17 de octubre de 2025 - 00:00

El día de la fundación popular del peronismo

Al recordarse hoy 80 años de la histórica manifestación popular que vivó a Perón y reclamó su libertad, resulta equitativo mencionar los avances sociales y en el plano laboral que introdujo el peronismo como gobierno, sintetizados en el concepto de justicia social y en la igualdad de oportunidades. Sin embargo, junto a esas virtudes, el peronismo también enquistó o fortaleció defectos graves como el personalismo o la corrupción.

No se puede discutir que el peronismo se constituyó en un movimiento que cambió definitivamente el rumbo político en la Argentina. Luego de 80 años de aquella instancia si se quiere fundacional, con éxitos y fracasos sigue estando en el escenario.

Al recordarse hoy 80 años de la histórica manifestación popular que vivó a Perón y reclamó su libertad, resulta equitativo mencionar los avances sociales y en el plano laboral que introdujo el peronismo como gobierno, sintetizados en el concepto de justicia social y en la igualdad de oportunidades. Y muchas acciones tendientes a asegurar desde el Estado miradas y contemplaciones que antes no tenían prioridad y fueron indudables atributos del movimiento político y social que formó el peronismo.

No es menor reconocer que hubo avances valorados, como la apertura al voto femenino y el acceso gratuito a las universidades públicas, políticas que de algún modo consolidaron una clase media laboriosa y pensante que caracterizó a la Argentina entre otras naciones. Y en lo laboral, medidas que supo gestar Perón previo a su primera presidencia, cuando como secretario de Trabajo de la dictadura militar que por entonces gobernaba comenzó a legislar a favor de los derechos sociales que constituyeron la columna vertebral de su futuro movimiento.

Esa cercanía con los sectores populares sustentó al apoyo masivo recibido en la histórica jornada del 17 de octubre de 1945, en Plaza de Mayo, dando impulso fundacional a un movimiento político totalmente distinto para aquella época.

Debe reconocerse que a pesar de las desigualdades sociales vigentes en aquellos años previos al peronismo, también marcados por una fuerte convulsión política, nuestro país contaba con una economía próspera y con buenas reservas producto de la comercialización de alimentos a países afectados por la Segunda Guerra Mundial. En ese contexto surgió y se organizó el peronismo, movimiento que sobreviviría posteriormente a la caída del gobierno de su líder en medio de una turbulencia económica fuerte y a su posterior y largo exilio de casi veinte años.

Después de Perón, especialmente a partir de la reinstauración democrática de 1983, el también llamado justicialismo subsistió y tuvo protagonismo constante. Por ello ha gobernado, con distintos presidentes, durante 27 de estos 42 años de democracia estabilizada. A través de sus distintos liderazgos, el peronismo sin Perón se acomodó a los vaivenes económicos y cambios ideológicos predominantes en el mundo, pasando a trascender más que nada por su habilidad para adaptarse a las variantes que conducen al poder que por los resultados de sus medidas.

Probablemente, una de sus mayores falencias haya sido el generalizado apego de dirigentes y militantes a sus ocasionales conductores, cayendo en personalismos que casi siempre derivaron en la búsqueda del poder para conquistarlo y eternizarse en él, característica que dominó la escena nacional y que se mantiene hoy en varias provincias.

Y en medio de personalismos y dominio del poder, varios casos de corrupción que dañaron o hicieron olvidar la mística que dio origen y sustento a 80 años de este espacio político.

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