25 de mayo de 2025 - 00:15

Entre la adhesión y la sumisión

El problema de Cornejo en una alianza con LLA es cómo mantener la propia identidad ante una marea con peluca que sólo pretende el encolumnamiento incondicional de quienes lo acompañen.

Envalentonados tras el ajustado, pero triunfo al fin, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), los libertarios dejaron en claro por todos los medios que el objetivo final “es pintar de violeta” todo el país. Una especie de obsesión por la unanimidad acorde con la concepción casi absolutista con la que Javier Milei ha ejercido el poder en este tiempo.

La victoria sobre el Pro, en su bastión porteño y lugar de nacimiento, dejó en claro quién lidera las preferencias del electorado de centroderecha; pero también, que la aspiración de compartir liderazgo con Mauricio Macri -o al menos agenda- se desvaneció tras convertirse en el primer oficialismo local derrotado en el año.

La misma pretensión de copamiento se traslada al resto del país, y en especial, a aquellos distritos aliados como Mendoza donde aún la suerte no ha sido echada. En pocas palabras, el esfuerzo que insume para Alfredo Cornejo un acuerdo que también lo satisfaga -más allá de las conveniencias de la Casa Rosada- se ha tornado más que importante, casi agotador. O lo que puede ser aún más riesgoso, menos conveniente en términos políticos si de ceder se trata para complacer a la Nación.

La Libertad Avanza (LLA) parece dispuesta a no bajar sus exigencias de lo que podría ser un acuerdo de los denominados “win-win”, pues estima hoy que, en un contexto de nueva polarización y nacionalización de la discusión política, lo que se viene imponiendo es el acompañamiento al presidente. Un dato objetivo que vinculado al desinterés de los que directamente “se desconectaron del sistema” (y ni siquiera van a votar), genera un viento a favor adicional para el oficialismo nacional.

Profesión de fe

Tal vez consciente de ese énfasis extra que requiere la tarea, Cornejo se encargó esta semana de dejar en claro -una vez más- que su decisión es cerrar un pacto electoral en la Provincia. Lo dijo en Buenos Aires, ante el “círculo rojo” empresarial, los funcionarios y la prensa nacional, como para que no quedaran dudas y el mensaje llegara a donde corresponde. Con un anabólico: resaltó la figura de Hebe Casado y acompañó su decisión de sumarse a las huestes mileístas. En el ajedrez, casi como quien cede una valiosa pieza propia, al caracterizar la movida como “el prolegómeno de un acuerdo con el radicalismo” de Mendoza.

Cuando los gestos y las palabras sobran sólo es necesario pasar a la acción. El problema es que Cornejo no tiene mayores indicios para avanzar sobre el rumbo imaginado, pues recién en estos días lo que aquí es una prioridad absoluta, empieza a aparecer en el horizonte del cronograma nacional. Aunque para ello, las definiciones, tal vez incluso deba esperar lo que suceda en la Provincia de Buenos Aires, donde la concreción de lo que en CABA fue imposible, está a un paso: un acuerdo más amplio del no peronismo.

El nuevo objetivo de la Nación es derrotar a Axel Kicillof y dejar así una clara sensación que las elecciones legislativas de octubre van en camino de la ratificación del rumbo, alejando fantasmas que pueden tener la potencia de poner en duda el recorrido. Allí, “el oficialismo está obligado a ganar…” apostó Cornejo como un nuevo gesto de trajinada predisposición. Y si en el camino se encadenan victorias provinciales, mucho mejor, agregan los libertarios.

¿Tabula rasa o sumisión?

Más allá de los tiempos y las formas, sobrevuela -aunque desde la Presidencia nadie ofrezca un guiño público- la idea de que finalmente la convergencia entre libertarios y el Frente Cambia Mendoza (CM) también será un hecho. En lo único que han concedido en estos días es en recordar la leyenda de la “tabula rasa”, una especie amnistía emocional que pueda ser capaz de recibir en LLA a cualquier dirigente político, provenga de dónde provenga, siempre y cuando “abrace las ideas de la libertad”. Una apertura de puertas de quien se siente ganador, un llamado al pie que Cornejo por ahora prefiere también evitar.

Y es allí donde la pretendida confluencia electoral encuentra algunos obstáculos, ya que si bien el gobernador valora -en general- el rumbo económico, plantea diferencias respecto del rol del Estado en asuntos clave como la salud o la educación, pero también en el protagonismo de la obra pública.

Justamente en este ítem, Cornejo se cansó de la desidia libertaria y decidió asumir con fondos propios el calamitoso estado de las rutas nacionales 7, 40 y 143, lo que le valió duros cuestionamientos de la oposición por no exigir que esas intervenciones las pague Milei. Paradoja mediante, el mismo camino de tomar el toro por las astas que decidió ahora Kicillof, para desconcierto de algunos peronistas locales, aunque con la salvedad que el bonaerense no busca un acuerdo con el presidente…

Claroscuros violáceos

Estas inconsistencias respecto a la necesaria reciprocidad que se esperaría de un aliado o de un proceso de sociedad en formación, abren dudas sobre la letra chica del eventual acuerdo en ciernes. O al menos de lo que la tradicional negociación política siempre ha establecido y que -nobleza obliga- el Presidente también ha venido romper, al caracterizarla como parte del lado espurio del vínculo entre la dirigencia. ¿O será que, en estas circunstancias, la tabula rasa implica la imposición absoluta de las condiciones, en este caso, la de los libertarios?

Y es allí donde Cornejo enfrenta inconvenientes adicionales. Entre otros, cómo sostener aquí un acuerdo que no sea visto como una claudicación, o cómo mantener la propia identidad ante una marea con peluca que sólo pretende el encolumnamiento incondicional de quienes lo acompañen. Sin medias tintas, ni prevenciones. A libro cerrado y sin mayor beneficio de inventario.

Aunque con dificultades e indefiniciones el pacto parece tomar color, algunas voces aquí intentan poner límites. Entre ellas, la de Ulpiano Suárez que ya avisó que él no se pintará “de violeta”. Probablemente muchos más radicales militen esa abstención colorimétrica. Como también, a muchos otros les pinte adecuar sus principios en pos de ganar una elección.

* El autor es periodista y profesor universitario.

* El autor es periodista y profesor universitario.

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