17 de marzo de 2018 - 00:00

El General Paz no era unitario - Por Luciana Sabina

Entre los soldados del General Paz no hay elementos unitarios, siendo la suya una alianza que abarcó 5 provincias.

Tras el fusilamiento de Manuel Dorrego, cierta penumbra halló cobijo en la violencia de nuestras pampas y lo cubrió todo durante años. La lucha -entre "unitarios y federales", entre "barbarie y civilización", en definitiva entre argentinos- fue encabezada por muchos de los hombres que enfrentaron unidos al español, en el marco de nuestra búsqueda por la Independencia.

Tropezamos aquí con José María Paz quien, según Sarmiento, era un "militar a la europea: no cree en el valor solo si no se subordina a la táctica, a la estrategia y a la disciplina; apenas sabe andar a caballo; es, además, manco y no puede manejar la lanza."

Batalló en el Ejército del Norte como subalterno de Manuel Belgrano. Hacia 1815 -con tan sólo 24 años- una herida en batalla acabó con la movilidad de su brazo derecho, por lo que desde entonces recibió el mote de "manco". Entre 1825 y 1829 tuvo un papel destacado en la guerra contra Brasil. Posteriormente dio su apoyo a Lavalle y se apoderó de su provincia natal -Córdoba- en pocos meses. Pronto enfrentó a Facundo Quiroga, derrotándolo en La Tablada y Oncativo.

Reconocido como uno de los mejores militares argentinos, Paz fue además el gran cronista de nuestro pasado. A través de sus extensas memorias, hombres como Belgrano, Güemes, San Martín, Lavalle o La Madrid toman extensión humana.

En 1830 presidía 9 de las 13 provincias existentes y su gran enemigo era Juan Manuel de Rosas. Tenía todas las condiciones para vencerlo pero un accidentado día cambió su historia y la de toda una nación.

Gran parte de la historiografía considera, erradamente, al bando de Paz como el resultado de un pacto unitario. El historiador Carlos Segreti, entre otros, demostró hace años que semejante denominación es absurda. Entre sus miembros no hay elementos unitarios, siendo una alianza que abarcó 5 provincias, con sede en el interior profundo: Córdoba.

Incluso, el reglamento que las organizó especificaba que la facción no estaba "ligada a ningún sistema político, obligándose recibir la Constitución que diere el Congreso nacional, siguiendo en todo la voluntad y el sistema que prevalezca en el Congreso de las provincias que se reúnan".

La Liga del Interior, como se llama, estaba mejor organizada que sus enemigos bajo la égida de Rosas y poseían mayores posibilidades de imponerse. Sin embargo, mientras ambos bandos se preparaban para enfrentarse, cierto accidente cambió la historia.

El 10 de mayo de 1831, Paz hacía un reconocimiento de terreno en la frontera con Santa Fe cuando un grupo de hombres del ejército de López boleó su caballo. El equino corcoveó y cayó.

Pronto unos 15 soldados estuvieron a su alrededor apuntándolo. "Todo fue obra de pocos instantes -relata el general en sus memorias-; todo pasó con la rapidez de un relámpago; el recuerdo que conservo de él se asemeja al de un pasado y desagradable sueño".

Nuestro personaje terminó a la grupa de un viejo caballo y fue conducido al campamento enemigo. Y al ritmo que marcaba el trote de aquel animal, la Argentina comenzó a hundirse en los bríos despóticos de Rosas, pero ésa es ya otra historia.

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