Uno de los principales temas del debate público en nuestro país, acaso el más urgente de todos, es el que demanda integrar las medidas tomadas para estabilizar las variables macroeconómicas con la evolución de los indicadores de la economía familiar.
Existe un consenso generalizado sobre la necesidad de superar el desafío de la inflación, que corroe de la peor manera las condiciones de vida material, en especial de quienes dependen de ingresos fijos: salarios y jubilaciones.
Al mismo tiempo, emerge como contrapartida la demanda de que esos ingresos sean suficientes al menos para garantizar condiciones dignas de subsistencia en los sectores menos favorecidos de la escala social. E incluso cada vez más también en los sectores medios.
Hay una expresión del habla popular que resume el sentido de ese reclamo: “Llegar a fin de mes”. Es decir, que los ingresos provenientes del esfuerzo económico de las familias permitan acceder a los consumos imprescindibles de bienes y servicios básicos.
Hoy junto al equilibrio macroeconómico debe incluirse como variable de primera magnitud el costo social de cada medida, su impacto ineludible en las condiciones de subsistencia de los sectores más postergados.
Una encuesta nacional realizada hace un mes por la consultora Reale Della Torre muestra que, así como al inicio de la gestión del presidente Javier Milei las preocupaciones sociales eran lideradas primero por la inflación y luego por la inseguridad, hoy la inflación ha bajado significativamente en el listado, la seguridad se ha mantenido, pero el primer lugar en el podio de dificultades sociales es que hoy no alcanza el dinero para llegar a fin de mes. Así el item "no le alcanza el dinero" se ubica en primer lugar con el 60%., mientras que la inseguridad preocupa en el 56% y luego viene el empleo con el 48,10%.
La consultora lo explica claramente al decir que "ocho de cada diez encuestados afirman que no les alcanza el dinero (78,9%), mientras que solo un 20,9% dice que sí. Sin embargo, existe un matiz central: el 32,5% declara que la inflación bajó, pero aun así no le alcanza; dentro de este subgrupo, el 62,5% mantiene una imagen positiva de Milei. Incluso entre quienes no perciben ninguna mejora, un 16% conserva una evaluación favorable".
Nunca antes había ocurrido que la principal preocupación de una mayoría por demás significativa de los argentinos sea el que, aun teniendo trabajo (incluso a veces más de uno), no se pueda llegar con el propio esfuerzo a cubrir las necesidades básicas durante los treinta días del mes.
Es por eso la insistencia cada vez más creciente acerca de la necesidad imperiosa de que el gobierno nacional acerque más sus ojos hacia la microeconomía, que es la indica como sufre el ajuste la sociedad en su vida cotidiana. Porque, así como se reconoce mérito de gestión de la presidencia Milei la baja muy importante de la inflación, el reproche acerca de las dificultades para llegar a fin de mes, se tenga o no se tenga trabajo, hoy cubre un espectro amplísimo de la población, que incluye, junto a los más postergados, a importantes sectores de la clase media.
Ese es, sin duda, el gran desafío que el gobierno debe encarar con energía sin esperar un minuto más.