Dante Spinetta lanzó “Puñal”, en pleno parate consensuado de Illya Kuryaki and the Valderramas, un disco de desamor y divorcio, donde el cantante y guitarrista deja fluir su pasión por el hip hop y el R&B, pero también por la canción y el rock latino.
Luego de una separación de su ex pareja, Dante fue componiendo canciones muy solitarias que fue grabando casi solo en el estudio de la familia La Diosa Salvaje, aunque contó con la ayuda de Rafa Arcaute, hoy el tercer IKV, el bajista Mariano Domínguez y el baterista Pablo González.
El álbum recupera al Dante guitarrista, ya que gran parte del disco está grabado sobre una acústica bien al estilo flamenco, en la que el músico con su sonoridad se acerca al universo del puertorriqueño Robi Rosa, además de en algunos tonos de la voz, pero por sobre todo por el carácter psicodélico de esas piezas.
El disco tiene momentos souleros muy dolorosos y apasionados, aparece el ex Spinetta Jade Leo Sujatovich, con arreglos de cuerdas en la tríada tremendamente dramática “Eclipse”, “Soltar” y “Laberinto”; y también hay una cruza urbana con todo el funky y el hip hop que tanto le gusta a Dante.
El músico cuenta aquí sobre el disco y su futuro:
-¿Fueron saliendo las canciones en medio de la gira de L.H.O.N.?
- Un poco sí, pero ya tenía algunas melodías de antes. Inclusive, la canción “Soltar” y “Laberinto” las había demeado para “La Humanidad o Nosotros”. Pero ya las sentía como más para un proyecto solista y no eran exactamente así, sino algo que se iba gestando. Las canciones las fui haciendo en el medio de todo, de la debacle emocional y la felicidad de las giras.
Pero cuando arranqué a hacer el disco estaba en un momento muy con el corazón roto. Empecé a hacerlo ahí, abajo. Tenía más que ver con algo personal de sentirme desgarrado. Por eso “Puñal”, que es un arma de proximidad. La mitad del disco es esa cosa más personal propia y el otro tiene esa mirada que decís de la Ciudad de Buenos Aires, de la calle y de lo que está pasando en canciones como “Puñal” o “Pesadilla”.
- Cuando te pasa algo así personal, ¿un músico empieza a ver las cosas desde otro panorama?
-Cuando yo le perdí el miedo a mostrarme vulnerable salí de esa necesidad del rapero más indestructible porque el rap te monta de alguna manera arriba del Ferrari. Cuando te tenés que bajar y decir “no, yo estoy de a pie con los pies sangrando” y voy a hacer un disco que pase por canciones urbanas pero otras que no y ver lo que pasa alrededor, perder eso fue ganar porque me sentí mucho más completo.
Cuando soltás el manto del poder sobre vos te dejás ser como sos y creo que por eso dejé fluir canciones de amor desgarradoras. Casi me muero por desamor, yo me sentí así. Y creo que todo eso me hizo más fuerte.
-¿Cuáles son para vos las influencias en el rock hispano?
-Mi viejo y Fito. En “Pesadilla” hay algo de Fito conceptualmente, medio “Ciudad de pobres corazones”, tiene una tintura de eso y lo reconocí cuando lo hice. Pero mi viejo siempre fue lo que más me gustó. En este disco hay canciones que tienen algo medio spinettero y no reniego de eso. Al revés, tiene que notarse porque es mi sangre y porque es el más grande músico de rock en español y punto.
-¿Qué va pasar con IKV? ¿Qué hablaron con Emmanuel?
- Eso sigue estando ahí. Tenemos algunos shows este año pero el que viene vamos a estar abocados a nuestras carreras solistas. Después veremos qué pasa porque futurología no podemos hacer. No rompimos la banda, en eso los dos estamos de acuerdo con que no hacía falta romper nada. Es hacer la música que cada uno tiene ganas de hacer. Si es Kuryaki es Kuryaki, si no, es solista. Hay que fluir y ver qué pasa.