Conocido como Old Stan -El Viejo San- o Mr. Soccer -El Señor Fútbol-, desde su posición de puntero derecho, el futbolista inglés Stanley Matthews se convirtió en el jugador más longevo en la historia del fútbol mundial.
Conocido como Old Stan -El Viejo San- o Mr. Soccer -El Señor Fútbol-, desde su posición de puntero derecho, el futbolista inglés Stanley Matthews se convirtió en el jugador más longevo en la historia del fútbol mundial.
De manera increíble, jugó hasta los 50 años de edad y, cuando anunció su despedida de los campos de juego, luego de jugar 1.422 partidos oficiales en Primera División, dejó atónita a la prensa al declarar: “Confieso que mi retiro, tal vez, resultó algo prematuro”. En ese entonces ya había sido reconocido como Sir Stanley, título de nobleza que le concedió la monarquía inglesa.
Genio y figura, fue un personaje único. Podía dormir en pleno invierno con la ventana abierta, levantarse a hacer ejercicios a las seis de la mañana, fabricar unas botas 200 gramos más ligeras que las de entonces o entrenarse con zapatos de plomo cuando lanzaba pelotas desde el córner (esto le permitía ejecutar centros con más precisión). En 1963, cuando la Asociación de Cronistas de Fútbol del Reino Unido cumplió 48 años, se lo distinguió como “futbolista del año”, premio que ya había recibido cuando se instituyó por primera vez en 1948, a los 33 años.
En 1963, cuando podía pensarse con toda razón que estaba en el final de su carrera, contribuyó con su juego abierto y de ataque al ascenso del Stoke City. Había regresado en 1962 al club con la única misión de salvarlo del descenso a la tercera división.
Antes, en 1956, a los 41 años, época en que mantenía sus condiciones físicas y técnicas, fue elegido como el mejor jugador de Europa y recibió el primer Balón de Oro de toda la historia. Un premio que en las ediciones siguientes recibieron Alfredo Di Stéfano, Raymond Kopaszewski (Kopa), Luis Suárez, Enrique Omar Sívori, Eusebio, Johan Cruyff, Franz Beckenbauer y que en la actualidad se han repartido por partes iguales el astro argentino Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
Ya en febrero de 1965, en homenaje a su despedida del fútbol, mereció el Grado de Caballero por parte de la Reina Isabel, en una ceremonia que se desarrolló en el Palacio de Buckingham. Se lo condecoró entonces con un título de nobleza y se convirtió en Sir Stanley, aunque, como declaró muchas veces, siempre restó importancia a esos honores nobiliarios. Simplemente pidió que lo siguieran llamando Viejo San.

La Selección de Inglaterra
Entre 1932 y 1965 completó 33 temporadas en Primera división, con el enorme mérito de que siempre actuó en equipos modestos y sin grandes estrellas: Port Vale F. C. (firmó su primer contrato a los 16 años aunque no llegó a debutar en primera); Stoke City F.C. (1932-1947 y 1961-1965) y Blackpool F.C. (1947-1961). Además, cuenta con un singular antecedente: en 710 encuentros oficiales de la Liga Inglesa nunca resultó expulsado y ni siquiera amonestado.
A lo largo de su carrera, se destacó por sus asistencias y su claridad para generar ocasiones de gol, aun cuando nunca se destacó por ser goleador. Era un puntero derecho veloz, con buen dominio de balón, habilidoso y un gran lanzador de centros a la carrera. Durante tres décadas, el número 7 se destacó en su espalda.
La velocidad era el secreto de su juego, apoyado siempre en un riguroso entrenamiento. “La disciplina, una vida estricta y ordenada y la comida sana”, reconoció alguna vez como las claves de su éxito y grandes argumentos par su increíble longevidad. Según periodistas especializados, Stanley fue el verdadero inventor del puesto de wing, por su enorme facilidad para jugar junto a la raya.
Su alto espíritu de lucha, enorme sacrificio y permanente vocación ofensiva le valieron su debut en la Selección Inglesa, en 1935, con tan solo 19 años. En total disputó 54 partidos internacionales, en los que marcó 11 goles, antes de retirarse del representativo inglés en 1957, a los 42 años.
Stanley actuó sólo una vez en Sudamérica. Fue cuando Inglaterra participó en 1950 en el Mundial de Brasil, con derrotas ante Estados Unidos y España. En 1954, en Suiza, disputó su segundo mundial, con mejores resultados para su selección: 4 a 4 vs. Bélgica y 4 a 2 vs. Uruguay.
El aislamiento de Inglaterra de los mundiales hasta 1950 (por la Segunda Guerra Mundial) atentó contra la posibilidad de que Matthews fuera un futbolista más conocido en estas tierras.
Entre sus momentos cumbre se puede contar que fue el jugador más viejo de la historia en marcar un gol internacional. Fue el 6 de octubre de 1956, frente a Irlanda del Norte. Tenía 41 años y 248 días.

El Misionero del Fútbol
Matthews nació en la zona residencial de Hanley el 1de febrero de 1915. Fue el tercero de cuatro hijos varones. Su papá era Jack Matthews, quien además de peluquero fue un boxeador profesional y se lo conocía como “El Barbero peleador de Hanley”.
En su adolescencia colaboró con su padre en la barbería y trabajó como albañil, conociendo desde niño el rigor de una buena preparación.
El secreto de su longevidad quizás haya que buscarlo en aquel ejemplo que le dio su papá, sobre la necesidad de un duro entrenamiento para obtener el mejor estado atlético posible.
Tras el retiro, en julio de 1965, primero fue dirigente y después asumió como entrenador del Port Vale FC, el club de su niñez, al que ascendió de la cuarta a la tercera división. Ésa fue su única experiencia como DT, ya que dejó el cargo en 1968 para radicarse en la isla de Malta.
Cuando cumplió 60 años se dedicó a viajar por Estados Unidos y Canadá, enseñando fútbol a infantiles y juveniles. Fue por esta tarea que la FIFA lo nombró Embajador de Honor y en 1992 le otorgó la medalla de oro al Mérito Deportivo.
Siempre tuvo actitud y vocación por enseñar. En los meses del verano europeo, durante el receso del fútbol inglés, participó en varias giras de exhibición por distintos países que entonces integraban la Comunidad Británica. África fue uno de los lugares más visitados. Allí existían pequeños clubes que llevaban su nombre y donde era recibido de modo muy cortés. Se lo consideraba un Soccer's Missionary -Misionero del Fútbol-.
Además del fútbol también sintió atracción por el tenis, deporte que llegó a practicar con su hijo Stanley Junior (participó en un torneo juvenil, en Wimbledon) y su hija Betty.
El Viejo San, como le gustaba que lo nombraran, falleció a los 85 años, el 23 de febrero de 2000, en Stoke-on-Trent.
En octubre de ese año, Stoke City y sus herederos crearon una fundación que en la actualidad aún lleva su nombre: Fundación Stanley Matthews.

El Brujo Stanley
Tras firmar, a los 16 años, su primer contrato profesional en el Port Vale FC, Stanley pasó al Stoke City, un modesto club de su ciudad, cuna de alfareros y artesanos, conocida por la variedad de sus artículos regionales. Allí permaneció de 1932 a 1946.
Sin embargo, la página más gloriosa de su trayectoria la escribió en Blackpool, donde se erigió en El Brujo Stanley, al llevar a su equipo a la conquista de la Copa de Inglaterra, convirtiéndolo en leyenda.
Tres veces llegó el Blackpool a las finales de la Copa Inglesa, todas con la presencia de Matthews. En la primera cayó 2 a 0 ante el Newcastle United, con 2 goles de Jackie Milburn, tío del famoso Bobby Charlton. También fue derrotado en la segunda definición, 4 a 2 frente al favorito Manchester United.
Finalmente, en su tercera oportunidad, el sábado 2 de mayo de 1953, en el imponente Wembley, contra el poderoso Bolton, la definición fue calificada como “La final de Matthews”. Cuando apenas restaban 20 minutos para el final, Blackpool perdía 3-1 y todo parecía sentenciado. Sin embargo, el genio de Stanley, que tenía 38 años, frotó la lámpara y provocó lo increíble. Con electrizantes desbordes por la derecha, sirvió tres goles - los dos últimos en tiempo de descuento- y selló el definitivo 4 a 3 a favor de su equipo.
En reconocimiento a su hazaña, sus compañeros lo llevaron en andas al palco que ocupaba la reina Isabel, donde el ministro Winston Churchill estrechó su mano, diciéndole por lo bajo: “Stanley, eres un Brujo”.
Pese a que su compañero, el centrodelantero Stan Mortensen marcó tres de los cuatro goles del Blackpool, esa final quedó en la historia del fútbol inglés y mundial como “La Final de Matthews”.
El Blackpool le permitió regresar en 1961, con 46 años, al Stoke City, que se encontraba último y al que ayudó a salvarse del descenso a la Tercera División, ganando el campeonato en la temporada siguiente y regresando a Primera División, tras una década de ausencias.
La despedida
Las crónicas de la época recuerdan la noche del 28 de abril de 1965, cuando recordadas glorias del fútbol mundial, muchas de las cuales aún se encontraban en actividad, llegaron a Londres para participar de su partido de despedida. Lev Yashin (URSS), Johanssen (Dinamarca), Jan Popluhar (Checoslovaquia), Karl Heinz Schnellinger (Alemania), Pluskal (Checoslovaquia), Josef Masopust (Checoslovaquia), Henderson (Escocia), Ladislao Kubala (España), Alfredo Di Stéfano (España), Ferenc Puskas (España) y Van der Boer (Bélgica), entre otros, conformaron el equipo Resto del Mundo, a modo de selección FIFA, para despedir al Señor Fútbol.
Fue una noche memorable en el estadio Victoria Ground, de la Ciudad de Stoke-on-Trent, ante más de 40 mil personas. El 6-4 final, iluminado luego con fuegos artificiales y luces de bengala, estuvo repleto de lujos y acciones memorables. Stanley fue paseado en andas por todas aquellas figuras que acompañaron en su última vez como jugador profesional, realizando la tradicional vuelta olímpica.
A la cena de honor que se realizó posteriormente, invitó a todos aquellos periodistas que, muchos años atrás, le habían vaticinado una corta carrera. En cada uno de sus platos dejó una copia de los artículos que aquellos habían escrito. Tenía 50 años y su recorrido había marcado para siempre el fútbol mundial.
Sir Stanley Matthews, el primer Balón de Oro de la historia.