Sí, sí tengo amigos en el medio, los actores hacemos relaciones, de acuerdo al trabajo, muy familiares porque cuando un espectáculo funciona nos vemos mucho tiempo juntos, compartimos muchas cosas juntos y se torna muy familiar todo. Pero los amigos son los de la infancia, casi siempre. Mis amigos son los que con los que fui a jardín de infantes, a la escuela primaria, a la secundaria.

¿Qué recuerdos tenés de esa época?

Los mejores porque es una época donde el condicionamiento social afectaba menos las relaciones.

Si vos mirás para atrás, ¿estás donde siempre quisiste estar?

Mira, yo siempre digo que ser feliz es ser de grande lo que uno se imaginó que iba a ser cuando era chico. Soy exactamente lo que me imaginé cuando era chico. Durante años me pareció dificilísimo de alcanzar. Por un momento pensé que iba a quedar en el deseo, la ilusión, pero desde hace bastante tiempo, te diría, mi vida responde a esa postal de la infancia.

¿Cuál es la huella que queres dejar en tu hijo?

Te diría que la misma que me marcó mi papá. Él extendía un brazo, el brazo derecho, y decía: “nosotros somos así, ¿eh? Así, siempre derecho” y lo dejaba extendido, después lo doblaba y decía “nunca así, para acá o para allá”. Nunca explicó que quería decir eso, pero yo entendía que quería decir honesto, transparente, buen amigo, buen hijo, buen padre, buen amigo. Esa sencillez de mi viejo es la que intento alcanzar porque me parece esencial en la vida y me parece que es lo que más le hace falta al mundo, ¿no?

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