“Contar un poco en qué andamos es un buen disparador”, comentó Javier Díaz Caballero, líder de Comunicación de Grido. Un primer paso que profundizó una charla sobre la función social de la empresa y destacó que en cinco años en Mendoza se han instalado 100 heladerías sociales; luego habló sobre la evolución de la marca y su crecimiento internacional.
En nuestra provincia, esta cadena de heladerías por franquicias, la tercera más grande del mundo, encontró un contexto favorable para desarrollar su modelo de negocio. Por eso proyecta para 2025 la apertura de 10 nuevos locales, generando 500 nuevos puestos de empleo directo.
“Mendoza tiene una cultura barrial muy fuerte y eso encaja muy bien con la filosofía de Grido”, explicó Díaz Caballero. Los locales que operan en distintas zonas urbanas y suburbanas han acercado el producto al público y se han convertido en parte de la rutina de muchas familias.
Heladerías: inclusión y comunidad
Uno de los pilares de Grido es la cercanía, una relación que logra diferentes niveles y objetivos. Este modelo busca generar oportunidades económicas en barrios “más populares”. A través de microcréditos de tasas bajas, los micro emprendedores pueden abrir sus propios locales con una inversión inicial básica.
La empresa fortaleció su impacto social mediante la creación de un programa que fomenta el autoempleo, un modelo de gestión que —desde 2020— amplió la llegada de la marca a nuevas zonas. “Actualmente, este segmento demanda ocho millones de kilos de helado anualmente y tiene perspectivas de seguir creciendo”, advierte el responsable de Comunicación de la compañía, que pronto festejará sus primeros 25 años.
Estas heladerías, muchas de las cuales funcionan a través de la ventana de una casa de familia, fueron proyectadas bajo un esquema inclusivo. “Es un fenómeno que sumó 1.000 puntos de venta más en el país y tiene un fuerte compromiso con la comunidad. El 80% de estos pequeños emprendimientos son liderados por mujeres”, destacó Díaz Caballero.
Los locales se instalan con lo esencial: un freezer, acceso al primer stock de helados y algo de pintura. En Mendoza, “actualmente hay casi 100 heladerías sociales y 70 franquicias tradicionales distribuidas en la provincia. Son los franquiciados quienes apadrinan a los micro emprendedores; ellos les enseñan a administrar el negocio y a manipular el helado para evitar contaminaciones”, agregó el comunicador.
Las heladerías sociales también cumplen un rol comunitario. En muchas zonas se convierten en puntos de encuentro, replicando dinámicas de las grandes ciudades en contextos barriales. “En Santiago del Estero, por ejemplo, las heladerías se transformaron en espacios de reunión”, contó Díaz Caballero.
Javier Díaz Caballero Heladerías Grido
En Mendoza, “actualmente hay casi 100 heladerías sociales y 70 franquicias tradicionales distribuidas en Mendoza", comentó .Javier Díaz Caballero, líder de Comunicación de Grido. / Foto: Los Andes
Nuevos puestos de trabajo
La marca proyecta en Mendoza la apertura de 10 nuevas franquicias este año, dos de ellas ubicadas en Luján de Cuyo. “Este crecimiento genera empleo directo e indirecto; cada una de las franquicias cuenta con al menos cinco colaboradores, por lo que estas inauguraciones representarán la incorporación de 500 nuevos colaboradores a la red”, señaló el ejecutivo de Grido.
El consumo de helado en Argentina creció considerablemente desde la llegada de Grido al mercado. En sus inicios, el consumo per cápita era de aproximadamente tres kilos al año; hoy supera los 10 kilos por persona. “Este aumento refleja el cambio en la percepción del helado, que dejó de ser un producto estacional —antes las heladerías cerraban en invierno— para convertirse en parte de la cotidianidad”.
Díaz Caballero sostiene que las heladerías en muchos lugares de Argentina se han transformado en verdaderos espacios de reunión, “lugares donde la familia puede compartir un buen momento. Algo que hemos percibido con mayor claridad en los últimos cinco años, con el desarrollo de las heladerías sociales en zonas de logística difícil, donde estos locales han fortalecido su rol en las comunidades donde operan”.
Del know how a la cercanía
Grido, la cadena de franquicias que se fundó en Córdoba en el año 2000, se consolidó como la red más grande de Argentina y se ha expandido a nuevos destinos en América Latina. En sus primeros 15 años de vida, entre las cadenas de comercialización de helados, el share del mercado nacional ubicó a Grido en primer lugar, con una participación del 62,3%.
“Con 2.000 franquicias distribuidas en Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Perú, la empresa mantiene su visión de ofrecer helado accesible y de calidad”. La clave del crecimiento de la marca estuvo en la accesibilidad de precios y en la cercanía de los locales. “Grido logró posicionar el helado como un producto cotidiano, replicando estrategias similares a las de otras marcas masivas. La gente prioriza ciertos productos incluso en épocas difíciles, y el helado es uno de ellos”, afirmó Díaz Caballero.
La historia de Grido comenzó mucho antes de su fundación oficial a principios de 2000, con el aprendizaje del know how. Sus orígenes se remontan al trabajo de Lucas Santiago, quien comercializaba productos para heladerías en Córdoba. En los años 80, abrió su primera heladería, Marvic, en el barrio de Alto Verde. Sus hijos adolescentes colaboraban en el local, lo que les permitió entender el negocio desde adentro.
Esta experiencia cercana con los consumidores reveló un dato clave: existía una demanda insatisfecha en el mercado del helado. La familia identificó una oportunidad clave: el helado era un producto costoso y poco accesible para muchas familias. “Esta observación impulsó la idea de crear un modelo que democratizara el consumo, ofreciendo helados a precios más accesibles y llevando el producto a los barrios”.
El crecimiento se consolidó con la visión de Sebastián Santiago, hijo de Lucas, quien propuso expandirse mediante franquicias. Presentó una tesis sobre el tema y aplicó el modelo a Grido. “En dos años ya tenían 50 heladerías y al tercer año llegaron a las 100”, recordó Díaz Caballero.
Del éxito a crecer fuera del país
El éxito fue inmediato —cuenta el ejecutivo— y la expansión abarcó primero Córdoba, luego provincias vecinas y finalmente todo el país. La creciente demanda llevó a la empresa a trasladar su planta a un parque industrial, donde montaron una fábrica moderna con líneas automatizadas.
Grido también avanzó en su expansión internacional. Actualmente cuenta con franquicias en Chile, Paraguay, Uruguay y Perú, replicando su modelo de negocio en nuevos mercados. La empresa enfrenta el desafío de adaptar su estrategia a cada país manteniendo la esencia de su propuesta.
En paralelo, trabaja en iniciativas de sostenibilidad y optimización logística para reducir costos y mejorar la eficiencia. “El sistema de distribución fue clave para llegar a zonas alejadas sin afectar los precios”, concluyó Díaz Caballero.