El que da lugar a tantos esfuerzos para conseguirlo. Un símbolo para siempre. Pero hoy diríase que San Martín el Libertador, el Gran Capitán, el abuelo inmortal, ingresa a nuestro presente para disfrutar de un feriado, disfrazar a los niños de algo que nunca llegarán a ser, zapatear y dar algunos alaridos de valientes en algún escenario teatral, y, en general, alimentar la retórica turística.
Pero en el verano, sin clases, se lo recuerda menos. Hace calor y hay otras citas más convocantes que el sable sanmartiniano y la Virgen del Carmen de Cuyo.
El 17 de enero que si no recuerdo mal era fecha provincial por la partida el Ejército Libertador, no figuró en las noticias. El 3 de febrero pasó sin inquietar ni marcar nada en los ámbitos militares.
Es de esperar que el 25 de febrero todavía signifique algo.
Hace años sugerí a alguien “con llegada al poder” que se hiciera un festejo en el atrio de la Biblioteca San Martín, escenario y época ideales para recordar al San Martín Gobernador de Cuyo, con la Alameda y la calle Remedios de Escalada como lugares perfectos para integrar a una celebración citadina que imaginé no demasiado estructurada, sino abierta y dinámica.
En mi delirio veía al General tocando la guitarra y cuidando su chacra.
No quieran saber lo que se me respondió, como idea alternativa.
Pero creo que siempre estamos a tiempo de corregir el rumbo y festejar las cosas buenas de nuestra amada patria.
Rosa Guaycochea de Onofri . Ex docente UN Cuyo