20 de octubre de 2025 - 00:00

El temple de la educación recibida

Con mi esposa estamos muy conformes de habernos radicado en Italia. Mi hijo se estableció en Malta, y una de mis hijas vive en Monfalcone. El inicio fue muy duro, pero el temple de la educación recibida me hizo aceptar el desafío y seguir adelante.

Nos vinimos a Italia en mayo de 1990. Primero lo hicimos mi esposa, mi hijo mayor y yo. Residimos en Sacile, Pordenone, hasta 1998, y después en Monfalcone, sobre el mar Adriático.

En 1988, mi hijo obtuvo una beca de la Asociación Friulana, tierra de sus abuelos. Allí encontró posibilidades de futuro y luego con mi esposa decidimos probar suerte en Italia, dado que tenía experiencia profesional y antecedentes suficientes. En una fábrica metalmecánica me consideraron un viejo a los 48 años; tuve que guardarme mi curriculum y buscar cualquier tipo de trabajo.

Comencé de menos cero, trabajando como obrero, agrimensor/ingeniero especializado, camionero, docente de matemáticas y por último como “custodio técnico”, hasta jubilarme a los 65, aunque continué trabajando hasta los 78. Hoy tengo 83 años y me dedico a la jardinería y bonsái.

Estudié la primaria en la Escuela Italiana XXI de Abril, secundaria en el Liceo Militar General Espejo y agrimensura en la Universidad Juan Agustín Masa, donde luego fui docente. Me especialicé en mediciones de precisión y controlador de calidad, haciendo “radiografía industrial”.

Con mi esposa estamos muy conformes de habernos radicado en Italia. Mi hijo se estableció en Malta, y una de mis hijas vive en Monfalcone. El inicio fue muy duro, pero el temple de la educación recibida me hizo aceptar el desafío y seguir adelante.

* Ricardo W. Antoniolli. Monfalcone, Italia.

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