17 de febrero de 2025 - 00:00

Retirar al país de la OMS: decisión controvertida

El Gobierno nacional ha anunciado su decisión de abandonar la Organización Mundial de la Salud (OSM). Es una medida compleja, controvertida, que debería ser analizada a fondo por la administración por las consecuencias que podría traer al país desde el punto de vista sanitario.

La decisión del Gobierno nacional de retirar al país de la Organización Mundial de la Salud (OSM), es cuando menos controvertida y demanda un análisis muy profundo antes de ser adoptada.

El presidente Javier Milei tiene en su mira firmar en las próximas jornadas un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para hacer efectivo la salida del país de la OMS, en sintonía con la decisión adoptada por los Estados Unidos, aunque el País del Norte podría revisar su proceder y negociaría cambios en la organización para seguir perteneciendo a la misma.

De todos modos, en nuestro caso inexorablemente el tema deberá pasar por el Congreso Nacional para convalidar o rechazar la intención del Gobierno federal.

La presencia del país en la organización ecuménica de salud, con base en Ginebra (Suiza) data de julio de 1948, a través de la Ley nacional 13.211.

La misión principal de la OMS es promover la salud, prevenir enfermedades y coordinar la respuesta global ante emergencias sanitarias. En 2025 cuenta con 194 países miembros, incluidos Estados Unidos y Argentina.

Entre otras campañas, se recuerda la realizada hace décadas para contener el virus del Ébola en África.

Médicos, sanitaristas y otros especialistas han advertido que la salida afectaría el acceso a fondos de emergencia, compra de vacunas y coordinación sanitaria internacional.

La crítica más fuerte que hace la administración a la gestión del organismo se refiere a su cometido en la pandemia de Covid-19 y por haber promovido cuarentenas “eternas sin sustento científico”.

El comunicado oficial agrega que “hoy la evidencia médica indica que las recetas de la OMS no funcionan porque son el resultado de la influencia política, no basadas en la ciencia”.

¿Qué implica no pertenecer más a este organismo especializado de las Naciones Unidas? Como se trata de un acuerdo internacional, la medida requiere la aprobación del Congreso con una mayoría simple.

Como se aprecia, dejar la OMS es una decisión de mucha complejidad. Se puede coincidir o no con la organización y sus formas de actuar, pero es difícil negar su condición de promotora de la salud humana, que trabaja en la prevención de enfermedades y en la coordinación en la respuesta global ante emergencias sanitarias.

La OMS prepara informes para identificar enfermedades; genera alianzas internacionales para prevenir el tabaquismo, la obesidad, la zoonosis y el cáncer; produce investigaciones que generan evidencia sobre la salud; promueve estudios para mejorar tratamientos, productos e instrumentos sanitarios; capacita al personal sanitario; entrega suministros médicos en zonas remotas o peligrosas y ayuda a ampliar el acceso a la salud para mujeres, niños y niñas, migrantes y refugiados.

Nuestro país tiene muy buenos médicos e investigadores, excelentes centros hospitalarios y el sistema sanitario funciona con acierto en general, pero perder una relación de 77 años tan importante sin mediar un debate previo con todos los sectores interesados, puede ser signo de irresponsabilidad en la gestión de la salud pública.

El Congreso Nacional, los gobernadores y las legislaturas provinciales deberían manifestarse.

Esperemos que, por vía del intercambio de ideas, se solucione este sensible asunto, admitiendo que el Gobierno puede fijar sus diferencias con el organismo en cuestión, señalar en qué está de acuerdo y qué reformas propicia, pero permaneciendo dentro de su ámbito.

Por último, hay que recordar que la OMS es un organismo técnico de asesoramiento. Puede formular recomendaciones a las naciones asociadas sobre qué hacer para mejorar la salud de sus habitantes y qué medidas tomar para prevenir el brote de enfermedades, pero no puede hacer cumplir esas recomendaciones: no tiene la capacidad de obligar o sancionar a sus miembros.

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