24 de agosto de 2025 - 00:10

Durmiendo con el enemigo

En el acto de presentación de candidatos se podían advertir tres grupos bien diferenciados: cornejistas y funcionarios de la gestión provincial con cara de circunstancia, petristas en modo eufórico y libertarios resignados y expectantes.

Tras el convulsionado cierre de listas del oficialismo, que no sólo reveló la sorpresiva candidatura de Luis Petri, sino también su salida del radicalismo y su inmediata afiliación a La Libertad Avanza (LLA), "una extraña sensación, un presentimiento" -diría Gustavo Cerati-, sobrevuela en el cornejismo: traición.

Entienden que el ministro de Defensa planificó con la Casa Rosada un acting poco verosímil, que develó casi en simultáneo no sólo su cambio de partido, sino también su decisión a encabezar la lista del trabajoso acuerdo al que llegaron Javier Milei y Alfredo Cornejo después de meses de conversaciones.

De hecho, las imágenes de la firma de la ficha de afiliación a las Fuerzas del Cielo donde se lo ve sonriente junto a Karina Milei y Martín Menem, fueron difundidas el sábado 16, una vez que su candidatura ya estaba confirmada. Claramente, correspondían a los días previos.

Viejos fantasmas

Ese paso falso, más la sorpresa del combo “candidato + portazo", sembró suficientes dudas sobre el planificado manejo de los libertarios, en el límite del plazo legal. Casi como para que no quedara tiempo para la reacción frente a una sigilosa operación que logró su cometido: sorprender a Cornejo que esperaba un movimiento de estas características, pero más adelante. No en la previa de una campaña en conjunto, de la que desde el comienzo Petri quiere diferenciarse.

Una situación que revivió a los fantasmas nunca adormecidos de la desconfianza hacia el ministro de Defensa y su construcción local que se manifestó también el jueves en el acto de presentación de los candidatos en Andes Talleres.

Allí, las crónicas y los relatos de los presentes dan cuenta del particular clima que se instaló, donde claramente se podían advertir tres grupos bien diferentes: cornejistas y funcionarios de la gestión provincial con cara de circunstancia, petristas en modo eufórico y libertarios resignados y expectantes. Poco feeling para un trío.

Lo cierto es que la salida de Petri de la Unión Cívica Radical (UCR) supone no sólo una apuesta del sanmartiniano al pleno que le puede deparar la buena o mala estrella de Milei, sino que expone a sus seguidores, en especial los radicales de Mendocinos por el Futuro, a dar explicaciones cotidianas sobre su permanencia o no en el partido. En particular, aquellos con presencia en la gestión como Patricia Giménez de ProMendoza o Griselda Petri, vicepresidenta del Comité Provincia. Una actitud que también deberán internalizar aquellos petristas que por este acuerdo ingresen a la Legislatura o los concejos deliberantes. ¿Era necesario semejante desamparo para la tropa propia?

Al margen de esto, hay quienes se frotan las manos tras la decisión, ya que implica despejar el casillero radical en la carrera por la sucesión de Cornejo. Una situación que habilita especulaciones en torno de Ulpiano Suárez, pero también de otras figuras siempre expectantes como Tadeo García Zalazar o Martín Kerchner.

Y si bien en la semana el propio Cornejo consideró que la salida de Petri sería "inocua" pues se "iba con un aliado", en su fuero íntimo el gobernador sabe que aquel que lo desafiara en 2023 con su precandidatura, le asestó ahora un duro golpe que, si bien lo libera de sus esfuerzos por contenerlo, lo obliga a buscar contendientes capaces de enfrentarlo ya sea en una hipotética interna o en una elección general. Una tarea nada sencilla, al menos hoy. Probablemente más compleja después del 26 de octubre si -como radicales y libertarios imaginan tienen una victoria contundente-, e incierta en 2027 según la evolución de la gestión nacional. Inocua es el agua sólo si está bien potabilizada.

En la lógica de plebiscitar la gestión provincial y nacional explicitada en la presentación oficial de la alianza, los nuevos socios suscriben un contrato que no incluye el largo plazo. Por el contrario, se configura como una conjunción de maquinarias electorales potentes: el despliegue territorial cornejista y la imagen del modelo presidencial de clara pregnancia en el electorado mendocino. Una vez cumplida su razón de ser (ganar la elección) la sociedad bien podría disolverse si las circunstancias así lo exigen, dejando la promesa de blindar las gestiones de Nación, provincia y municipios en una simple expresión de deseos.

Sobre llovido

A las incógnitas que dejó el fugaz cambio de sello de Petri, se suma la no menos traumática imposición de Álvaro Martínez en la lista de Diputados nacionales.

El hombre que responde a Omar De Marchi, es junto a su jefe, un más reciente acérrimo crítico de Cornejo. Así lo expresó sólo hace dos años cuando el Pro salió de Cambia Mendoza (CM) para conformar la fallida Unión Mendocina (LUM).

Por lo pronto, y pese al mal trago que su presencia ocasionó en Casa de Gobierno, el gobernador no se privó de recordar que -salvo ese lapsus- venía del mismo frente al que ahora regresa como libertario. Y que la banca que intenta sostener la obtuvo por CM... Demasiadas explicaciones para un derrotero político plagado de saltos, que como un bumerán, ahora volvió a donde él no quería, ni donde no lo quieren... aunque la política suele obrar milagros eso no significa que el rencor desaparezca.

“El silencio es una respuesta…” fue su única expresión cuando le preguntaron si no veía una contradicción entre sus críticas a Cornejo y la aceptación de un lugar en su armado. Pese a la evasiva, y más que nunca, el que calla, otorga.

De hecho, la incomodidad que Martínez transmitía contribuyó a transformar lo que debía ser una fiesta en un evento de estricto compromiso y tensión.

Matrimonio por conveniencia

En la misma mesa de presentación de los candidatos, Cornejo compartió cartel con Petri y sus ambiciones; Facundo Correa Llano, el empoderado referente de LLA en Mendoza, pero el mismo que bloquea el ingreso de Hebe Casado al partido, bajo la sospecha de ser una liberal demasiado cornejista. Y, como se dijo, con un Martínez deseoso de borrar las memorias para no sentir in situ la mala vibra de sus antiguos/nuevos socios.

En fin, da la sensación que el sinuoso catálogo de argumentos que sostienen el acuerdo de radicales y libertarios no es más que un precario equilibrio de fuerzas, pero también de protagonistas recelosos. Ya sea por sus diferencias, que existen más allá de las coincidencias macro que aducen para la tribuna. Pero también porque inexorablemente, superado el test electoral, empezarán a convivir.

Por ahora, el noviazgo incipiente aparece plagado de señales confusas y cuando no contradictorias, poco alentadoras sobre el futuro del vínculo.

Así las cosas, y como en las películas, es muy difícil conciliar el sueño cuando muy cerca puede estar acechando el enemigo.

* El autor es periodista y profesor universitario.

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