La reciente Jornada de Investigación organizada por la Red Andina de Universidades (RADU) en la Universidad de Mendoza, en el marco de su 65º aniversario y de los 20 años de la creación de la red, constituyó mucho más que un encuentro académico. Fue, en realidad, una muestra del papel creciente que las universidades privadas desempeñan en la construcción de conocimiento, la innovación y el desarrollo regional. En tiempos en que la educación superior enfrenta desafíos financieros y de legitimidad, reafirmar el valor de la investigación se vuelve esencial.
El rector de la Universidad de Mendoza, Dr. Eduardo Luna, al abrir el encuentro, propuso preguntas que trascienden lo institucional: ¿para qué investigamos? ¿Qué impacto tiene la producción científica en la sociedad? Estas interrogantes invitan a repensar la función social del conocimiento y el modo en que las universidades de gestión privada pueden generar aportes significativos al desarrollo local y global.
El encuentro reunió a representantes de las universidades que conforman la RADU -entre ellas, la Universidad Católica de Cuyo, la Universidad Juan Agustín Maza, la Universidad del Aconcagua y la Fundación Barceló-, consolidando una mirada de cooperación regional. La exposición del médico veterinario José La Malfa, coordinador de Investigación de la UCCuyo San Luis, puso en evidencia el esfuerzo institucional por integrar la investigación con las necesidades del entorno, promover proyectos interdisciplinarios y fortalecer la formación de nuevos investigadores.
Su presentación, además, abordó un tema que es central, como es el del financiamiento. La sustentabilidad económica de la investigación es una condición indispensable para que los avances no se limiten a esfuerzos individuales, sino que se consoliden como política universitaria. El debate sobre fondos internos y externos refleja un desafío común a todas las instituciones privadas, basado en sostener la calidad y continuidad de la investigación en contextos de alta competitividad.
La Jornada concluyó con reflexiones sobre la magnitud de los aportes científicos y su verdadero impacto. En ese sentido, el encuentro dejó una certeza y es el hecho de que las universidades privadas, lejos de ser meros espacios de docencia, son actores estratégicos en la generación de conocimiento y en la transformación social. La RADU, al cumplir 20 años, demuestra que la cooperación académica es una herramienta poderosa para construir futuro desde la ciencia, la educación y la integración regional.
Vivimos momentos en que la ciencia está creciendo a niveles inimaginables a lo largo del mundo, particularmente en los países desarrollados, pero en lo que a nuestro país se refiere, la crisis del sector es innegable, ya que no se observa en los actores públicos nacionales una real voluntad de ubicar a la ciencia y la tecnología en el lugar crucial que les corresponde para contribuir al desarrollo del país.
Es de esperar un cambio significativo de actitud que deberá partir del gobierno nacional porque el sistema científico en la Argentina, bien cuidado y bien potenciado, es de una calidad singular, tanto en sus logros como en sus recursos humanos.