10 de febrero de 2025 - 00:00

El Parque con más verde y menos construcciones

Resultaría propicio que construcciones de diverso tipo, por apropiadas que parezcan, no sigan permitiéndose en nuestro maravilloso Parque General San Martín, con las consecuencias negativas que ello conlleva. Hay otros lugares que pueden recibir estas instalaciones y de esa forma mantener lo más intangible posible al “pulmón de la ciudad”.

Los parques urbanos son ser espacios verdes destinados al esparcimiento, la recreación, el bienestar social y el cuidado ambiental.

El Parque General San Martín es la gran estructura del Gran Mendoza que contribuye a la biodiversidad y beneficia a los habitantes y que nos sorprende cada vez que concurrimos a él por los enormes beneficios ambientales y de recreación que recibimos al recorrerlo.

Pero es necesario analizar y meditar sobre la pertinencia o no de seguir incorporando nuevas construcciones dentro de los límites de las más de 400 hectáreas que tiene el maravilloso “pulmón de la ciudad”.

Próximamente se inaugurará un sector gastronómico y recreativo ubicado en el Prado Español del Parque.

Se trata de un emprendimiento que, como sostienen sus propietarios, establece una conexión con la naturaleza, y posee un diseño inspirado en el entorno natural y en el cercano Museo Cornelio Moyano, con la intención de integrarse al paisaje del parque.

Considerado el diseño y la propuesta de los emprendedores que impulsaron y desarrollaron el proyecto, suscribimos que ellos seguramente protegerán la naturaleza que los rodea con mayor énfasis que muchos usuarios del área que no tienen la misma voluntad.

Pero, una vez más, y seguramente con la mejor buena voluntad, no se ha respetado los alcances de la ley provincial 6.394, que declara al parque “área ambiental urbana protegida”, no desde hace poco sino desde 1996.

En todo caso se podría trabajar desde ahora en intentar asegurar la posibilidad de que esas excepciones no permitan más construcciones en el núcleo histórico del paseo y el Cerro de la Gloria, porque la norma no las contempla.

Pensamos que ya materializada la obra que hemos descripto y comprobada la intención de sus administradores de asegurar el cuidado del contorno, tanto el Gobierno provincial como la administración de la Municipalidad de Capital deberían producir acciones concretas para que el parque no sea ocupado por nuevas edificaciones.

Periódicamente se producen excepciones que permiten avances sobre el suelo de la genial creación del paisajista Carlos Thays.

Sí, proponemos que muchos de los espacios construidos existentes y que están abandonados y tienen una riqueza histórica y arquitectónica, sean refuncionalizados y puestos en valor.

Reiteramos que obras como la inaugurada en el Prado Español han sido realizadas con criterio y respeto por el entorno. Asimismo, estamos de acuerdo en que hacen falta emprendimientos como éste por las nuevas tendencias de uso de los espacios públicos verdes. Pero, la decisión que se debe imponer debería ser no autorizar más construcciones en la extensa jurisdicción verde y no malograr más el servicio ambiental que presta.

Si hablamos y pregonamos el sostenimiento de una ciudad sustentable, debemos comprender que el verde y los árboles son la base de esa sustentabilidad.

La premisa mayor debería ser la generación de acciones que contribuyan a proteger un paisaje que costó más de 100 años desarrollarlo y mantenerlo.

El Prado Español tuvo un objetivo de diseño de un espacio verde libre para movilizar el aire fresco que se desplazaba desde los bosques cercanos.

Es evidente que esa debería ser la prerrogativa mayor. Añadimos, además, la recomendación de desalentar, en la medida de lo posible, la ejecución de nuevas torres sobre la calle Boulogne Sur, admitiendo la situación actual, con las unidades habitacionales en altura ya autorizadas y en funcionamiento.

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