Criptcoin, el kirchnerismo va por la destitución de Milei y dañar al Estado

Milei se equivocó y sus asesores también. No es de su función como presidente difundir una moneda que no sea divisa internacional. Pero no ha tenido ánimo de lucro, ni intención dolosa, ni ha habido fraude ni adquirido monedas no convencionales. Tampoco existe mala fe ni prueba alguna que lo incrimine.

¡Las minorías pretenden acabar con Milei!. Solo les importa destituirlo. ¡Que vuelve el kirhnerismo, que surgirá una demanda en dólares contra el Estado, que retorna la inflación, que la decadencia nos espera, que no tendremos otra oportunidad, que volveremos a ser rechazados por el mundo, etc! ¡No importa, Milei debe ser destituido!

Las criptcoins son ahora la causa y ayer fueron otras. Las afirmaciones de Milei, dicen las minorías, sobre estas monedas han perjudicado a cientos de inversores en millones de dólares y por tanto la comisión de juicio político debe funcionar y llevar al recinto al presidente para ser destituido. ¿Es tan así de verdad?

Veamos. Los compradores de este tipo de monedas son “inversores de alto riesgo” y apuestan a las grandes ganancias. A veces se dan y otras no. Pero ellos lo saben muy bien. Cuando no tienen suerte compensan con las inversiones favorables a gran escala. Son plenamente conscientes de esta “timba” enorme, de modo que la pérdida que habrían tenido ahora sería un mero accidente subsanable. Jamás reclaman judicialmente por sus pérdidas igual que los jugadores del casino, porque esta es la esencia de este tipo de apuestas: se gana y se pierde por igual y está probado que mucho más se pierde. Es cierto el dicho popular “de enero a enero la ganancia es del banquero” pero a los ludópatas no les interesa, juegan y pierden, todo lo que tienen y a veces más, quedando siempre en la ruina.

Milei se equivocó y sus asesores también. No es de su función como presidente difundir una moneda que no sea divisa internacional. Pero es bocón y está en su ADN hacerlo.

No ha tenido ánimo de lucro, ni intención dolosa, ni ha habido fraude ni adquirido monedas no convencionales. Tampoco existe mala fe ni prueba alguna que lo incrimine. Ningún inversor de alto riesgo define su apuesta en base a lo que diga u opine cualquiera, aunque sea el presidente. Por tanto, el delito queda descartado. Entonces los destituyentes deben recurrir a otra herramienta para justificar un juicio político. Por vía de hipótesis supongamos que logran llegar a este proceso destituyente. Entonces comienza la fiesta para los timberos inversores.

A esta altura de los acontecimientos ya han asumido sus pérdidas. Pero con el juicio político se les presenta una nueva oportunidad que no la esperaban. Se la regalan los destructores opositores locales, flagelos del país que no merecen nuestro respeto. Irán a tribunales y demandarán conjuntamente a Milei y al Estado Argentino porque como presidente, lo representa según la teoría del órgano. Y así se cierra el círculo. Ya se los ha presentado por el kirchnerismo y los populismos de izquierda como las víctimas del accionar del presidente. De lograr éxito Argentina deberá afrontar el pago de los cientos de dólares que esta falsa jugarreta habría producido.

Frente a esta artimaña los jueces, que no todos han demostrado tener solidez en su formación jurídica y lamentablemente no gozan del respeto general, podrían resolver cualquier estropicio. Sería así un nuevo saqueo a la Nación. La obra del kirchnerismo y la izquierda irresponsable y populista estaría concluida con éxito.

Estas dos expresiones políticas son un verdadero flagelo para la democracia. Enferman al país actuando como virus y bacterias y por tanto, es necesario extirparlas.

El Congreso será la caja de resonancia para los desastrosos fundamentos de los malos jueces que pueden actuar en estos eventuales procesos de los timberos en monedas no convencionales. ¿Este show vacío de seriedad y responsabilidad es parte y puede ser parte de la democracia? Los argentinos de bien sabemos positivamente dos temas fundamentales. Uno, que el kirchnerismo no actúa ni lo hizo nunca para bien del país sino para destruirlo y enriquecerse delictualmente algunos de sus integrantes, condenados y en prisión, o en estado actual de proceso en curso. Otro, que la izquierda dura –el kirchnerismo también es de izquierda– nunca acompaña al perfeccionamiento de la democracia sino permanentemente a la oposición, logrando algunos ingresos, en el Congreso y en las legislaturas o con el número de votos obtenidos en cada elección.

¿Entonces, qué hacemos intertanto? ¿Continuamos en esta actitud pasiva inoperante o utilizamos la democracia para poner las cosas en su lugar? Y el Presidente Milei ¿recapacita en su enorme responsabilidad comenzando a actuar como tal y no como lo hace ahora con frecuencia, peleándose como “chiquilín de barrio en trifulcas callejeras”? No tenemos ni tiene Milei opción. Todos debemos actuar en el sentido correcto.

Señor Presidente, tiene Ud la oportunidad de sepultar definitivamente nuestra decadencia secular. ¡No la desperdicie por errores menores pero que nos frustrarán a millones de argentinos!

* El autor es doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales.

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