Sí. No. No entiendo. Tan cierto como que somos un mar de conocimiento con un centímetro de profundidad, los periodistas hacemos lo que hacemos porque tenemos más preguntas que respuestas. Desde hace unos años las encuestas, ese dudoso termómetro para testear la temperatura de cualquier elección, se fueron corriendo de su eje natural y pasaron a ser un sondeo cotidiano que va desde lo esencial hasta lo más trivial. Algo así como: "¿Considera que la marcha de los jubilados fue un intento de golpe de Estado? o "En la separación de Wanda e Icardi, ¿quién debería hacerse cargo de los hijos? ". Es más, el resultado poco importa. Los números sí, para graficar el grado de respuesta del público opinador. La siempre citada frase de Eco lo pone más claro: "La estadística es la ciencia según la cual, cuando un hombre come dos pollos y otro no come ninguno, dos hombres comieron un pollo cada uno". De los temas esenciales no preguntamos ni nos preguntan, pero aún en caso de concretarse lo que no pasa es que esa información que suponemos medular se incluya en planes de gobierno o sea parte de la elaboración de una ley. Las únicas encuestas que interesan -lógicamente pagas- buscan ver cuánto bajó o cuánto subió la imagen presidencial o gubernamental, personajes que hay que "medir" para ver si tienen destino en la vida pública, palpar su temperatura social. Ponderaciones varias para un mismo objetivo: cuánto me muevo de mi bunker de poder. Encuestas que no nos harán: ¿Está harto/a de hablar de dinero todos los días de su vida por vivir en este país? ¿Bastan un buen resultado económico para permitirle todo a un Presidente? ¿Tiene sentido dedicarle el 80% del tiempo y la energía al trabajo? ¿Sólo en la política hay casta? ¿Alguna vez Argentina logrará la madurez política como no ser grieta o antigrieta? Preguntas retóricas mientras comemos el pollo que nos tocó en suerte. Si es que nos tocó.
Ni escucha, ni habla. Desde hace unos cuantos años la obra social de los jubilados cuenta con un centro de atención a los afiliados que se llama PAMI Escucha. Nombre que, por modus operandi y caprichos de unos y otros gobiernos, devino en un triste oxímoron. En la actual gestión, cualquier información que surja de o involucre al Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados nunca tendrá la palabra oficial de David Litvinchuk, el director ejecutivo del PAMI Mendoza y dirigente de La Libertad Avanza. Un funcionario que considera que no debe hablar ni dar explicaciones. Dígase que no es que deba hacerlo por imposición o capricho de los medios, sino porque lo amerita su responsabilidad como conductor de un espacio con fuerte impacto social por contener a un segmento etario tan sensible. Como informó Los Andes el 13 de marzo, el PAMI acumula más de $7 millones en multas por no aplicar la medida cautelar que dictó la Justicia Federal de Mendoza. Medida que le ordenaba a la obra social restituir la entrega de medicamentos gratuitos, beneficio que había restringido en diciembre pasado. Ni siquiera con este golpe económico a las arcas de la obra social de los jubilados (sí, de ellos, no de los funcionarios de paso), se consiguió que PAMI hable, aunque claramente tampoco escuche.
Lo que está en juego. El debate acerca de autorizar el uso de celulares dentro de las aulas no logra consenso total, más allá de que exista profusa biblioteca a favor y en contra. Esta semana, por caso, el colegio San Luis Gonzaga determinó que los alumnos de todos los niveles no tengan a mano el teléfono en horario de clases, salvo excepciones. Según un reciente estudio de Unicef, 8 de cada 10 adolescentes reconocieron conocer a alguien de su edad que ingresó a páginas o aplicaciones de apuestas online o casino virtual en el último año. El promedio de edad de inicio es de 13 años, lo que coincide con el inicio de la utilización de billeteras digitales. “Las apuestas online están generando una gran preocupación entre familias, docentes y personas adultas en general que observan cómo, por primera vez, existe un ingreso masivo de adolescentes al juego de azar", se lee en el informe. En Mendoza, un muy valioso estudio realizado por la UNCuyo sondeó en 2024 a más de 2.000 alumnos de secundarias y reveló que el 80% de los chicos que hizo apuestas online reconoció tener problemas con el juego. La alerta es que la mayoría dice haber pedido ayuda. Más allá de que estas apuestas conllevan problemas financieros, endeudamiento y hasta robos, es su salud mental la que está en juego. Esos adolescentes no son una entidad en abstracto; tienen familia, docentes, referentes adultos. Nadie de ese entorno mayor debería desentenderse de ellos. Cuidarlos es la verdadera apuesta.
Herederos del César. Habrá que recitar una vez más eso de que "la mujer del César no solo debe ser honesta, sino también parecerlo"cada vez que un político -mendocino o no- saque carnet de ofendido. El problema, lo que realmente les molesta cuando leen o escuchan acerca de ellos, no es que se vea lo que hacen, sino que se cuente. Y si se cuenta, de inmediato activarán la cadena de favores, sino para qué te sirve la inmunidad ad hoc. Les guste o no, son funcionarios públicos y deben rendir cuentas. Lo que comen, lo que compran, lo que pagan y lo que no pagan, todo debe poder justificarse. Trazabilidad a full. Si no les gusta que los tachen de corruptos o símiles, una de dos: no lo sean o demuestren que no lo son. (NDR: Al que le quepa la casta, que se la calce).
Maridaje de la semana. La misma AFA que pone entradas a casi 500.000 pesos activó -por fin- el modo solidario y tomó una gran decisión. Desde el viernes cada gol de Argentina en las Eliminatorias vale una casa para Bahía Blanca. Ojalá gritemos muchas viviendas.
* El autor es periodista y secretario general de redacción del diario Los Andes. [email protected]