El llanto del pueblo Calamar no cesa. Platense escribió la página más importante de su historia, al superar por 1 a 0 a Huracán de Parque Patricios y consagrarse campeón de la gran final del Torneo Apertura de la Liga Profesional.
Platense venció 1 a 0 a Huracán de Parque Patricios con gol de Guido Mainero y es el nuevo campeón de la Liga Profesional.
El llanto del pueblo Calamar no cesa. Platense escribió la página más importante de su historia, al superar por 1 a 0 a Huracán de Parque Patricios y consagrarse campeón de la gran final del Torneo Apertura de la Liga Profesional.
La final se jugó con dientes apretados, y el nerviosismo a flor de piel. Para ambos se trataba de una chance importantísima, y se notó durante el desarrollo del encuentro. En ese contexto, la pierna fuerte sobró y las oportunidades delante de los arqueros no fueron demasiadas.
Durante los primeros 45 minutos, el Globo arrimó peligro con un remate apenas desviado de Urzi, y a través de un centro venenoso de Mazzantti que nadie pudo desviar. El Marrón, por su parte, exigió a Galíndez con un cabezazo de Picco, y casi convierte con un tiro libre cercano de Taborda.
En el complemento, la tónica fue la misma. Recién a los 18' se movió el marcador. Un tiro libre del delantero Vicente Taborda buscó el segundo palo, y fue devuelto al área de cabeza por el defensor Ignacio Vázquez, para que el delantero Guido Mainero enganche la pelota con una volea fantástica, la coloque lejos del alcance del arquero Hernán Galíndez y ponga el 1-0.
A partir de ahí, Huracán fue puro corazón para ir a buscarlo aunque le faltaron ideas y creatividad. Platense defendió como pudo, con uñas y dientes, la ventaja. A los 33' pudo ampliar la cuenta con un remate de Rodrigo Herrera, pero salió alto.
De esta manera, el Madre de Ciudades explotó con un momento histórico para el elenco de Vicente López. Con la humildad de un equipo que hace poco sufría en el ascenso argentino, pero el convencimiento con el que dejó afuera a Racing, River y San Lorenzo, Platense coronó. Huracán quedó de nuevo en la puerta de la consagración, tras hacer un campeonato casi perfecto.