El país tiene que encarar reformas profundas para revertir el ciclo de estancamiento que soportamos desde hace tiempo, como, que desde el ciclo 1963-1974 no conocemos un período de esa duración sin recesiones.
Discursos como el de Milei en Davos para agradar a Trump sugieren el retorno de los brujos y el destierro de la ciencia; la superchería en lugar del conocimiento y la razón.
El país tiene que encarar reformas profundas para revertir el ciclo de estancamiento que soportamos desde hace tiempo, como, que desde el ciclo 1963-1974 no conocemos un período de esa duración sin recesiones.
Entre sus problemas están las reservas negativas por unos seis mil millones de dólares, importaciones sin pagar por unos quince mil millones y otros diez mil millones de dividendos pendientes de transferencia a los accionistas. Tenemos una balanza de pagos comprometida, ya que el anuncio del Candidato Milei que tenía una oferta crediticia de treinta mil millones de dólares fue una mentira de campaña, similar a las de los que él denomina la casta, aunque cada vez vemos más casta en el gobierno. Esto de los treinta mil millones se contradice con las gestiones para que el FMI libere diez mil millones, pendientes de liquidación, del crédito acordado en la presidencia de Mauricio Macri.
Para aliviar la necesidad de dólares anunció el gobierno una disminución temporaria de las retenciones, pero siempre que se liquide el 90% de las mismas en un plazo exiguo. No está de más recordar, que una dificultad de Juntos por el Cambio durante las elecciones presidenciales en el dialogo con los productores, fue plantear que las retenciones serían suprimidas gradualmente. Milei aseveraba que lo haría en cuanto asumiera, otra promesa incumplida y otra afectación a los derechos de propiedad, pues condicionar las retenciones a la venta en determinado plazo de la producción, es violar el derecho del propietario de vender su producto cuando lo considere conveniente, sin presión ni condicionamiento de un burócrata.
El levantamiento del cepo como la supresión definitiva de las retenciones está sujeta, dice el ministro de economía (el verdadero conductor de la economía) a la mejora de los ingresos de divisas y de los ingresos fiscales.
Es lo contrario diría Alberdi, liberemos la economía, suprimamos las retenciones y lograremos un boom exportador que nos dará divisas e ingreso fiscales. Por ahora el precio del dólar está manejado por la burocracia como ancla monetaria para controlar la inflación que disminuye, pero sigue siendo de las más altas del mundo. Un liberal en serio deja que el precio del dólar lo fije el mercado.
Decíamos que los problemas son numerosos, podemos agregar el déficit de la infraestructura básica, el problema de la calidad educativa y por supuesto la necesidad de preservar y mejorar la institucionalidad.
Por eso ha sido tan lamentable el discurso presidencial de Davos, que leyó, así que no inventen que fue mal interpretado o que no dijo lo que dijo, como afirma el jefe de gabinete heredado del kirchnerismo y otros lenguaraces de las palabras presidenciales.
Adjudicándose el rol de profeta de Occidente, cuestionó como si fuera un vocero del putinismo ruso o los clérigos iraníes los valores occidentales que nos distinguen, como son la evolución que desde los pensadores de la antigüedad y pasando por el renacimiento, la ilustración, las revoluciones liberales lograron una sociedad de personas libres y con iguales derechos,
Dime con quien andas y te diré quién eres, es un antiguo dicho. Poco liberal es ser socio de los nostálgicos del franquismo español o de gobernantes neo fascistas como Urban, Bukele y los neonazis alemanes financiados por su amigo Elon Musk, quiénes con el presidente Trump son el mayor peligro a la democracia que Occidente afronta desde la derrota del eje en 1945.
El presidente ha elogiado a la generación del ochenta, la generación que construyó un Estado que él pretende hacer desaparecer en vez de reformar, la generación de la promoción de la educación pública que en Davos cuestionó. Una generación que no dudó en construir ferrocarriles por su cuenta cuando el mercado no los quiso hacer, como también obras sanitarias y puertos y que en sus relaciones exteriores supo mantener su independencia como lo mostraron Roque Sáenz Peña y Quintana en 1889 en Washington en la primera conferencia panamericana.
Precisamente uno de los desafíos viene desde el gobierno de los Estados Unidos, por un lado el incremento de aranceles como se hizo en 1930 con la ley de Aduanas Smoot-Hawley, que al provocar una disminución del comercio internacional agravó enormemente la crisis mundial iniciada en 1929. También la propuesta de Trump de perforar en ese país para “inundar el mundo de petróleo” y desmoronar los precios puede afectar las esperanzas puestas en Vaca Muerta como proveedor de exportaciones.
La negación del cambio climático que expuso en Davos, siguiendo a los terraplanistas que rodean a Trump, posterga la transición energética y su secuela perjudica la explotación del litio y el cobre de la cordillera de los Andes.
Discursos que sugieren el retorno de los brujos y el destierro de la ciencia; la superchería en lugar del conocimiento y la razón.
* El autor es presidente de la Academia Argentina de la Historia.