El 25 de febrero conmemoramos el natalicio de uno de los más grandes líderes de nuestra historia: el Libertador José Francisco de San Martín. Su visión y acción no sólo cambiaron el destino de nuestra patria, sino que también transformaron el rumbo de todo un continente. Luego de años de ardua preparación y experiencia, la fuerza de sus convicciones y su inquebrantable misión de libertad e independencia para América cambiaron el curso de más 300 años de dominación española en el continente.
A lo largo de nuestros 30 años de investigación y difusión, hemos sostenido que San Martín no fue un líder común, en tanto que su visión transcendía más allá de la lucha por un territorio; su liderazgo buscaba instaurar un conjunto de valores y virtudes cívicas que servirían como cimiento de las nuevas naciones libres poniendo énfasis en la ilustración y fomento de las letras con la herramienta definitiva de la libertad, más allá de los campos de batalla. Desde joven, durante sus años en el ejército español, mostró además de un gran profesionalismo y valentía una devoción profunda por la instrucción como medio para lograr la libertad de pensamiento y espíritu, convicciones que luego, años más tarde, lo llevaron a dedicarse de lleno a la causa independentista. Su valentía y determinación, lejos de ser impulsos momentáneos, eran reflejo de un compromiso genuino y perdurable con la libertad y la independencia.
Quizás, y visto con el prisma de los años, una de las claves del éxito de San Martín fue su capacidad para convencer y movilizar a los pueblos, desde una claridad y honestidad que inspiraban confianza y respeto. En la región de Cuyo, y particularmente en Mendoza, encontró un aliado inquebrantable en el pueblo, que se unió a su misión de liberación continental con fervor y determinación. San Martín, en su rol de Gobernador, transformó a Cuyo en una verdadera fuente de recursos y en el núcleo político para lograr la independencia. Su liderazgo no solo se basaba en sus capacidades y cargos militares y la autoridad que de ellos emanaba, sino también en su visión estratégica y sus habilidades y competencias para motivar a toda una sociedad a unirse en pos de un objetivo común.
La preparación del Ejército de los Andes en estas tierras no sólo fue un esfuerzo militar, sino una auténtica movilización social y cultural que unió a hombres y mujeres de todas las clases y edades bajo un mismo objetivo: la libertad e independencia. E l Cruce de Los Andes, una hazaña épica que hoy recordamos con orgullo, fue posible gracias a la colaboración y el sacrificio de estos valientes cuyanos, como el mismo Gobernador sentenciaba. El liderazgo y carisma, logró convertir a un ejército heterogéneo, formado en una tierra con pocos recursos en una fuerza unida y decidida a alcanzar el sueño de la independencia. Su estrategia metódica y sistemática, y su capacidad para anticipar los movimientos del enemigo a través de la magistral “guerra de zapa” demostraron una vez más que la verdadera fuerza reside en la preparación, la planificación y, sobre todo, en el trabajo y esfuerzo constante tras la convicción de la justicia de una causa.
San Martín supo ver en Cuyo una base estratégica para sus planes independentistas; así su tiempo como administrador y líder político no solo estuvo marcado por la preparación militar, sino también por la cohesión y el entusiasmo que logró entre los habitantes, y sobre todo los aportes más allá de los recursos disponibles. Bajo su guía, Mendoza, San Juan y San Luis se convirtieron en el corazón del esfuerzo libertador, y en la “fuente inagotable de recursos ” necesarios para tamaña empresa.
Por todo ello la figura de San Martín y especialmente su vida y su obra trasciende el ámbito del éxito geopolítico y militar. Su legado de virtudes cívicas, su integridad y su compromiso con la educación y el bienestar de los pueblos son ejemplos que siguen resonando en nuestros días. La vida del Libertador nos invita a reflexionar sobre nuestro propio rol en la sociedad, a valorar la importancia de los principios y a recordar que cada acción, por pequeña que sea, puede contribuir al bien común y a cambiar el destino de todo un pueblo. Mendoza, Cuyo y Argentina, así como otros países hermanos de Latinoamérica tienen su huella impregnada en cientos de sitios y bienes materiales e inmateriales, que nos recuerdan su obra y su legado, dignos de recorrer y que nos invitan a rememorar. Por todo ello San Martín, sin duda, es uno de los grandes ejemplos, en la historia de la humanidad, donde la determinación y acción de un líder cambió completamente el destino de su tierra y de todo un continente.
En este nuevo aniversario de su nacimiento, los invito a redescubrir la vida y obra de José de San Martín, a apreciar su legado y a inspirarse en sus virtudes cívicas. Que su ejemplo nos motive a ser ciudadanos comprometidos y a trabajar juntos por un futuro más justo y libre. El espíritu de San Martín vive en cada uno de nosotros, en la pasión por la libertad, la justicia, el equilibrio, el respeto, la honestidad y por sobre todo nos inspira e interpela en el deseo de un país y una región mejor, en definitiva, en el antiguo y perpetuo sueño de un mundo mejor.
(*) El autor es docente de la UNCuyo y escritor. Escribió el Libro: “San Martín, Modelo de Líder Americano”. Miembro correspondiente por Mendoza de la Academia Nacional Sanmartiniana.