En la UTN Regional Córdoba, sede del Tercer Congreso Argentino de Geología Aplicada a la Ingeniería y el Ambiente tuvo un momento especial cuando la geóloga mendocina Marita Ahumada subió al estrado. Con tono firme, presentó un trabajo que elaboró junto a la investigadora María Alejandra Jerez, titulado “La industria minera, un lugar de oportunidades para la mujer”.
Es el evento central de la conmemoración de los primeros 50 años de la Asociación Argentina de Geología Aplicada a la Ingeniería (ASAGAI) y reune a especialistas, investigadores, empresas y estudiantes de todo el país y la región (Brasil, Chile, Perú y Uruguay).
Allí, la reconocida geóloga expuso la necesidad de derribar prejuicios y abrir más espacios para la inserción femenina en una actividad históricamente masculinizada.
Redes y acompañamiento
Ahumada destacó el rol de Women in Mining Argentina (WIM), organización que impulsa programas de mentoreo, capacitaciones y espacios de escucha activa. “Las redes sociales y profesionales han sido una herramienta clave para que muchas mujeres encuentren un lugar en la industria”, explicó, mientras repasaba datos de encuestas realizadas en proyectos como Veladero, Gualcamayo o Agua Rica. Según esos relevamientos, el empleo femenino en minería creció un 3,7% entre 2017 y 2022, aun atravesando la pandemia.
Congreso Argentino de Geología
Tercer Congreso Argentino de Geología Aplicada a la Ingeniería y el Ambiente.
Desafíos pendientes
La especialista fue clara al subrayar que los avances conviven con obstáculos. Entre ellos, la falta de oferta educativa específica en varias provincias, la necesidad de mayor liderazgo femenino en puestos de decisión y la persistencia de los prejuicios sociales vinculados a la maternidad. “Muchas mujeres dejan sus puestos no porque quieran, sino porque el entorno no ofrece las condiciones necesarias para sostener sus carreras”, apuntó.
Un cambio cultural en marcha
Para Ahumada, la clave está en vincular la industria minera con la educación y la comunidad. Celebró los progresos logrados en materia de capacitación, espacios seguros y promoción de las llamadas “habilidades blandas”, fundamentales para trabajar en campamentos mineros. “La minería puede ser un espacio de desarrollo profesional y personal si se construye con responsabilidad, perspectiva de género y participación comunitaria”, concluyó, generando aplausos en la sala.